Bebito Smith y la natación cubana

BebitoRicardo López/Granma No conocía yo nada acerca de Leonel Bebito Smith Polo (1909-2000), quien fue un destacado nadador en diferentes pruebas del estilo libre, y quizás no me hubiese enterado de su existencia, a no ser por la habilidad que tiene el amigo Cundo de traer, en sus visitas, un as bajo la manga.

Resulta que ayer en la tarde, estaba “cogiendo un diez” cuando tocaron en la puerta; al abrir, me lo encuentro con su sonrisa y un bronceado —no característico en él— y le solté: “Estabas en la playa”.

Su respuesta no se hizo esperar: “mira, pues sí, tuve la oportunidad de hacer un viajecito a Varadero con unas amistades y lo aproveché al máximo, nadando en las azules aguas de esa bella playa. Y tú, ¿sabes nadar?”—me espetó con una sonrisita—. “Claro”, respondí. “Entonces, ¿sabes por qué el 30 de junio se considera como El Día de la Natación Cubana?”.

Como les dije, amables internautas, me dejó “frita, como la papita”; él se dio cuenta y, con un brillo de triunfo en los ojos, desvió la conversación. Cerca de hora y media después, cuando se marchó, me propuse encontrar respuesta a su interrogante, herida en mi orgullo propio.

Así las cosas, y registrando viejas revistas y libros, conocí que la fecha se debe a Bebito Smith, atleta y nadador cubano. 

El vivir próximo al mar y el amor por la natación le permitió aprender a nadar desde muy temprana edad, ataba el cuerpo a un bote y así se entrenaba. No tuvo profesores, no conoció de técnicas, ni contó con un entrenador. Nadaba nada más y nada menos que entre ¡tres y cuatro kilómetros diarios! en busca de fortaleza física, así como zumba y suena.

Fue miembro del Club Náutico de Varadero, donde lo conocían como un atleta consagrado. Con solo 15 años obtuvo el primer lugar en los 100 metros libres, en competencia en ese mismo Club Náutico.

Entre 1925 y 1931, conquistó 19 medallas de oro en contiendas nacionales e internacionales. Cuando la capital mexicana fue sede de la primera edición de los Juegos Deportivos Centroamericanos y del Caribe, conquistó varios títulos. Fue entonces campeón en 400 y 1500 metros, y como parte del relevo 4 x 100 libre, que también integraron Carlos González, Alberto Gou y Gonzalo Silverio.

Cuatro años después, en La Habana, sede de la segunda versión de similar competencia, llegó primero en las mencionadas prubeas, lo que le permitió refrendar los cetros regionales. En el caso del relevo, compartió las mieles del triunfo con Cosme Carol, Pablo la Rosa y Gonzalo Silverio, y además, se adueñó del subampeonato en el evento más rápido, los 100 metros del estilo libre.

Pero la suerte no le continuó sonriendo, amables internautas; a los 22 años fue víctima de un accidente automovilístico. Estuvo hospitalizado durante nueve meses. Con fracturas en los brazos y las piernas, desgraciadamente, tuvo que despedirse del deporte activo.

Sepan amigos de la gran red de redes que, una vez recuperado, su amor a las piscinas lo convirtió en profesor y entrenador. En la Capital de todos los cubanos y, como muestra de labor creadora del individuo y del deportista, comienza a enseñar los secretos de la natación a las nuevas generaciones.

Se destaca como entrenador en el Centro Deportivo Camilo Cienfuegos, donde pone en práctica sus teorías renovadoras, con grupos de niños desde meses de nacidos hasta los seis años de edad, para adaptarlos al medio acuático. Siempre dispuesto a ayudar, decía que era mejor aprender a nadar antes que caminar.

Cuentan, amables lectores de esta síntesis que un día Bebito, quien siempre tenía una sonrisa a flor de labios, incrementó su alegría cuando tomó entre sus manos a un pequeño de apenas un año de edad, lo soltó con cuidado en la piscina y el bebé flotó e hizo por nadar a su forma; la madre, bien cerca, alegre, aunque preocupada, respiró mejor.

Este ejemplo sirvió para que Bebito Smith demostrara su tesis de que, para aprender a nadar bien, había que comenzar muy temprano; decía que nadar “es un medio y una actividad no natural del ser humano, si se comienza en los primeros años, los frutos son mayores; de esa masividad bien trabajada, pueden y deben nacer los ases”.

Declaró, además: “me siento satisfecho por los gratos recuerdos de lo vivido en Varadero, los éxitos en los Centroamericanos, y por haber conseguido lo que siempre quise: una vida normal y sencilla”.

Se jubiló en 1964, pero se mantuvo, mientras pudo, en la enseñanza, en especial con los niños. Ocho días antes de cumplir 91 años falleció este hombre que, en 1950, resultó elegido como el más destacado nadador cubano en la primera mitad del siglo XX.

Curiosidades

• Agreguen a su acervo, amables lectores, que la natación es uno de los deportes más antiguos del mundo, su historia se remonta, nada más y nada menos que a más de ¡7000! años. Las primeras representaciones de personas nadando se encuentran en pinturas rupestres de la Edad de Piedra, así como zumba y suena.

• Siempre existirá un desafío que superar, solo hay que observarlos como la oportunidad de poner a prueba nuestras habilidades, de ahí que el exnadador estadounidense y deportista olímpico más condecorado de todos los tiempos, con un total de 28 medallas, Michael Fred Phelps (nacido en 1985) dijera: “habrá obstáculos. Habrá escépticos. Habrá errores. Pero con trabajo duro… no hay límites”.

• Al nadar trabajamos casi todos los músculos del cuerpo, entre el 80 y el 90 por ciento, incluyendo brazos, piernas, abdomen, espalda y cuello; además, no genera presión en las articulaciones, lo que lo convierte en una de las formas más seguras de ejercicio.

• Los nadadores sudan en el agua, tanto como otro atleta en tierra. Sin embargo, no son suficientes las investigaciones que nos digan cuánto sudor pierden realmente en el medio acuático.

• Sepan, amigos internautas, que las esponjas de mar no tienen cabeza, boca, ojos, huesos, corazón, pulmones y cerebro, y, a pesar de ello, están vivas. ¡Increíble, pero cierto!