Un mano a mano para un lustro

Los candidatos pueden conocer de primera instancia el sentir de los electores y estos, a su vez, aquilatar las potencialidades de los propuestos

Cuando el domingo 26 de marzo los electores cubanos ejerzan su derecho al voto, el pueblo determinará si los 470 candidatos a diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular integran la venidera Legislatura y el sistema político cubano mostrará, una vez más, un proceder absolutamente auténtico, en el que no existe margen para decisiones que escapen a la voluntad soberana de las mayorías.

Vale recordar que fueron las comisiones de candidaturas —integradas por las organizaciones de masas y estudiantiles en tanto parte de la sociedad civil cubana— las que conformaron las propuestas y que, al efecto, se consultó después a los delegados de base en cada municipio del país.

El hecho de que se les hicieron observaciones y sugerencias a más de 200 precandidatos en cuanto a sus desempeños en el ejercicio de sus funciones y que en dos municipios de la vecina provincia de Camagüey los delegados, haciendo uso de los derechos que les confiere la Ley Electoral, no estuvieron de acuerdo con las propuestas iniciales, por lo que fue necesario formular nuevas propuestas, constituyen evidencias de la transparencia del proceso.

Como en todo el país, esta semana comenzaron en los municipios avileños los recorridos de los aprobados por los delegados de las respectivas Asambleas Municipales del Poder Popular por centros de trabajo y estudio, entre otros escenarios, en los cuales se libra la dura batalla del día a día.

Y, justamente, esa es otra peculiaridad que no siempre se aprecia en su verdadera magnitud: los candidatos pueden conocer de primera instancia el sentir de los electores y estos, a su vez, aquilatar las potencialidades de los propuestos para asumir los retos que les aguardan.

En mi opinión, ese mano a mano constituye un momento que merece el mayor cuidado, si se entiende por cuidado evitar todo aquello que conduzca al formalismo y la pérdida de tiempo. En cualquier caso, de lo que se trata es de cumplir con la mayor efectividad el objetivo de ambas partes: de una, quién es y cómo se proyecta mi candidato; de la otra, qué preocupa y necesita la gente.

Parece muy sencillo, pero no creo que lo sea porque se necesita mucha sabiduría para que el diálogo rinda frutos. No en balde Manuel Marrero Cruz, primer ministro de la República, afirmaba el pasado domingo que el vínculo con la población es “la única manera de representar al pueblo y la única manera de avanzar en la solución de los problemas”, amén de que resulta un principio que en ocasiones se ha descuidado.

Y no es que esa sea la ocasión exclusiva para el intercambio. En lo adelante —y he aquí la fórmula para las numerosas acciones que demanda la construcción económica, social y política del país—, será ineludible multiplicar y perfeccionar la conexión permanente con el sentir popular.

A cinco semanas de los comicios, los lectores disponen de suficiente tiempo para indagar en los aspectos más relevantes de la biografía de los propuestos y para ahondar en el “retrato” de la nueva Asamblea Nacional que ahora se gesta, aunque algunos datos ofrecidos esta semana ya resultan llamativos. Por ejemplo, el 20 por ciento de los propuestos son jóvenes menores de 35 años, el promedio de edad general es de 46 años, una mayor representatividad de sectores clave de la vida nacional y de las mujeres que ya rebasan el 55 por ciento de la membresía.

Soy de los convencidos de que, para que la X legislatura dé muestras de efectividad, el mano a mano del que he comentado en estas líneas deberá estrecharse aún más. De su calidez en el transcurso de un lustro dependerá que, unidos y entre todos, dispongamos de un país mejor.

Estos son los candidatos a diputados a la X Legislatura del Parlamento cubano


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