Ñico Saquito, trova y canción social

“Mis canciones nacen de un dicharacho, de un cuento que oigo en cualquier lugar, de un chiste y, por supuesto, de las alegrías y sinsabores que me han sobrevenido en algún momento de la vida. Pero todas, completamente todas, tienen raíz popular…”.

Este fragmento pertenece a Benito Antonio Fernández Ortiz (1901-1982), aunque bien temprano perdía su nombre y apellidos por el apodo que siempre lo acompañó: Ñico Saquito. El sobrenombre tuvo origen en su etapa de pelotero, cuando alguien que disfrutaba de sus atrapadas comentó así: “No se le va una pelota, parece que tiene un saquito en la mano…”.

Pero la fama que llegó a alcanzar la ganó como trovador, tal vez siguiendo el ejemplo de su progenitora y su tía, quienes a dúo deleitaban al joven.

En el mundo artístico del tiempo que le tocó vivir le llegaron a identificar como el Reportero Nacional de Cuba, por las diferentes aristas que él tomaba del mundo que le rodeaba, como hacían otros trovadores y compositores de música popular; conocido ejemplo de ese quehacer lo son Juan Formell, Tony Ávila…

Debo aportarles un dato curioso: de su númen creador brotaron nada más y nada menos que 500 composiciones, de los más variados géneros, incluyendo, como aparece en varias notas biográficas, el campesino.

Especialistas en la obra del inspirado cantautor santiaguero coinciden al opinar que sus canciones son “las más graciosas crónicas costumbristas de la isla grande del archipiélago cubano”.

Su carrera como trovador marca el inicio en 1928 como director y voz segunda del llamado Cuarteto Castillo. Más tarde se le vio como miembro del grupo Trópico Oriental, con el que descubrió a la capital cubana. Se conoce que luego regresó a su natal Santiago de Cuba, donde le dio vida a los famosos Guaracheros de Oriente y hacen grabaciones no solo en Cuba, sino en Puerto Rico y Venezuela.

A Ñico Saquito siempre se le distinguió por el apego al terruño. Una información señala que él vivió fuera de su patria hasta 1960. Cuando su grupo decidió permanecer en el exilio, retornó y continuó haciendo sus crónicas musicales para el disfrute de quienes en el caimán antillano aman y construyen.

La afamada Bodeguita del Medio fue el lugar en que laboró hasta su muerte, según la periodista Guadalupe Youjar Díaz.

Sus emblemáticas canciones permanecen en el gusto popular de nacionales y foráneos. Muchas han sido incorporadas a los repertorios de populares agrupaciones e intérpretes.
También han sido perpetuadas en varias películas. Varios de los títulos de sus composiciones son Al vaivén de mi carreta, No dejes camino por vereda, La negra Leonor, Yo no escondo a mi abuelita, Cuidadito, Compay Gallo, Chencha la Gambá, María Cristina, Facundo y la luna, Ya Don Rafael habló, Jaleo…, entre muchas más.

Curiosidades

• Recuerde amigo internauta, que alterar significa más que cambiar. Se cambia de vino bebiendo jerez por oporto, pero se altera el vino echándole agua. El cambio es mutación, la alteración es bastardía. Se cambia la forma, se altera la sustancia.

• “Odiar, es un despilfarro del corazón, y el corazón es nuestro mayor tesoro” sentenció el escritor y guionista de cine y televisión español Noel Clarasó (1899-1985).

• Campeón mundial de billar, nada más y nada menos que en 18 ocasiones consecutivas, lo fue el cubano Alfredo de Oro. Esos resultados los acumuló a partir del año 1891.

• En la antigua Roma, las leyes sancionaban con bastante severidad a los comisores de actos de adulterio, condenándolos a amputarles su ¡¡¡nariz!!!

• La locución latina corpus delicti significa “cuerpo del delito”, o sea, cada uno de los objetos que guardan estrecha relación con la consumación del hecho delictivo.