Eugenio George, mejor entrenador del siglo XX

eugenioJIT Digan ustedes, los amigos internautas nacidos en la bella isla cubana, si no vibraron de emoción cuando escucharon, en varias competencias, al comentarista deportivo René Navarro decir, durante un juego de voleibol, “torre a cuatro y seis manos de la muralla color chocolate” o “balón que sube, balón que baja” y luego “victoria de las espectaculares Morenas del Caribe”

Pero para que esto nos hiciera vibrar el corazón, siempre hubo mucha entrega del principal artífice de la Escuela Cubana de Voleibol: Eugenio Rafael George Laffita (1935-2014), gloria del deporte cubano.

La primada de Cuba, la bella ciudad de Baracoa, lo vio nacer. Desde muy temprana edad se interesó por la práctica del voleibol y, a finales de la década de 1940, su familia se trasladó a la capital de todos los cubanos en busca de mejoras económicas.

En la barriada de Luyanó inició el bachillerato y se incorporó al entrenamiento organizado bajo el asesoramiento de Jacinto del Cueto Fernández, conocido como Tito Cueto y considerado como el Padre del Voleibol Cubano.

Sepan las amigas y amigos de la Gran Red de Redes que su tenacidad le valió para que fuera escogido para la selección nacional del deporte de la malla alta, como atacador auxiliar. Así participó en los Juegos Panamericanos celebrados en México en 1955; en Chicago, en 1959; y formó parte del equipo que intervino en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Jamaica, en 1962. Luego se retiró del deporte activo.

Fuentes consultadas revelan que en 1963 tomó las riendas del equipo juvenil masculino de voleibol, en el que creó las bases para el conjunto campeón de los X Juegos Centroamericanos y del Caribe, efectuados en Puerto Rico, en 1966, donde tuvo la oportunidad de vivir la epopeya del Cerro Pelado, cuando, a pesar de la posición del gobierno de Estados Unidos de impedir la presencia de los deportistas cubanos en esos Juegos, se logró demostrar, con la participación, la pujanza y entereza del naciente movimiento deportivo cubano.

Eugenio estudió las características del voleibol cubano, al que le exigió un entrenamiento igual o superior a un juego en competencia. Fue uno de los iniciadores de la proyección mundial de la Escuela Cubana de Voleibol. Sentó pautas para el desarrollo de la resistencia y el fortalecimiento psicológico de sus discípulas.

Se encargó, a partir de 1968, de la dirección técnica del equipo femenino, en el que estuvieron las espectaculares Morenas del Caribe, como la avileña Mercedes Pomares (Mamita), Nelly Barnet, Mercedes Pérez, Lucila Urgellés, Imilsis Téllez, Ana María García, y Erenia y Ana Ibis Díaz, en una primera etapa.

Otra generación fue integrada por Mireya Luis, Regla Torres, Ana Ibis Fernández, Regla Bell, Raisa O´Farrill, Marlenis Costa y Yumilka Ruiz, quien dijo en una ocasión ante la prensa, luego de retirada del deporte activo, que “ser una espectacular Morena del Caribe es aprendizaje, unidad, trabajo, no rendirse nunca, ser perseverante, no defraudar nunca a tus entrenadores, familia y al pueblo. Era un peso muy grande que todavía llevamos hoy, aunque ya no estemos en la cancha”.

Esos valores fueron enseñados por Eugenio George, a quien consideraban, más que un entrenador, un padre, según las palabras de Mireya Luis: “Fue nuestro padre, nos educó, nos entrenó en el deporte y para la vida. Sus enseñanzas son imperecederas. Hoy, él seguro nos diría: sean fuertes, aprendan de los errores, sean ejemplo ante su pueblo…”.

Sepan, las amigas y amigos que gustan de estas reseñas biográficas, que los equipos entrenados por Eugenio George obtuvieron la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, Atlanta 1996 y Sidney 2000.

Pero también ganaron los Campeonatos Mundiales de 1978, 1994 y 1998; las Copas Mundiales de 1989, 1991 y 1995; los Grand Prix de 1993 y 2000, además de siete Juegos Panamericanos entre 1971 y 1995 y ocho Juegos Centroamericanos y del Caribe entre los años 1970 y 1998.

En el portal cubano Ecured encontramos otros resultados obtenidos por los equipos cubanos de voleibol femenino, dirigidos por Eugenio, entre los que están las medallas de plata obtenidas en la Copa del Mundo de 1977, el Campeonato Mundial de 1986, el Grand Prix de 1994, los Juegos Panamericanos de 1999 y la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004.

Se desempeñó como director de la Comisión Técnica y de Entrenadores de la Confederación Norte Centroamérica y el Caribe de Voleibol (NORCECA) y asesor de la Federación Cubana de Voleibol, hasta el nombramiento como su presidente en 2011, labor que realizó hasta su deceso, víctima de cáncer en 2014.

Durante su larga carrera dedicada al deporte, especialmente al de la malla alta, obtuvo importantes reconocimientos, como: Héroe Nacional del Trabajo; Orden al Mérito deportivo; miembro del Salón de la Fama del Voleibol; Mejor Entrenador del Siglo XX y la Orden del Collar Dorado, entregada por la Federación Internacional de Voleibol

La sapiencia de este entrenador por más de 30 años del equipo nacional de voleibol femenino de Cuba fue reconocida por NORCECA, cuando, en octubre de 2009, creó la Distinción Eugenio George, con la cual condecora, desde 2010, al mejor entrenador femenino del año en ese estimulante deporte.

Curiosidades

• Conozcan los amigos internautas que gustan de estas cápsulas del saber que varios hongos han demostrado que su papel como descontaminantes es altamente eficaz, ya que pueden degradar materiales tan problemáticos como el petróleo, residuos sanitarios e, incluso, residuos nucleares, así como zumba y suena.

• “El mundo es bello, pero tiene un defecto llamado hombre”, interesante sentencia rubricada por el filósofo, poeta, compositor musical y filólogo alemán Friedrich Nietzsche (1844-1900)

• Los helicópteros, dependiendo del modelo, pueden cargar desde 200 hasta ¡10 000! kilogramos. Los hay unipersonales y otros que pueden llevar unas 60 personas. Entre sus usos más frecuentes están el transporte de pasajeros y cargas, construcción, búsqueda y rescate en desastres naturales y accidentes, combate de incendios, uso militar y en vigilancia.

• ¿Sabían que los pinos se consideran árboles de hoja perenne porque conservan sus agujas durante aproximadamente dos años? Cuando las agujas viejas caen, las nuevas las reemplazan rápidamente. Purifican muy bien el aire. Los experimentos han demostrado que el aire de un bosque de pinos contiene nada más y nada menos que entre ¡60 000 y 70 000! veces menos microbios que en las áreas urbanas.

• Conocer nuestros límites nos hace sabios e inteligentes, de ahí esta sentencia: “La verdadera sabiduría está en reconocer la propia ignorancia”, rubricada por Sócrates (- 399 a .d. c.), considerado como uno de los más grandes filósofos clásicos griegos.