La asesina más letal de la Gran Bretaña del siglo XIX

Mary Ann CottonTomada de https://blog.britishnewspaperarchive.co.uk Las féminas, amables internautas, cuando se lo proponen, hacen cosas insospechadas, sino lo cree, lea esta síntesis de Mary Ann Cotton (1832-1873), también conocida por los apellidos Mowbray, Robinson y Ward, quien fue una enfermera y ama de llaves, sospechosa de envenenar nada más y nada menos que a 21 personas en la Gran Bretaña del siglo XIX.

Conozcan las amigas y amigos de la Gran Red de Redes que Mary Ann creció en el condado de Durham, al noreste de Inglaterra. Refieren fuentes consultadas que se fue de casa a los 16 años para trabajar como enfermera, pero regresó tres años después y se convirtió en modista.

En 1852 se casó por vez primera con William Mowbray, con quien, en la década siguiente tuvo ocho o nueve hijos, no se precisa, —por la falta de certificados de nacimiento y defunción—, que también deja muchos detalles de la vida de Mary Ann abiertos.

Se mudaban con cierta frecuencia, pero, alrededor de 1856, la familia se instaló en Hendon, condado de Durham. Tres hijos sobrevivientes y William fueron beneficiarios de una póliza de seguro contratada por el padre, preocupado por la muerte de los vástagos, quienes, al parecer fenecieron de “fiebre gástrica”, una enfermedad común en la época, con síntomas similares a la intoxicación por arsénico.

No obstante, la fiebre gástrica, ocho años más tarde, cobraría la vida de William y también, poco después, la de otros dos niños. Mary Ann recibió el dinero del seguro y... dejó a su hija al cuidado de su madre.

Otra fuente refiere que Mary Ann trabajó, posteriormente, como enfermera en un hospital cercano a Sunderland, y una vuelta al sol después se casó con George Ward, un paciente del centro de salud, que murió al año siguiente y por supuesto, ella cobró el dinero de otra póliza de seguro. Así como zumba y suena.

Encontró trabajo como ama de llaves para James Robinson, un viudo con cinco hijos, uno de los cuales, solo unas semanas después de su llegada, sucumbió, nada más y nada menos que a una fiebre gástrica. Al otro año, lo hizo su propia madre, la hija que se trajo a vivir con ella, y dos de los hijos de Robinson, también. No obstante, se casó con Robinson y tuvieron dos hijos —solo uno sobrevivió.

El esposo descubrió que Mary le robaba y comenzó a sospechar, pues habían sido reiteradas las solicitudes de la fémina para que contratara una póliza de seguro de vida y también acumulaba enormes deudas. Pero aunque la echó, no tuvo tiempo de actuar y se convirtió en otra víctima.

Experta en viudos, conoció a Frederick Cotton, que era hermano de un amigo suyo. La pareja contrajo nupcias y, como viuda de Robinson, tanto los dos hijos de él como otro nacido de esa unión, —que no resultó muy larga—, pasaron a formar parte de la familia.

De Frederik heredó el apellido con el que ingresaría en los registros criminales y su seguro de vida, tras morir envenenado junto a sus pequeños, todos —supuestamente— víctimas de la misma enfermedad. Una vez más, amables internautas, ¿quién piensan ustedes que recibió un pago del seguro?  Pues nada más y nada menos que Mary Ann.

Cansada de los esposos, se reunió con un antiguo amante, Joseph Nattrass. Al fallecer este, le dejó sus escasas pertenencias. Y más temprano que tarde, ella quedó embarazada de otro hombre, John Quick-Manning.

Las versiones difieren, pero se conoce que bromeó con Thomas Riley, un administrador comunitario local, responsable de la asistencia a los pobres, diciéndole que no podía casarse con Quick-Manning debido a su hijastro de siete años, Charles Edward Cotton y añadió: “No tendré problemas por mucho tiempo”.

Fue ese mismo funcionario quien, —después de que el niño murió—, notificó a la policía y ahí se produjo el final de su carrera criminal. ¡Al fin!

El médico que había asistido al niño volvió a examinar las muestras que había guardado del cadáver y ¡sorpresa!: contenía restos de arsénico. Las autoridades también exhumaron los cuerpos de Nattrass y otros dos niños Cotton, y se determinó que todos habían sido envenenados con arsénico, ¡Increíble, pero cierto!

Esta viuda negra —con el perdón de la araña— fue acusada del asesinato de Charles Edward Cotton y mientras estaba en prisión, en enero de 1873, tuvo una hija; esa niña, que al parecer era su decimotercera hija, y otra descendencia, fueron los únicos que sobrevivieron a su madre.

En el juicio efectuado contra ella, la defensa alegó que Charles había inhalado polvo de arsénico del tinte para papel tapiz, una explicación concebible, pues el arsénico era común en muchos artículos domésticos, pero la fiscalía demostró con pruebas irrefutables su culpabilidad, en particular, en las otras muertes relacionadas con el arsénico.

También, la prensa británica investigó su vida y descubrió, —para su desgracia—, todos los maridos e hijos que habían ido cayendo a su lado, a causa de las famosas “fiebres estomacales”, a lo largo de dos décadas, por lo tanto, fue declarada culpable y condenada a muerte.

Dicen las fuentes consultada que fue ahorcada por un “torpe y notorio verdugo”, quien no colocó la trampilla suficientemente alta, lo que lo obligó a presionarle los hombros. No murió instantáneamente esta  enfermera que acabó con sus víctimas sin ningún tipo de compasión ni remordimiento.

El más certero motivo de sus crímenes está estrechamente relacionado con el cobro de los seguros de vida de sus maridos. Algunos afirman que esta inglesa fue la primera asesina en serie de Gran Bretaña. Su currículo criminal incluye a ¡21 personas!: entre los que están cuatro esposos, 11 hijos y dos amantes, por lo que fue considerada como la asesina más letal del país, en ese momento, ¡casi nada!

Curiosidades

• “No progresas mejorando lo que ya está hecho, sino esforzándote por lograr lo que aún queda por hacer”, sabia sentencia rubricada por Gibran Jalil Gibran (1883-1931), poeta, pintor, novelista y ensayista libanés.

• Sepan los amables internautas que gustan de estas breves cápsulas del saber que las marionetas acuáticas vietnamitas son movidas en un estanque lleno de agua por jóvenes titiriteros. Sus muñecos cabalgan sobre peces, batallan a caballo, bailan...¡hasta los dragones expulsan fuego y agua! Este maravilloso arte data del siglo XII a. C.

• Ninguna especie animal duerme de espaldas, solo los humanos. Eso sí, el animal más dormilón es el koala: duerme casi ¡22 horas!; el perezoso 18, y el gato, entre 16 y 19 horas.

• ¡Imagínese que no nos cortáramos las uñas! A los 80 años podríamos tenerlas de más de ¡3 metros!Las uñas de las manos crecen entre 3 y 6 milímetros al mes; es decir, para renovar las uñas completamente se necesitan de 3 a 6 meses, mientras las de los pies van a otra velocidad y crecen entre 1 y 1,5 milímetros en un mes. Ah y a los niños y hombres les crecen más rápido.

• Conozcan que, el zafiro más grande del mundo, conocido como el zafiro “Estrella de Adán”, fue encontrado en Sri Lanka, específicamente en una mina en Ratnapura, conocida como La ciudad de las Gemas. Se estima que este zafiro pesa la friolera de ¡1404,49 quilates! y se presume que está valorada, nada más y nada menos que en ¡$100 millones de dólares! Así como zumba y suena.