La gran victoria del pueblo de Cuba frente al tirano

Para los sobrevivientes del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, presos en el mal llamado Presidio Modelo, el 15 de mayo de 1955 llegó la libertad sin condicionamientos

 fidelhttp://www.cubadebate.cu/Un día después de la excarcelación, Fidel es recibido y vitoreado por la multitud en la Estación Terminal de Ferrocarriles de La HabanaFulgencio Batista había instaurado una dictadura dos años antes, pero en 1954 pretendía lograr un estado favorable a su mandato, dándole a su gobierno un tono de legalidad democrática y cobertura constitucional.

El tirano concibió una amplia amnistía de la que excluía a Fidel y sus compañeros de lucha, pero la protesta popular iniciada por los familiares de los jóvenes se convirtió en un poderoso movimiento nacional con repercusión en los medios de difusión masiva.

Batista declaró a la prensa que no existía opinión pública en su favor, en su empeño por restarle importancia al clamor en favor de la excarcelación de los participantes en los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes.

Sin embargo, este cínico planteamiento hecho nada menos que en Santiago de Cuba, territorio donde se había librado la heroica acción del Moncada el 26 de julio de 1953, provocó allí la más grande movilización a favor de esa causa que se había realizado hasta el momento.

Quedaban atrás casi dos años de rechazo a las pretensiones de la tiranía para que el grupo abandonara la lucha, cuyas patrañas merecieron la respuesta valiente de Fidel, publicada en la revista Bohemia, el 25 de marzo de 1955 y que en una de sus partes decía: “Después de 20 meses nos sentimos firmes y enteros como el primer día. No queremos amnistía al precio de la deshonra. No pasaremos las horcas caudinas de opresores innobles. Mil años de cárcel antes que la humillación. Mil años de cárcel que el sacrificio del decoro. Lo proclamamos sin temor ni odio...”.

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Los moncadistas habían hecho de la cárcel una aliada; el Presidio Modelo se convirtió en la escuela de la vanguardia revolucionaria, el lugar donde se formarían los hombres que, tres años después, entraron a Santiago de Cuba el 1ro. de enero de 1959 junto al Ejército Rebelde.

Según el Comandante de la Revolución Ramiro Valdés Menéndez: “…en el Presidio fue donde se intentaron encerrar y enterrar las ideas”, y añade el también miembro del Buró Político del Partido y vicepresidente del consejo de ministros: “Los libros fueron nuestras armas y las trincheras la academia Abel Santamaría y la biblioteca Raúl Gómez García. Ahí se estaba preparando intelectualmente la vanguardia de nuestra revolución”.

El viernes 13 de mayo, día de la supuesta excarcelación, en la primera página del periódico La Calle, Luis Orlando Rodríguez denunciaba, a través de un artículo titulado: “Quieren matar a Fidel Castro”, un plan organizado por provocadores de la tiranía para atentar contra la vida de los jóvenes revolucionarios.

Se afirmaba, además, la intención de confundir al pueblo en cuanto a la fecha y hora en que serían excarcelados los presos políticos con la finalidad de evitar demostraciones a su favor. La intransigencia de los familiares y el pueblo concentrado frente a la entrada del Presidio Modelo fue una constante hasta el día de la salida.

El régimen no tuvo otra alternativa, el 15 de mayo de 1955 llegó el tan esperado día de la libertad, sin condicionamientos. Nuevamente el pueblo sería el protagonista que le había abierto a su vanguardia las rejas de la cárcel.

Eran recibidos con vítores, aclamaciones y abrazos a su salida del mal llamado Presidio Modelo. Luego, en el muelle donde se encontraba atracado El Pinero, en horas de la noche, se reunió la población para presenciar la salida de los moncadistas y sobre cajones, antes de subir al barco, como una vez lo hicieron en el Presidio Modelo, entonaron el Himno del 26 de Julio.

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Ese día El Pinero zarpó más tarde de lo acostumbrado, cerca de las diez de la noche; como única carga llevaba a los jóvenes excarcelados con sus familiares y amigos.

Nadie durmió durante la travesía, Fidel conversaba con los integrantes del grupo constantemente, fue el reencuentro con muchos de sus compañeros de Presidio, pues los últimos 15 meses los pasó a 50 metros de ellos, sin poderlos ver e intercambiar personalmente.

Los temas de conversación rondaron entra nuevas ideas, inéditos proyectos y órdenes para los momentos que se aproximaban; además, tomaron el acuerdo de proponerle al resto de los compañeros de lucha el nombre de 26 de Julio al movimiento, que continuaría la batalla por la libertad de la isla.

El barco atracó en el pequeño muelle del Surgidero de Batabanó, al amanecer del 16 de mayo, allí se había reunido para esperar al grupo de moncadistas una compacta representación de ese pueblo de pescadores.

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Desde la propia nave, ayudó a instalar la corriente para los equipos de transmisión de la emisora Radio Cadena Habana el maquinista de El Pinero, Antonio Vázquez, Tatá, y pudo oírse la voz del jefe revolucionario planteando que la amnistía era la gran victoria del pueblo de Cuba frente al tirano Batista.

Impresionante resultó el traslado en tren; durante la travesía tuvo que parar en distintas ocasiones ante los reclamos de apoyo y admiración del pueblo realizado en diversas estaciones hasta llegar a la Terminal de Ferrocarriles de La Habana, donde una multitud los esperaba.

Fidel salió por una ventanilla, no le fue posible bajar por la escalerilla de la puerta. En hombros, entre de gritos de viva y aplausos de los que allí esperaban, fue trasladado. Era el síntoma de su ascendente prestigio en el escenario político del país.


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