Viendo un espectáculo de baile flamenco, que es un tipo de baile español que atrae por su fuerza, movimientos y encanto, e implica entrega, pasión y concentración, y que los giros, las palmas y el taconeo sean una alternancia de movimientos fluidos y suaves que se paran en seco, pensé que a las amigas y amigos de la Gran Red de Redes les interesaría que dedicara esta breve reseña a Antonio Esteve Ródenas (Elda, 1936-Madrid, 2004).
Quizás no sepan que estamos hablando de una de las figuras más influyentes en la danza de la Madre Patria, a quien la gran bailaora Pilar López bautizó y convenció de llamarse Antonio Gades.
Siendo todavía un niño se trasladó con su parentela a un barrio humilde de la periferia de Madrid. Allí su tronco paterno combatió contra las fuerzas de Francisco Franco. La pobreza, ya convivía con Antonio y su familia, a la que desde los 11 años tuvo que ayudar a mantener.
Como no tenía una vocación clara, probó fortuna como torero, ciclista y boxeador. En el año 1952 su madre lo inscribió para estudiar danza con la maestra Palitos.
Pero no fue hasta que ingresó en la compañía de la legendaria bailarina Pilar López, que estudió los bailes populares españoles, aprendió la técnica del flamenco y se inició en la disciplina de la danza contemporánea.
La también excelente coreógrafa le enseñó a vestir, amar la literatura, conocer el flamenco y las diversas musicalidades del Estado español, y a combinar la elegancia del ballet con el vestuario del flamenco. En palabras de Gades: “Me inculcó lo que es la dignidad. Lo que es el respeto y la cultura de un pueblo. Y no parar de aprender”.
Según refleja el portal cubano Ecured,entre tablado y tablado leía a García Lorca, quien tuvo gran influencia en su trayectoria y aumentó la conciencia política ya sembrada por su albañil padre. Según contó: “En 1965 —en plena lucha republicana— estrenamos Don Juan (…) Salía al escenario y comenzaba diciendo: ‘Dame vino, amada joven mía, que vale mucho más, cuando amanece el día, el eructo de un borracho que el rezo de una hipócrita’. ¡Te imaginas la que se armó! ¡Me pegaron un palo que me dejó de todos los colores!”.
En 1962 marcha a Roma, y coreografía e interpreta El Bolero de Ravel, Antología de ballet y una versión de Carmen. Poco después se convierte en primer bailarín del Ballet de la Scala de Milán.
Regresa a Madrid en 1964 y reaparece en el tablao del Corral de la Morería. En 1965 estrena su obra Don Juan, un montaje que no fue bien aceptado por el público, a partir de lo que Gades, junto a su compañía, centró sus esfuerzos en la interpretación, el estudio y la evolución de las formas flamencas y el baile español, años en los que el artista va gestando las bases sobre las que asentará su obra.
Fue Bodas de sangre, montaje estrenado en Roma, en 1974, el que le consagró gran éxito en el panorama internacional, convirtiéndose en uno de los grandes renovadores del baile flamenco, al que trató de despojar de lo superficial para devolverle su genuina esencia.
Conozcan los amigos internautas que en 1981 formó una nueva compañía con la bailarina española Cristina Hoyos, que posteriormente se convirtió en el Ballet de Antonio Gades. Sus montajes estaban impregnados de un fuerte dramatismo que sorprendía al público, transformando el baile en expresión profunda de las alegrías y tragedias de un pueblo.
Gades mantuvo un estrecho vínculo con el medio cinematográfico. Participó como coreógrafo y bailarín en varias películas, entre ellas Los tarantos (1963), de Francisco Rovira Beleta, nominada al Oscar a la Mejor Película de habla no inglesa y que realizó junto a la mítica bailarina Carmen Amaya; Con el viento solano (1965) del director Mario Camus con la legendaria Imperio Argentina y Bodas de sangre (1981) dirigida por Carlos Saura, junto a los bailarines Cristina Hoyos y Juan Antonio.
En 1983 estrenó, en París, Carmen; le sucedió Fuego o El amor brujo (1989), en el Teatro Chatelet de París; y Fuenteovejuna, que fue estrenada en Italia en 1994. Inspirada en la obra de Lope de Vega, esta obra refleja un compendio de las danzas populares españolas adaptadas a escena, unidas para narrar el devenir de un pueblo.
Cuando ya tenía tres hijas con la actriz española Pepa Flores, conocida popularmente como Marisol, la pareja decidió casarse y, fueron sus padrinos de boda, nada más y nada menos que el líder histórico de la Revolución Cubana y la Prima Ballerina Assoluta Alicia Alonso, quienes ya conocían su pasión por esta isla caribeña.
La propia Alicia lo convenció de continuar bailando, después de casi cinco años sin hacerlo. Con ella y su ballet, participó en numerosos proyectos y giras, llegando a convertirse en creador de un lenguaje y estética que revolucionó para siempre el baile español.
Las presentaciones primeras del Ballet Nacional de España, cuando él fue su director, fueron en Cuba: “No es algo accidental que empiece por aquí, sino porque siento un amor especial por Cuba”, aseguró.
A lo largo de su fructífera vida recibió numerosos premios, muchos de ellos los más prestigiosos del flamenco: Premio Compás del Cante (1998), el Calle de Alcalá al Baile (2002), el del Festival de las Minas de la Unión (2003), el Premio de la Sociedad General de Autores (1982), el Premio Nacional de Bellas Artes (1983), el Premio Max al Mejor Coreógrafo y Mejor Bailarín (1988) y el Premio Nacional de la Danza (1988).
Conozcan, amigos que gustan de estas reseñas que, poco después de la muerte de Franco todos conocieron lo que ya muchos sabían: Antonio Gades tenía un pensamiento marxista y apoyó a la independencia de Cataluña, pasando a militar en el Partido Comunista de los Pueblos de España, y fue miembro del Comité Central hasta su muerte.
El 5 de junio de 2004 recibió la máxima condecoración que otorga el Consejo de Estado de la República de Cuba: la Orden José Martí, por sus aportes a la cultura universal, y su amistad y fidelidad inquebrantables hacia el pueblo y la Revolución cubana. En la ceremonia se reconoció al irreductible comunista, al revolucionario que no perdió nunca la ilusión de un mundo mejor y no dejó de luchar por él.
Según reflejan los documentos revisados, cuando parecía que la Revolución cubana no podía sortear los enormes peligros que se levantaban ante ella, en la última década del siglo pasado, Gades estuvo dispuesto a poner junto a los cubanos, no solo sus ahorros, y su disposición de hablar y defender a Cuba en cada tribuna, sino incluso su propia vida.
Revelamos lo que muy pocos saben: Gades fue militante del Partido Comunista de Cuba durante muchos años, dejando claro en una ocasión, junto a Fidel y Raúl, que “nunca me sentí un artista sino un simple miliciano vestido de verde olivo, con un fusil en la mano para donde, como y cuando, siempre estar a sus órdenes”.
También expresó: “Soy yo el que tiene que dar las gracias a vuestra revolución, que sabéis que es la mía. La revolución me ha confirmado que mis ideales revolucionarios no eran equivocados ni obedecían a una epidemia de romanticismo juvenil, como algunos pretendían hacerme creer”.
No fue obra del azar entonces que, según su última voluntad, sus cenizas llegaran a Cuba. Escribió desde su lecho de muerte y en una hoja timbrada del hospital, una carta al General de Ejército Raúl Castro, donde decía: “Quiero que sepa que lo único que siento es no haber hecho más por la Revolución”.
En marzo de 2005, en el Mausoleo del Segundo Frente Oriental Frank País, lugar en el que reposan los restos de los combatientes que pertenecían a él y lucharon contra la dictadura de Batista, fue depositada la urna con las cenizas de Antonio Gades, a quien se le rindieron los honores militares dignos de un combatiente de alta graduación.
Sepan, además que, desde el año 2007, en la Plaza de la Catedral, en el casco histórico de La Habana, se encuentra una escultura en bronce del gran bailarín español y, por qué no, del revolucionario,
Agreguen a su acervo que solo unos pocos se atrevieron a preguntarle qué había hecho tras telones por la Revolución cubana. Su respuesta: siempre una sonrisa y el brillo de sus ojos.
Curiosidades
• La preservación de los océanos es fundamental para la economía de muchos países. Sepan que más de 3,5 millones de seres humanos dependen de ellos como principal fuente de alimento y para transportar más del 90 por ciento de las mercancías entre los países de este maltratado planeta.
• Aves como patos, gansos, ibis, martines pescadores y otras aves playeras habitan en los humedales. Los utilizan como paradas estacionales durante largas migraciones, porque les brindan protección y alimento. También se pueden encontrar mamíferos como nutrias, jutías, capibaras, tigres, perezosos, castores y antílopes. Y, por supuesto, ¡peces!
• “Preocúpate más por tu conciencia que por tu reputación; porque lo primero es lo que eres, y lo segundo es lo que los demás creen que eres”, sabia sentencia rubricada por el actor, humorista, compositor, productor, guionista, director, escritor y editor británico Charles Spencer (Charlie) Chaplin (1889-1977).
• La disyuntiva que nos propone el escritor estadounidense Ernest Hemingway (1899-1961) en El viejo y el mar es clara: desistir ante aquello que nos rebasa, o pelear y poner a prueba la experiencia, el conocimiento y el carácter.
• Incluyan en su conocimiento geográfico que las llamadas Islas Galápagos son un archipiélago formado, nada más y nada menos que por ¡13 islas volcánicas! y cada una tiene su propia flora y fauna endémica, y la reserva marina circundante. Se encuentran ubicadas en el Océano Pacífico, a 972 kilómetros de la costa continental del Ecuador, y allí la vida silvestre continúa evolucionando en tiempo real.