Billie Holiday, inigualable exponente del canto popular norteamericano

La luz y el humo la envuelven. La gardenia sobre su pelo, dice que ahí está ella, lista para el rito, dicen, es para ocultar un mechón quemado. Pero otros dicen que es para esfumar una vieja cicatriz. En verdad, no es raro que un golpe o una navaja hayan dejado su marca en Eleonora Fagan Gough (1915-1959).

Nació de una madre adolescente, que tenía 13 años y un padre de 15. Fue violada a los 10 años, cuando limpiaba un burdel (sin paga) en el que, a los 12, ejercía el milenario oficio y debutaba en las drogas.
Conozcan los amigos internautas que, intentó ser bailarina, para amortiguar el hambre, pero la muchacha —que todavía no se llamaba Billie— no sabía bailar. La bajaron del escenario.

El pianista se apiadó de ella: ¿puedes cantar, quieres cantar? —le dijo. Ella, ignorante de todo respecto al canto o la música, cantó. Y quiso el azar o la providencia, al menos esta vez, que el crítico y productor John Hammond, quien estaba allí, a la pesca, la escuchó: es extraordinaria —dijo o pensó.

Logró que aquella negrita ignota —con apenas 18 años—, en años muy poco propicios para negritos/as ignotos, grabara un disco, acompañada por Benny Goodman, quien era rey absoluto del clarinete.

Debía buscar un nombre breve, sonoro, pegadizo: tomó de su padre el Holiday y el Billie, de la actriz Billie Dove, figura del cine mudo. Así surgió Billie Holiday y lo demás, el éxito, la gloria, los golpes, se suceden con vértigo.

Cantó en clubes de Nueva York. Vivió en Harlem. En un toque luminoso la radio la convoca, y allí canta Your Mother´s Son-In-Law con un pequeño grupo de músicos dirigidos por Benny Goodman. Fue ese su debut comercial.

Los músicos y cantantes negros —aun los más exitosos y generadores de dinero— debían entrar a las salas por una puerta lateral. La principal, prohibida.

De un breve esbozo biográfico extraigo que se enfrentó a la discriminación racial al hacer una gira por los Estados Unidos en la década de 1930. Estando con la conocida “Emperatriz del blues”, Bessie Smith, en Detroit, un gerente de teatro insistió en que Holiday, quien era de piel clara, ennegreciera su rostro para que el público no la confundiera con una blanca y se enfadara porque estaba actuando con músicos negros.

A la banda, mayoritariamente blanca, le fue difícil, en el sur segregacionista, encontrar un restaurante donde pudieran comer juntos.

Todas estas experiencias, amables internautas, pueden haber servido de inspiración para la que se convertiría en la canción más inquietante de su repertorio, Strange Fruit. Basada en un poema escrito por Abel Meeropol, un maestro judío de secundaria en el Bronx, muy afectado por el linchamiento de dos hombres negros.

El dueño de un club de Greenwich Village, le presentó a Holiday la canción y al principio ella se mostró reacia a cantarla. La letra se refería a los ahorcados negros en los árboles del viejo sur. Fue grabada por Columbia Records, que tuvo enormes reparos, pero finalmente se convertió en un enorme éxito de ventas.

Billie normalmente cerraba sus shows con esa canción, un himno contra el feroz racismo de esos años, que fue catalogada, en 1999, por la revista TIME, nada más y nada menos que como “La mejor canción del siglo XX”.

Los conocidos Truman Capote y Tom Wolfe coincidieron en que “Billie Holiday es inigualable, y posiblemente la mejor cantante del siglo”, a lo que agregó Frank Sinatra: “Sin discusión, la influencia más importante en el canto popular de los Estados Unidos en los últimos veinte años”.

Sepan las amigas y amigos de la Gran Red de Redes que brilló, con altibajos, desde 1933 hasta 1959, durante veintiséis años. Mezzosoprano ligera, era llamada también Lady Day y Queen of Song.

Según varias encuestas: “Billie fue una de las tres voces de mujer más importantes del jazz, junto a Sarah Vaughan y Ella Fitzgerald”. Además, Janis Joplin, Nina Simone, Mariah Carey y Amy Winehouse, reconocieron que Billie les imprimió su sello.

Se casó con el trompetista Jimmy Monroe y era amante de —otro trompetista— Joe Guy. Luego contrajo nupcias nuevamente con un matón de la mafia, Louis Mckay. Se confesó bisexual, al parecer, su pareja fue la famosa actriz Tallulah Bankhead, pero también, tuvo amoríos con Charles Laughton y Orson Welles, cuando este filmaba su inigualable y eterna Citizen Kane.

Escucharla en I´m a Fool to Want You era un instante de epifanía. La absoluta felicidad… God Bless de the Child, I Love you Porgy y Fine and Mellow, clásicos sin ateos en la tierra. My Man, Night and Day, Summertime, Y cried for you, Lover man… Una lista infinita de éxitos en su voz.

En un cuarto de siglo logró 50 álbums, 40 discos simples, 12 temas compuestos y ocho nunca grabados, y 30 premios y honores. Entre ellos, Grammy por la carrera, Salón de la Fama del Rock, y una estampilla con su cara… así como zumba y suena.

Pero tuvo vida y carrera breves. Su vida rodó por un barranco sin fondo, como si el pasado de esclavitud (¿qué otra cosa fueron sus años, hasta los 18?) la llamara a las cadenas del barco negrero… Esta vez el látigo en su espalda fue la heroína, criminal, silenciosa y sin absolución, más su inevitable compañero de ruta: el alcohol.

Fuentes consultadas señalan que, un dolor lacerante en el hígado y una constante taquicardia obligaron a internarla, al mismo tiempo, era arrestada en su casa por “tenencia criminal de narcóticos”. Con custodia policial permanente. Al cerrar los ojos, su fortuna se reducía a 70 centavos en el banco y 750 dólares en su casa. La droga se había llevado todo lo demás… excepto su perro, que se acurrucaba a su lado.

Y, sepan los amigos internautas que, nadie caminaba con tanta elegancia y sutileza por el escenario. Billie se inclinaba levemente al terminar, y desaparecía en las sombras. No como una artista de variedades lista para los bises, sino, como una gran dama negra que solo concedía la estela dorada de su paso y el eco perpetuo de su voz.

Curiosidades

• Sepan las amigas y amigos internautas que gustan de estas breves cápsulas que, el tipo de vientre de la gestante no tiene nada que ver con el sexo del bebé. Esta forma está relacionada con la posición que adopte el bebé en el vientre y con la forma que tengan los huesos de la pelvis de la mujer, la disposición de la musculatura abdominal y del útero. El único modo de conocer el sexo de vuestro futuro hijo es la ecografía.

• Con los años, uno aprende cómo debe comportarse con los demás, bien lo dijo el filósofo, polímata y científico griego Aristóteles (384 a.c-322 a.c). “El sabio no dice nunca todo lo que piensa, pero siempre piensa todo lo que dice”.

• Sabían que, los conejos, cuando se sienten amenazados se hacen los muertos, así como zumba y suena, Se tumban boca arriba o de costado, cierran los ojos y permanecen inmóviles hasta que consideran que el peligro ha desaparecido. Esta técnica es conocida como tanatosis y es practicada un buen número de animales.

• ¿Sabes cuál es la palabra con más letras del diccionario en español? Con, nada más y nada menos que 23 letras es; Electroencefalografista, y, según la definición de la RAE es la persona especializada en electroencefalografía.

• “Que cuando el amor no es locura, no es amor”, esta bella sentencia fue rubricada por el escritor, dramaturgo y sacerdote español Pedro Calderón de la Barca (1600-1681).