La Marquesa: “Solo un billetico, señores”

15 matrquezaTomada de Cubaperiodistas Hay personajes —muchos de ellos fuera de sintonía— que poblaron, y lo hacen aún, las avenidas, calles y barrios de las grandes y pequeñas urbes y, ¿por qué no?, nuestros asentamientos poblacionales más humildes.

Este escribidor recuerda a algunas y algunos que fueron época en la capital de todos los avileños: Tres Pelos, El Alcalde sin Dinero, Estela la del Bulto, Teté la de la Peseta; Mimias, así a secas, entre otros.

Gracias a Cundo, mi colaborador de siempre en eso de desapolillar veteranos infolios, quien por estos días me hizo una visita —y no de cumplido—, y al portal Ecured, les traigo a las amigas y amigos de la Gran Red de Redes, la semblanza de una de estas personas que, con su mente obnubilada, sabe Dios por qué infortunio, se creía y así se identificaba, La Marquesa de La Habana.

Su nombre —con el que fuera inscrita— era Isabel, con el apellido de Veitía. Aunque, a decir verdad, según testimonios de la época, ella, con cierto garbo en sus decires fantasiosos, imprecaba a sus interlocutores que ignoraran aquel Isabel Veitía, y que la identificaran, vaya usted a saber el porqué, solo como La Marquesa.

Les transcribo una brevísima descripción de su persona: “Era en vida una frágil personita, negra, de poca estatura, cortica y ancha, y, eso sí, bien real con ese talante. Y, por supuesto, de sangre azul nananina”. Por encima del hombro, me recuerda Cundo que a esta “dama de alcurnia real” se le podía localizar por los amplios senderos del histórico Parque Central de la capital de todos los cubanos, sitio al que acudían, diariamente, una buena cantidad de visitantes foráneos.

Otra de sus inveteradas costumbres lo era presentarse por las oficinas allí existentes, con preferencia por las de la aseguradora Gogoy-Zayán, pues allí le encargaban la búsqueda de café recién colado con leche y el inevitable pan con mantequilla. Les puedo casi asegurar que La Marquesa también desayunaba.

Se convirtió en costumbre, además, tomarle a Su Alteza fotografías —previa identificación— con su título nobiliario. Les narro, según reseña una añeja crónica, que se acicalaba para tales ocasiones con sombrero, chalina, carterita y otros.

Entonces utilizaba su vis cómica, algún chiste de gusto dudoso que le sacaba las carcajadas a los turistas que, a velocidad de la luz, apresaban su imagen en el celuloide de los negativos, no sin antes escuchar, a la vez que La Marquesa abría su carterita: “Billetes, señores, billeticos, que mi condición no me permite aceptar monedas”.

Curiosidades

• En el circo romano, la sangre que manaba del gladiador triunfante devenía preciado tesoro para los asistentes, quienes mantenían que ese vital líquido proporcionaba suerte y bienestar físico.

• La primera vuelta sin escalas al planeta que habitamos los humanos, fue protagonizada en marzo de 1999 por los osados Brian Jones y Bertrand Piccard, quienes, al mando del globo Boesting Orbiter III, recorrieron 42 800 kilómetros en nada menos que 19 días.

• Sepan que el azúcar alimenta inmediatamente. ¿Por qué?, se preguntarán ustedes. Pues simplemente debido a que el intestino absorbe la sacarosa con gran rapidez.

Hiparco de Nicea fue un relevante astrónomo de la antigüedad que precisó los equinoccios. A este sabio se le considera el fundador de la Trigonometría.

• La locución italiana dolce far niente significa dulce ociosidad u holganza, mientras que la locución latina sui generis significa de su género, de su especie; es decir, que no puede confundirse con otra cosa, que es especial. Por ejemplo: “Esta flor tiene un valor sui géneris, es decir, que no se parece a ninguna otra”.

• “Respetamos demasiado nuestra causa para mancharla con la barbarie y la cobardía”, sentenció el patriota cubano Calixto García Íñiguez (1839-1898), quien participó en las tres guerras independentistas. Ostentó el grado de Mayor General del Ejército Libertador.