¿Se imaginan, amigas y amigos de la Gran Red de Redes, ser invidentes y sordos, pero dueños de una voluntad inquebrantable, una gran inteligencia, sensibilidad y carisma, al punto de convertirse en una escritora y conferenciante pública mundialmente famosa?
Eso y más logró Helen Keller (1880-1968), quien, poco antes de morir, expresara: “En estos oscuros y silenciosos años, Dios ha estado utilizando mi vida para un propósito que no conozco, pero un día lo entenderé y entonces estaré satisfecha”.
La historia de la vida de esta mujer no comenzó al nacer, sino a los diecinueve meses de edad, cuando, a causa de una grave enfermedad, perdió la visión y la audición, lo que le impidió hablar durante sus primeros años de vida.
Su frustración —al no poder expresarse ni entender— creció con la edad, al igual que la impotencia de no poder comunicarse, llegando a convertirse en una persona salvaje, revoltosa y muy agresiva, lo cual llevó a sus padres a contratar una tutora privada, justo antes de que cumpliera los siete años.
Pero no fue una tutora cualquiera, amables internautas, sino la institutriz irlandesa Anne Sullivan, quien había sido abandonada de niña, ciega desde los cinco años hasta su adolescencia, cuando luego de varias operaciones pudo recuperar la visión y llegar a ser la alumna más inteligente de su clase, graduada con honores.
De mucha paciencia tuvo que armarse Anne Sullivan y, además, con un cariño sin límites, logró enseñarla a comunicarse a través del lenguaje manual de los sordomudos. Helen comenzó a animarse y cada cosa que encontraba la agarraba y preguntaba a Anne cómo se llamaba.
Dio frutos el trabajo realizado, Helen se volvió más civilizada y amable, y pronto aprendió a leer y escribir en Braille. Leía también, tocando los labios de las personas con sus dedos y sintiendo el movimiento y las vibraciones.
Sepan que asistió al Instituto Perkins para sordos en Boston. Allí, Anne Sullivan continuó enseñándole, con material y textos de la escuela y posteriormente, se trasladó a la Escuela Wright-Humason para ciegos, radicada en Nueva York, para continuar sus estudios.
Del portal cubano Ecured extraigo que, con título de honor, se graduó de la Radcliffe College, tenía un extraordinario poder de concentración, muy buena memoria y buenos recursos personales para mejorar. Se especializó en Educación Especial para Discapacitados.
Estando en aquella escuela escribió La historia de mi vida. Gracias al rápido éxito del libro y los dividendos obtenidos, compró su propia casa.
Revisando otras fuentes conocí que colaboró en la creación de la Fundación Americana para Ciegos, con el propósito de ofrecer servicios a otras personas en esta condición. Se interesó por la situación social y la desigualdad entre las personas, y fue miembro activo del Partido Socialista, luchando por los derechos de los trabajadores y de las personas con capacidades diferentes.
Aunque llegó a ser famosa, invitada a conferencias por muchos países, y recibió títulos de Honor de diferentes universidades extranjeras, su vida pública fue disminuyendo a partir de octubre de 1961, cuando sufrió el primero de una serie de accidentes cerebrovasculares, dedicándose, entonces, a cuidar su casa en Arcan Ridge.
Fue galardonada con la Medalla Presidencial de la Libertad, el más alto premio para personas civiles, otorgada por el presidente Lyndon Johnson, y solo una vuelta al sol después fue elegida como la mujer del Salón de la Fama en la Feria Mundial de Nueva York.
Falleció mientras dormía. Dejó un mensaje positivo y alentador para todas las personas, siempre recordando a Anne Sullivan, quien desde el primer día confió en ella y la alentó a desarrollarse. Su cuerpo fue cremado y la urna sería llevada más tarde a un lugar cerca de donde descansaban los restos de Anne Sullivan y Polly Thomson.
Para el deleite de los amables lectores, dejó escritos, además del ya mencionado La historia de mi vida, otros libros, entre los que se encuentran: El mundo en que vivo, Optimism, How became a socialist y Light in my darknees.
Curiosidades
• “Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera”, motivadora frase de la autoría del poeta Pablo Neruda.
• La probabilidad de que usted, amigo lector, se encuentre una langosta azul, es de una entre dos millones. Tienen ese color debido a una anomalía genética que hace que produzcan más cantidad de una determinada proteína.
• La actitud que asumimos ante la vida es muy importante para lograr el éxito, así pensaba Irving Berlin, cuando sentenció: “La vida es un diez por ciento como la hacemos y un noventa por ciento como la tomamos!”.
• Sepan las amigas y amigos que gustan de estas breves cápsulas del saber que los koalas obtienen toda el agua que necesitan de las plantas, por lo que pueden vivir sin beber el vital líquido.
• Agreguen a su acervo que Australia es más ancha que la Luna, la cual tiene ¡3400 kilómetros de diámetro!, mientras que la Isla mide, de este a oeste, casi ¡4000 kilómetros! Así como zumba y suena.