Tomada de Ecured Los tamales son, unos de esos platos que se convierten en presencia fija, sobre todo, en fiestas populares, cumpleaños y, en la generalidad de las mesas sabatinas y dominicales en Cuba; y, ¿por qué no?, en la de otros países.
Casi que es un ritual la preparación del sabroso y nutritivo manjar. Uno comienza por la compra de las mazorcas, luego el despaje, el saque de los granos y su molienda, la selección de las hojas y, por supuesto, del relleno: empellitas, o chicharrones, o pequeños trocitos de carne de cerdo, y, si no, un buen sofrito. Al final la envoltura, el agua hirviendo y aguardar, pacientemente, 45 o 50 minutos, para servirlos bien calienticos.
Me inspiró esta pequeña crónica el escuchar por la emisora Habana Radio, en frecuencia modulada, un número musical en el programa La Vitrola, titulado Olga, la tamalera; sí, esa misma “la que cocina que se pasó”.
Resulta, amigas y amigos de la Gran Red de Redes, que la “famosa” cocinera es —era— un personaje de carne y hueso, oriunda de la Perla del Sur, y, más adelante, con pase hacia la capital de todos los cubanos: La Habana.
A propio intento entrecomillé el adjetivo famosa. Es cierto que ella logró esa categoría, que no fue precisamente por la alta calidad de los tamales que hacía. Tenía este escribidor una prima habanera que cuando yo iba allá, hablaba mucho de los “ricos tamales de Olga”. Pues sepan ustedes que la mencionada fama le llegó gracias a una composición del flautista Fajardo, director de la orquesta que llevó su nombre y que grabó la Orquesta Aragón, titulado Olga, la tamalera, aunque también le decían “Los tamalitos de Olga”, porque lo cierto es que “pegó” y de qué manera, en el gusto popular, sobre todo de los buenos bailadores. En una de sus partes decía así: Olga la tamalera/ cocina que se pasó/ los vende con pimienta/ y el que los prueba/ se come dos.
Por supuesto que Olga comercializaba sus ricos tamales en hoja, pero según una de las fuentes consultadas, nunca los pregonó, por supuesto, ni tocaba a las puertas en busca de posibles clientes, sino todo lo contrario: tocaban a la puerta de su casa —la de Olga— para comprarlos o para encargarlos con anticipación. Ella lavaba bien la masa molida, también molía la carne de cerdo y le daba sus toques de sal y pimienta; amén de otras especias.
Lo cierto es, amigos internautas, que Olga pasó a la historia de las costumbres populares, como otros que, en diferentes oficios o profesiones, enriquecen la cultura cubana.
Curiosidades
• Se denomina año al espacio empleado por nuestro planeta en su movimiento de traslación. Puede ser sideral o sidéreo, si se cuenta a partir de una estrella determinada, y es el que cuenta con 365 días, 6 horas y nueve segundos; y trópico o solar, si se cuenta el tiempo que tarda el Sol en su aparente traslación en pasar dos veces consecutivas por el punto aries del zodiaco. Entonces su duración es de 365 días, cinco horas y 46 segundos.
• No lo olviden; conozcan que cuando realizamos un esfuerzo físico las demandas energéticas y el déficit de oxígeno se incrementan, y se lleva a cabo en el músculo un proceso de fermentación. Si este esfuerzo es mantenido, se produce mucho lactato, el cual es tóxico y provoca la conocida fatiga muscular.
• Aunque usted no lo crea, puede aseverarse que en este convulso y lastimado planeta Tierra viven, nada más y nada menos, que unas 500 especies de pulgas, las cuales conviven con animales de sangre caliente. Añada a su acervo este otro dato: el único animal que no tiene pulgas es el mono.
• Singapur era, hace ya cierto tiempo, un buen mercado para comercializar el polvo obtenido de los cuernos del rinoceronte. Entonces había que pagar unos 50 000.00 dólares por ¡solo una libra! ¿Por qué tan caro? Pues nada más y nada menos porque se consideraba que tenía propiedades incendiarias para el amor, si este se prepara en forma de poción.
• “Una injusticia hecha a un individuo es una amenaza hecha a toda la sociedad”, aseveró el pensador francés Charles Louis de Secondat, Barón de Montesquieu (1689-1755).