Atrasos en construcción de viviendas en Ciego de Ávila

Ninguno de los cálculos que muestra la ejecución de viviendas en Ciego de Ávila es alentador y casi al cierre del primer semestre la probabilidad de concluir 1 589 hogares este año parece, cada vez, más improbable. Los datos así lo demuestran.

Con mayo se terminaron 274 viviendas, cuando debían haberse concluido hasta esa fecha 662. Ni siquiera rozaron la mitad del compromiso. Sin embargo, Leiter Méndez Valdivia, subdirector general en la dirección provincial de la Vivienda, dice que lo peor está por venir, “pues muchas de esas construcciones venían de años anteriores. El inicio y desarrollo es crítico, se nos va a acabar la secuencia constructiva, por el déficit de cemento y de acero prácticamente no estamos empezando viviendas. Y eso lo veremos al avanzar el segundo semestre”.

Tales declaraciones ponen en tela de juicio el cumplimiento de un plan anual que no llega ni al 20 por ciento de ejecución y que, mirado desde sus tres programas (subsidio, esfuerzo propio y construcción estatal), muestra realidades más complejas que los datos fríos no alcanzan a ilustrar.

Por ejemplo, las células básicas (subsidio) representan el grueso de ese plan anual. El 52 por ciento del total. O sea, de las 1 589 viviendas que deben construirse en esta provincia, 822 corresponden a ese programa, y hasta el cierre de mayo, apenas se habían terminado 69.

Coincidentemente, mirado desde un plan lineal (822 entre 12 meses ), correspondería terminar cada mes esa misma cantidad, 69 subsidios; de modo que con cuatro meses de atraso parece imposible una remontada. Aunque, no solo hablamos de tiempo.

A inicios de junio el presidente Miguel Diaz-Canel Bermúdez chequeaba la ejecución de viviendas en el país y durante la reunión Ciego de Ávila fue señalada como una de las provincias que “debe explotar las potencialidades de los yacimientos existentes”. Ante esa coyuntura, Ismel Gómez Colina, director de la Empresa Productora de Materiales de la Construcción (PROMAC) en el territorio, afirma que ya solicitaron permisos para explotar yacimientos de barro y retomar la producción de ladrillos, por ejemplo.

No obstante, las deudas de la entidad —responsable de suministrar el 100 por ciento de los elementos de piso, techo y pared, para el programa del subsidio—, hoy no van en esa dirección: “Dejamos de recibir el 42 por ciento del cemento que necesitábamos hasta el cierre de mayo para nuestras producciones locales”, explica, y acto seguido expone las consecuencias en cifras. La producción de bloques se quedó al 48 por ciento; la de elementos de techo, al 49; y los elementos de piso, al 43 por ciento.

Y si bien el directivo afirma que ya se está restableciendo la entrega de cemento desde Cienfuegos, cuya fábrica estuvo paralizada desde enero por la falta de Petcok , un subproducto de la refinación de petróleo y combustible esencial para el proceso fabril, la recuperación de la industria local avileña no irá al ritmo de la construcción.

Mientras Ismel asegura que, de mantenerse estable la entrada de cemento, para octubre deben ponerse al día con los planes del año; Leiter afirma que al margen de la disponibilidad de recursos, muchos de los subsidiados no tienen capacidad constructiva para emprender y concluir en tiempo su obra.

A esa verdad, Ismel agrega otra realidad. “Nosotros tenemos recursos que ya fueron pagados en las tiendas hace seis meses y todavía los dueños no han ido a buscarlos a la fábrica. Eso tiene que ver desde con la falta de transporte hasta con la falta de gestión, en algunos casos”.

Dentro del programa de la Vivienda, la empresa que dirige Ismel solo es la responsable de producir recursos para el subsidio y el esfuerzo propio; único apartado del plan del año que tiene indicadores muy favorables.

En cuantía, el esfuerzo propio es un programa menor, pues por esa vía apenas se propusieron, para el 2021, 92 hogares, y al cierre de mayo ya terminaban 103. Lo mejor del hecho, subraya Leiter, es que todas esas viviendas pertenecen a personas cuyas antiguas casas habían sido derrumbadas por diferentes eventos climatológicos.

Para resarcir, además, los estragos de esos fenómenos naturales la Vivienda concibe la construcción por la vía estatal de 675 casas en el plan de este 2021. Sin embargo, al cierre de mayo solo se habían terminado 102. Midiéndolo en tiempo, debían tres meses; en casas, faltaban 178 para completar el quinto mes. Por dondequiera que se mire (y mida) la cuenta es negativa.

Incluso admite Leiter que parte de lo realizado obedece a que la Unidad Constructora Militar fabricó 40 casas en Morón, con recursos que poseía desde al año pasado y Venezuela exhibió 20 hogares terminados, debido el tercer edificio para damnificados de Irma, que venía desde mucho antes en ejecución.

“La totalidad de esas 102 finalizadas estaban en diferentes fases y datan de años anteriores, porque se nos ha complicado el acero hasta para la estructura de prefabricado de los edificios”, lamenta Leiter.

El 2020 pareció, así mismo, un año difícil, y contra todo pronóstico se lograron fabricar 1 300 casas de las 1 258 previstas en el plan global de la provincia; y ello, a pesar de que el subsidio solo completó 337 de los 422 inscritos.

Pero el contexto de este 2021, más ambicioso y adverso, no parece soplar a favor de buenos pronósticos. Transcurre junio y ni siquiera lucen reservados. 


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