Amy Marcy Cheney, la sinestésica

amy Aunque la humanidad, signada por la cultura patriarcal, no se quiera dar por enterada, hay mujeres, como Amy Marcy Cheney (1867-1944), que nacen con dones que las convierten en grandes celebridades de la historia; tal es el caso de esta compositora.

Visionaria, autodidacta, de memoria increíble y de una inteligencia coronada por la ironía, practicó en especial la sinestesia —una de sus muchas virtudes— al escribir música.

Como buenos lectores, supongo que ustedes mis amigos internautas conozcan que, quien padece la sinestesia, puede experimentar un sentido al mismo tiempo que otro. Por ejemplo, una persona con sinestesia podría sentir que algo áspero roza su mano cada vez que huele una flor. También pueden experimentar el mismo sentido de dos maneras. Lo que se ejemplifica en ver letras o números en un color específico, como que la letra “A” siempre esté en rojo, sin importar en qué color esté escrita. Este es el tipo más común de sinestesia.

Estudiosos de la vida de Amy refieren que ella escuchaba colores. Cuando sonaba un Do mayor, veía un color blanco; si era Mi mayor, amarillo; Sol mayor, rojo; La mayor, era verde; La bemol, azul; Re bemol, violeta; Mi bemol, era rosa; Sol sostenido menor, negro; Fa sostenido menor, negro.

Y ustedes se preguntarán: ¿Por qué negro? Entonces les cuento que en el ensayo titulado Amy Beach, la sinestésica: Naturaleza, color e identidad compositiva, la doctora Sabrina Clarke explica: “al ser la música una vía de comunicar emociones, la compositora asoció desde su más tierna infancia en las tonalidades menores un halo negativo, como signo de oprobio, negación, violencia y desamor”.

¿Por qué?, pues sepan que Amy Marcy Cheney nació en pañales de talento natural. La especialista cuenta que, antes del año de edad, entonaba —en su vocabulario bebé— todo lo que escuchaba: su madre era pianista y su abuela cantaba en el coro de la iglesia.

Sin embargo, cuando le pidió a su mamá que le enseñara a tocar el piano, esta se negó rotundamente: No quería tener una niña prodigio como hija. Pero Amy siempre encontró la solución: cantaba y bailaba sola, acompañada de un teclado invisible, que hacía sonar con sus pequeños dedos color de rosa.

Con solo ¡cuatro! años, sentada por primera vez frente al teclado de marfil, hizo sonar un vals de Strauss —memorizado cuando su madre lo tocaba—. La progenitora, mientras, inventó una manera de castigarla: le prohibía subirse al banquillo del piano, algunas veces y, otras, le tocaba piezas en tonos menores. La bebita lloraba de tristeza. De ahí el porqué el color negro que escuchó toda su vida la compositora cuando sonaban tonalidades menores (Do menor, re menor…).

La capacidad sinestésica de Amy se sumerge en el amor que profesó toda su vida por la naturaleza, su gran fuente de inspiración, amaba escribir música sentada en una silla, en el campo, o en su jardín, rodeada de aves, aromas, mariposas, nubes.

Sus partituras particularmente sinestésicas son las que toman por tema el paisaje, las aves, las estaciones, el cielo, como lo refleja en la sonata para piano a cuatro manos titulada Summer Dreams.

Entendidos en la materia resaltan que, la producción artística de Amy Beach es impresionante. Más de ¡300! partituras que incluyen una sinfonía portentosa, un extraordinario concierto para piano y orquesta, mucha música para piano, canciones, obras corales… A la calidad de su música se añade el que fue escrita cuando la sociedad rechazaba toda actividad de las mujeres en la música.

Amy tuvo que vencer más de un obstáculo en su vida. Su familia le permitía ofrecer solo algún concierto en público y, cuando se casó con un médico —24 años mayor que ella—, este le prohibió cobrar por ofrecer conciertos y hasta presentarse en público. Ella negoció así: no haría conciertos, pero se dedicaría a escribir música.

Otras fuentes consultadas señalan que Amy es autora de música muy hermosa, variada y siempre apasionante. Su obra titulada By the Still Waters es de una belleza arrobadora, al igual que su Sinfonía Gaélica: una maravilla monumental.

Esta destacada compositora y pianista estadounidense, es reconocida por ser una de las primeras mujeres en el campo de la música clásica en alcanzar renombre internacional;fue pionera en la lucha por el reconocimiento y la igualdad de género en el ámbito musical, sirvió de inspiración a generaciones de compositoras y músicas, y demostró que las mujeres podían tener éxito en un campo dominado por hombres.

Curiosidades

• La obra de teatro El Fantasma de la Ópera (1988) ha recaudado 850 millones de dólares, el segundo lugar en el mundo. Sin embargo, este icónico musical del compositor, escritor, autor, productor y director británico Andrew Lloyd Webber (1948), es el espectáculo de Broadway de más larga duración de todos los tiempos, ha superado las ¡10 000! presentaciones.

• Conozcan los amantes de los deportes net por medio que, a diferencia del tenis y otros de la misma categoría, en el bádminton no se usa una pelota, sino un volante cónico, de corcho, con 16 plumas naturales de ganso, pato o materiales sintéticos. Su peso oscila entre 4,75 y 5,50 gramos, y alcanza velocidades de más de ¡300! kilómetros por hora cuando lo impacta la raqueta.

• “No se puede encontrar la paz evitando la vida”, sabia sentencia rubricada por la escritora británica Virginia Woolf (1882-1941), significa que estar siempre huyendo de los problemas es, en realidad, una manera de acumular miedos y ansiedad.

• Sepan, amigos de la Gran Red de Redes, que los aforismos son aquellas oraciones que expresan una sentencia breve y concisa. Es un género literario cuyas obras consisten en máximas; esto es, frases u oraciones breves, categóricas, por ejemplo: las máquinas deben trabajar y las personas pensar.

• En la antigua cultura vikinga se creía que el paraíso de los guerreros caídos, el Valhalla, estaba lleno de cerveza. La cerveza era considerada una bebida sagrada y esencial en la vida después de la muerte, según las creencias vikingas.