A quien no le gusta decir orgullosamente, cuando ve una postal con una imagen de un bello lugar: ¡Eso está en mi ciudad! Claro, amigos internautas, que causa inmensa satisfacción; por eso, cuando, días atrás, haciendo limpieza en mi viejo y destartalado librero, encontré un álbum de fotos de viajes que la familia ha realizado a varias ciudades de esta bella Isla, me detuve ante una hermosa obra arquitectónica que tuve el placer de apreciar en la Ciudad del Golfo y decidí escribir algo sobre ella.
Seguro los amigos internautas ya se habrán percatado de que me refiero a la Glorieta de Manzanillo, una construcción de estilo ecléctico y arte morisco, cuya idea original de construcción en el centro del parque Carlos Manuel de Céspedes ha sido motivo de polémica para algunos investigadores locales.
No se asombren. Resulta que unos proponen como precursor de esta iniciativa a Rafael Verdecia, alcalde interino de la ciudad en la época; otros, al acaudalado colono Manuel Ramírez León, hombre que hábilmente utilizó los dividendos que le daba la toma de posesión como alcalde, a favor de la construcción de esa obra imperecedera.
Agreguen a su acervo que, erigida finalmente, gracias al interés de los pobladores de la ciudad, este orgullo manzanillero fue declarado, en 2018,Monumento Nacional.
Conozcan que su genealogía arquitectónica se remonta al siglo XIII español. Fue concebida tomando como modelo la existente en el Patio de los Leones del palacio La Alhambra, en la Granada de la Madre Patria.
Por supuesto, es lógico pensar que los problemas asociados a los fondos fueron óbice para dar inicio a las obras y probablemente dar cumplimiento al desarrollo cualitativo de las mismas. Esto motivó a que casi todo el pueblo cooperara.
La puesta en marcha del proyecto requirió de mucho apoyo económico, fundamentalmente de intelectuales, personas conscientes y pudientes, instituciones de poder y, en menor cuantía, de la Alcaldía Municipal, que contaba con un presupuesto prácticamente inexistente.
Refieren las fuentes consultadas que, la obra se inició en octubre de 1923 y cerca de la misma se colocaron cartelitos que decían: “Contribuya y no critique [...]”.Así como zumba y suena.
Muchas fueron las horas extras que tuvieron que laborar los maestros de obra, ayudantes y peones; los materiales fundamentales fueron importados desde España, sin mediar lucro alguno.
La Glorieta es de estilo ecléctico y presenta un excelente arte morisco. Se compone de una planta hexagonal que se erige a más de un metro del suelo, con un zócalo exterior enchapado con lozas cerámicas vidriadas y dibujos entrelazados, todo policromado con genial simplicidad.
De una fuente extraigo que a la Glorieta le sobresalen 18 arcos de medio punto, peraltados y polilobulados, los cuales están soportados, a su vez, por 24 enjutas columnas pareadas que descansan sobre pequeñas basas con fustes delgados y anillados.
Y aquí les dejo una curiosidad: el vítreo escamado de la majestuosa cúpula fue donado nada más y nada menos que por La Colonia Española, así como zumba y suena.
La figura principal de esta construcción fue un arquitecto santiaguero de cuna, pero de estirpe manzanillera, nombrado Carlos Segrera Fernández, y participaron in situ, un ingeniero civil, maestros de obras, un plantillero, carpinteros, pintores, electricistas y otros obreros-ayudantes.
Durante años la edificación ha presentado algunos problemas, que han deteriorado la estructura principal y el resto de sus partes, los que se deben, según especialistas, al uso de materiales deleznables o a la pobre calidad de los mismos. Lo cual los lleva a pensar que el ingeniero civil Reig Valerino y el maestro de obras Rafael Orchells Ruíz, máximos responsables de la obra, pudieron haber ignorado algunas especificaciones contenidas en el plano principal (como la cúpula interior, que fue omitida).
Conozcan las amigas y amigos de la Gran Red de Redes que fue fue inaugurada oficialmente el 24 de junio de 1924, nada más y nada menos que para el inicio de ¡los carnavales!
Su función tendría un sentido estrictamente funcional, es decir, serviría como “kiosco de la música” o sistema acústico que a través de su recinto interior reflejaría las palpitantes y contagiosas notas de la Banda Municipal de Conciertos, que tocaba sus retretas los jueves, domingos y días feriados en la Novia del Guacanayabo.
Desde hace más de una centuria ha sido sometida a necesarias rehabilitaciones y restauraciones en distintos períodos, por lo que se ha variado el color original de los ornamentos y hoy en día la Glorieta de Manzanillo exhibe una policromía diferente a la del proyecto inicial.
El pueblo manzanillero celebra anualmente el onomástico de esta urbe, en el que se realiza un tradicional homenaje a la Glorieta ecléctica de la Ciudad del Golfo.
Curiosidades
• Dicen, amables lectores, que la palabra que más satisfacción nos produce escuchar es nuestro propio nombre. Muchos nombres tienen un significado, como Estela, que significa “estrella de la mañana” o Luis: “glorioso y virtuoso”. Averigüen qué significado tiene el suyo.
• El chaleco sin mangas, del árabe yalika y del turco yalak, es una prenda de vestir que se lleva encima de la camisa o, en algunos casos, sin ella. Los hay para fotógrafos, antibalas, salvavidas o de buceo.
• “El fracaso es parte de la vida; si no fracasas, no aprendes, y si no aprendes, no cambias”, sabia y aguda sentencia rubricada por el novelista,dramaturgo y letrista brasileño Paulo Coelho.
• La primera carrera oficial de bicicletas se efectuó el 31 de mayo de 1868, en la localidad de Saint Cloud, en la Ciudad Luz. Su recorrido fue de pocomás de 1 kilómetro. Compitieron siete ciclistas y se llevó la corona el británico James Moore.
• Sepan los amables internautas que gustan de estas breves cápsulas del saber que, junto a Antonio Maceo (1845-1896), en la marcha al Occidente de la Isla combatió Manuel Dositeo Aguilera (1863-1928), quien le puso música al Himno Invasor, cuya letra era nada más y nada menos que del patriota Enrique Loynaz del Castillo (1871-1963), quien, además de ser el padre de la escritora Dulce María Loynaz, en los combates dirigía a sus músicos, dando fuerzas a los mambises y desconcertando al enemigo.