Repetimos: no hemos terminado con la COVID-19

Si se muestrea menos, lógicamente disminuirán los casos. Eso no significa que la COVID-19 esté derrotada

Bien lo decía la semana pasada mi colega Ailén Castilla: ante el descenso de casos confirmados a la COVID-19 en la provincia, no sabemos si cantar victoria o desconfiar. Tantas veces pensamos que la epidemia iba de vencida y tantas otras volvió el virus reconvertido en variantes, que la certeza no puede hacer nido.

Lo reafirmó el pasado 19 de abril el propio experto que ha modelado las curvas a nivel de país. En la reunión del Grupo Temporal de Trabajo, presidida por el Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel, el doctor Raúl Guinovart Díaz pronosticó un descenso sostenido en el número de diagnósticos, pero no tenía cara de fiesta. “La predicción es un avance hacia el control de la enfermedad, aunque no se descarta la aparición de nuevas variantes. Es algo que enciende bombillo rojo sobre la necesidad de no bajar la guardia, de no disminuir nuestros niveles de percepción de riesgo”.

También los modelos del doctor José Ramón Artigas predicen una meseta de unos 70 casos diarios que, hasta el miércoles 20 (cierre de esta nota) se había incumplido por defecto: el promedio de determinaciones positivas en el día era de 22. Entonces, si son buenas noticias, ¿por qué no tiramos voladores?

Por algo que acotaba mi colega hace siete días. Se muestrea menos. Las modificaciones en el protocolo indican test de antígenos y PCR confirmatorio para un grupo reducido de la población susceptible, lo cual deja fuera las cadenas epidemiológicas y a todo el que llegue con sintomatología sugestiva y no esté en los grupos identificados como de riesgo.

• Cuando este titular se haga realidad podríamos saber a ciencia cierta cuándo darle la estocada final a la COVID-19

Obvio que se producirá un decrecimiento y, no obstante, no estaríamos todo lo bien que sugerirían los números. De ahí que en la misma reunión donde se habló de pronósticos, a seguidas se insistiera en elevar la percepción de riesgo. La parte difícil de concretar es que la manera de asumir el riesgo está directamente conectada al enfoque global, y este apunta a una flexibilización en algunas medidas de contención.

Por eso el decrecimiento en las estadísticas (más de la mitad con respecto a la semana anterior hasta el 20 de abril) sirve de guía, pero no nos salva del todo. Hay “catarros fuertes” circulando; la variante BA.2 de ómicron está presente en la mayoría de las provincias; no se ha eliminado el uso de la mascarilla… No hemos terminado.


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