Tomada de www.bellasartes.co.cu De artistas del pincel y la paleta —hombres y mujeres— está poblada nuestra pequeña isla caribeña. Mariano, Lam, Portocarrero, Amelia, Flora…También pululan los artífices del lápiz, entre estos Juan David, Ares, Wilson…
En esta breve reseña me referiré a uno de esos pintores que nos ha legado una importante obra, tanto en una como en otra de esas manifestaciones de las artes pictóricas y caricaturescas.
San Antonio de los Baños fue el terruño natal de Eduardo Abela (1891-1965). Pintor y caricaturista, no fue precisamente en estos campos de las artes en que inició su vida laboral, sino que aprendió y ejerció esta etapa de su tiempo vital como tabaquero.
Sin embargo, bien pronto inclina su vocación veinteañera hacia la pintura, pinceles y paletas. Le atrae fuertemente el mundo de los colores imperando sobre las telas, lienzos y cartulinas.
Tanto es así que no demora mucho en liar los bártulos y moverse hacia La Habana y, ya en la Ciudad Maravilla, forma parte de la matrícula de la Academia de Bellas Artes San Alejandro. Se conoce, además, que por bastantes almanaques se insertó en el periodismo gráfico como caricaturista.
Varias publicaciones periódicas de la Capital de todos los Cubanos disfrutaron de sus dibujos humorísticos. En su biografía se cuenta que vivió y laboró en España por un cuatrienio. En el 24 retorna a la Mayor de las Antillas y, un año más tarde, le da nueva vida a un carismático personaje creado por él: el archifamoso Bobo.
Para su conocimiento, apreciados internautas, entérese que el Bobo cobró vida gráfica, existía desde los tiempos de la colonia, y se convirtió en un luchador versus el llamado Asno con Garras (Gerardo Machado). Además, Eduardo se entrega a la labor pictórica desde la Revista de Avance e introduce lenguajes artísticos más actualizados. También expone en una muestra titulada Arte Nuevo.
Abela se traslada otra vez a Europa; la capital gala, París, lo acuna por dos años. Tiene buen éxito y muestra su obra en una renombrada galería. A la caída del tirano Machado retorna a su Cuba y entonces se interesa mucho más en la pintura. Si en los inicios basó su obra en temas cubanos: La comparsa, Camino de Regla y Los funerales de Papá Montero, retorna a la pintura con el muralismo y escoge el tema campestre.
Influyó vitalmente, en el quehacer del artista, la visita que realizara a Italia, motivado sobremanera por el arte renacentista. Entonces realiza una serie de cuadros, no muy numerosa, de trabajos de su corta etapa clásica y criolla, algunos de los cuales —al paso del tiempo— se identifican como Santa Fe y Guajiras, paradigmas de la pintura moderna cubana.
Otra arista que ocupó parte de la vida de Eduardo Abela fue el cumplimiento de funciones como diplomático en México y Guatemala. La muerte de su esposa y madre de sus hijos lo afectó. Regresó a París y fue recuperando la voluntad de crear nuevas telas. La temática cambia y pinta sitios agradables poblados de aves, hadas y niños.
Relevante fue la creación por él del Estudio libre para pintores y escultores, para una enseñanza no convencional e incentivadora de la creación artística. Al triunfo de la Revolución Cubana laboró en la diplomacia cubana.
Curiosidades
• Se les llama los griegos de América, a los mayas de Centroamérica. Eso, por haber desarrollado una importante cultura del intelecto. Ellos sobresalieron, entre otras vertientes, en las escrituras jeroglíficas, la confección de un calendario, además de pinturas murales, la cerámica y, por supuesto, la arquitectura.
• A principios del mes de noviembre de 1868 se produjeron los primeros alzamientos de los patriotas avileños, quienes se incorporaron a las fuerzas del primer jefe cubano que operó en la comarca, el coronel Manuel de Jesús Valdés Urra (Chicho Valdés). Se destacaron los hermanos Gómez Cardoso (Marcial, José y Felipe), y los también hermanos Jesús y Nicolás Hernández, en las que se incorporó un niño de 10 años: Simón Reyes Hernández, después conocido como El Águila de la Trocha.
• “La idea es estéril, la venganza infecunda. Solamente la superioridad moral sobre el enemigo nos asegura la victoria”, sentenció Enrique José Varona y Pera, político, periodista, maestro, filósofo, ensayista y poeta cubano.
• Si de perfumes se habla, sepan, amigas y amigos de la Gran Red de Redes, que el primero que se conoció, con base de alcohol, se llamó Agua de la Reina de Hungría, fórmula que fuera admirada por la reina Isabel, quien logró obtener la receta, valiéndose de un eremita.
• La primera mujer mártir en la guerra de liberación nacional cubana se llamó Urselia Díaz Báez.