Juvenal Balán En entrevistas y encuentros con la prensa especializada, ella lo afirma y reafirma una y otra vez: “Mi vida es actuar”. Su nombre: Paula Andrea Alí Rivera (26 de enero de 1938). Pero en el mundo artístico y para el público que no cesa de admirarla es, simplemente Paula Alí.
En una muy breve semblanza se precisa que su quehacer, muy extenso, por supuesto, comenzó en 1959. Su primer trabajo estuvo relacionado con el modelaje, nada más y nada menos que para la televisión.
Pero un poco después de esos inicios se le empezó a ver en el emblemático Teatro Martí, sitio señero de la cultura nacional, pues en el afamado coliseo se hacía teatro vernáculo. Allí tuvo la oportunidad de adquirir experiencia con toda una pléyade de actores y actrices que ya brillaban con luz propia en ese gustado y difícil género de las llamadas artes escénicas.
A Paula le sonreía la buena fortuna, no de gratis, sino mediante horas y horas actuando y bebiendo los saberes de destacados histriones. Estaba decidida a ir por más, y en la década de los 70 se sumó a otro notorio colectivo, denominado Teatro Estudio.
En esa destacadísima institución teatral, catalogada por los especialistas como “una de las más prestigiosas de Cuba”, en la cual se ha mantenido hasta los días actuales, mucho representaron para Alí las enseñanzas que recibió de los relevantes teatristas Raquel (primerísima actriz y directora) y Vicente Revuelta.
Es conocido además, sus vínculos de labor —en los últimos años— con otro de los grupos punteros del teatro cubano: El Público, bajo la tutela del actor y director Carlos Díaz.
En su ya larga carrera en los escenarios cubanos y foráneos, Paula Alí ha realizado en el teatro 16 trabajos; para la televisión ha laborado en siete telenovelas, dos teatros y seis teleplays; su arte ha brillado, también, en programas humorísticos.
Vale destacar, entre muchas contribuciones: La casa de Bernarda Alba, La señora Ana muestra sus medallas, Aire frío, Santa Camila de la Habana Vieja, Una mujer sola (monólogo) y Yerma; así como El año que viene, Las huérfanas de la Obrapía, Salir de noche, El almendrón, Dos Romeos para una Julieta, Punto G y ¿Jura decir la verdad?
Su impronta en la denominada pantalla grande, el cine, puede apreciarse en una docena de películas, siempre bajo la égida de renombrados directores. Se le recuerda en Cartas del parque, El elefante y la bicicleta, Guantanamera, Amor vertical, Miel para Oshún y Perfecto amor equivocado.
Curiosidades
• “El recuerdo que deja un libro es más importante que el libro mismo”, bella sentencia rubricada por el bardo Gustavo Adolfo Bécquer.
• La humanidad recibió con beneplácito, en 1860, un trío de importantes eventos: el linóleo, el motor de explosión y el rifle de repetición, debido al intelecto del inglés Frederick Walton, el francés Etienne Lenoir y el norteamericano Oliver Fisher Winchester, respectivamente.
• Un trabajador adulto que realice fuertes faenas suda unos cuatro galones por día. Pero lo más curioso es que la mayor cantidad de ese sudor se evapora antes de que la persona se dé cuenta de que está ahí.
• Bucéfalo, amigo internauta que lee estas líneas, fue el nombre del caballo que perteneció a Alejandro Magno. Domado por el conquistador, según la leyenda, se cuenta que, jinete en equino, conquistó lares colindantes con el Mar Mediterráneo, el Negro y el Golfo Pérsico. Llegó, según los entendidos, desde Grecia hasta la India.
• ¡Vaya usted a saber! En Inglaterra, hasta 1884, una fémina podía ser condenada a prisión por negarle el sexo a su marido.