Tomada de Ecured Como todo ser humano, a ella la inscribieron con nombres y apellidos normales, pero para el pueblo peruano y el de muchísimas partes de este vapuleado planeta, es conocida como Chabuca Granda, querida y admirada por todos, esencialmente por su carta de presentación a escala internacional: el popular tema La flor de la canela.
Por supuesto, se trata de María Isabel Granda y Larco (1920-1983), cancionera, compositora, folklorista, productora discográfica, guionista de cine y dramaturga peruana, nacida cerca de la provincia de Apurimac. Niña aún, su familia se movió hacia Lima. Un breve esbozo biográfico precisa que con solo 12 años “descubrió su vocación musical y fue nombrada vicepresidenta de la Asociación de Canto de su colegio”. Cantaba en el coro.
En el 39 hizo dúo con Pilar Mujica, Chamaca. La formación se llamó Luz y Sombra, y actuaron en diferentes radioemisoras, entre estas Radio Nacional y Radio Miraflores. Más adelante integró un trío vocal, con el que cantaba éxitos mexicanos. Chabuca tenía tesitura de soprano, pero, debido a una cirugía, la voz se le tornó grave. Con ese tono se dio a conocer en el rol de cantautora.
Luego de dar por terminado su primer matrimonio, la Granda da comienzo a sus creaciones, período catalogado por los especialistas en la obra de esta autora como “netamente evocativo y pintoresco”. De ahí surge su nombre artístico de Chabuca Granda, quien entonces dedica melodías a la Lima antigua y señorial.
Sus biógrafos apuntan que de esa linda etapa surgieron temas como Lima de veras, La flor de la canela, Fina estampa, Gracia, José Antonio, Puente de los suspiros, Señó Manué y muchos más. La compositora “rompe la estructura convencional del vals peruano y sus melodías, de tesituras muy simples, alternaron el nuevo lenguaje que propuso con el de los antiguos bailes de salón”.
Quebrantó, poco después, la estructura de la poesía convencional y “el ritmo de las canciones que salen de su numen seguirá los pasos de la evasión de las rimas, consonancias y métricas dadas”. Observan los estudiosos que en esa etapa creativa brotan letras dedicadas a Violeta Parra, excelsa folklorista chilena, y al poeta Javier Heraud, fallecido en 1963.
Deben conocer ustedes, amigas y amigos de la gran Red de Redes, que en su etapa final, la cancionera trabajó en un repertorio ligado al resurgimiento de la música afroperuana.
En una nota al respecto se afirma que la Granda “manejó con maestría negra el abanico de ritmos que enriquecieron la música popular peruana, y su poesía, y tomó el sesgo de la acuarela, el trazo sintético y sugerente de colores y sensaciones”.
Entre otros reconocimientos, figuran la declaración, en el 2017, de su música como Patrimonio Cultural de la Nación; mientras que, dos años después, el gobierno de Perú le confirió, post mortem, el máximo reconocimiento nacional: la Orden El Sol de Perú.
La discografía de esta grande de la cultura peruana la conforman unos 15 álbumes, entre estos los titulados El surco, Fina estampa, María Landó, Me he de guardar, Quizás un día así, Zaguán, La flor de la canela, El puente de los suspiros, Toro mata-Toro mata, Una larga, Coplas a Fray Martín y Torre de marfil.
Curiosidades
• En infinitas ocasiones he escuchado decir que los cangrejos se trasladan de un lugar a otro caminando hacia atrás. Pero lo real es que lo hacen de lado. El diseño que tiene ese alimenticio crustáceo, caparazón ancho y abdomen corto, hace que sus finas paticas los hagan avanzar de lado. Un viejo marino del poblado de Júcaro me dijo que esa característica les permite hacer frente a las olas. Y, cuidado, cuando se ven amenazados voltean rápido y muestran su defensa en alto, sus muelas.
• Les regalo a los amables lectores que disfrutan de estas pequeñas cápsulas, una de nuestro idioma. Conozcan, y guarden en su acervo, esta no menos linda palabrita: lexigrafía, que es el arte de escribir bien las palabras.
• El insecto alado más pequeño que existe en nuestro planeta es la avispa parasitaria de Tanzania. Es más chiquita que el ojo de una mosca común.
• Durante una visita que realizamos a la bella y vecina provincia de Sancti Spíritus, nos llevaron al Museo de la Guayabera. Allí nos explicaron que el nombre de esa elegante y funcional prenda forma parte de la leyenda. Una precisa que alguien que caminaba por un guayabal quiso llevar algunas de esas sabrosas frutas a casa, pero no tenía en qué. Entonces le añadió par de bolsillos a su camisa, y bautizó la innovación con el nombre de guayabera. Otra, surgida en ese mismo territorio, reseña que nació a orillas del río Yayabo, de donde adquirió también el nombre de Yayabera.
• “La verdad se corrompe tanto con la mentira como con el silencio”, enjundiosa sentencia cuyo autor es el filósofo estoico y emperador romano Marco Aurelio (121-180 n. e.).