Reflexiones en vasos de ocho onzas

Por Sayli Sosa Barceló
El análisis de la contratación de leche y alimentos en las bases productivas de Primero de Enero, junto a las proyecciones de trabajo para el presente año, motivaron el intercambio
Fotos: Fotos: Sayli y Michel Guerra

Recorrer todos los kilómetros entre la cabecera provincial y las áreas de la Empresa Agropecuaria Arnaldo Ramírez para hablar del cumplimiento de la leche más que de la campaña de frío podría resultar un contrasentido si no fuera porque ni con cientos de litros de humus de lombriz líquido —el arma secreta de Jorge Maceo para lograr rendimientos con escaso o nulo paquete tecnológico— las ocho bases productivas de la entidad lograrían cumplir la leche contratada. Las vacas no se pueden “abonar”.

Por eso el diálogo que encabezaron allí las máximas autoridades políticas y administrativas con el consejo de dirección, el núcleo del Partido y representantes de los campesinos fue de una franqueza necesaria. De una parte, la exigencia (basada en lo perentorio de honrar un plan del cual depende el alimento de los niños y los enfermos), y de otra las muchas dificultades para manejar la masa ganadera.

Las cuentas que se sacan de uno y otro lado parecieran quedarse a la mitad del camino. Unos apelan al esfuerzo individual como principio de la solución y otros lo ven como el principio de los problemas. Los informes, en tanto, hablan de un incumplimiento de 163 litros diarios en la Arnaldo Ramírez, de ahí que la medida empleada por Alfre Menéndez Pérez, gobernador de la provincia, fuera la de un vaso de ocho onzas. “Si cada uno de los ganaderos entrega este poquito más (y ubicó entre sus dedos índice y pulgar el volumen demandado), aquí cumplen”.

Esa es la verdad para las cooperativas de Créditos y Servicios Francisco Espinosa y Carlos Manuel de Céspedes, y la Unidad Básica de Producción Cooperativa Sabicú, las tres con más del 92 por ciento de su plan cumplido a mediados de enero. Las discusiones previas a la reunión habían arrojado un compromiso a dar el extra, un aporte superior, incluso más allá de lo contratado. Pero no lo es tanto para las otras cinco bases, que deben cientos de litros (deuda que continúa creciendo), específicamente la CCS Arnaldo Ramírez, con 16 asociados incumplidores.

La pregunta que siempre sale a relucir en estos análisis es por qué unos sí pueden y otros ni siquiera se acercan a lo pactado. Algo que no es un problema exclusivo de Primero de Enero —cuyos planes municipales se honran, no así los individuales—, mas se puede utilizar el ejemplo para anotar un par de ideas.

Entre las razones expuestas por los campesinos hay cuestiones fundamentales que, si bien no son desoídas, tampoco encuentran acciones de respaldo en el corto plazo y debilitan muchos de los compromisos contraídos.

No es lo mismo criar el ganado en áreas cercanas a los asentamientos poblacionales que en el medio del monte, a merced de matarifes y hasta perros jíbaros. No es lo mismo comprar (a como se pueda) antiparasitarios para los terneros de un rebaño grande que para uno pequeño. No es lo mismo dar de beber y comer a 10 vacas que a 40. No es lo mismo la reproducción natural que la asistida. No es lo mismo recibir el pago en tiempo que un mes después…

Lo cierto es que, enmarañados en esa madeja de justos reclamos de ambas partes, hay 20 000 litros de leche diarios que impiden cubrir las dietas médicas, el consumo de hospitales y asilos de ancianos en la provincia, y han puesto en peligro en no pocas ocasiones la entrega del alimento a la población menor de siete años.

“No hay ternero en Cuba que valga más que un niño”, insistiría una y otra vez Liván Izquierdo Alonso, miembro del Comité Central del Partido y primer secretario en la provincia. Otro hecho irrefutable al que nadie se atrevió a ponerle un requerimiento.

En eso hubo consenso, pero faltaríamos a la verdad si afirmáramos que luego del intercambio empezó a llover leche en el campo. Esas “lluvias” podrían demorar todavía un par de meses en “caer”.

Los guajiros tienen prácticas más viejas que ellos mismos, muy difíciles de echar a un lado de un día para otro: dejarle un poco a la ubre para que el ternero no se desnutra; pagar con leche y dinero el trabajo (cada vez más caro) de vaqueros, ordeñadores, pastores y hasta de quien limpia las vaquerías; los “compromisos” con los vecinos que tienen en casa un viejito o un enfermo…

No son una masa compacta de productores, no están en igual situación. De ahí que unos puedan y otros no, que unos quieran y otros no. Sin contar que la leche que va a parar al mercado informal (líquida, en queso o yogurt) en no pocas ocasiones termina financiando la sostenibilidad del contrato con el Estado. También están los pillos de toda la vida.

Probablemente este no sea el momento para una evaluación del tema —ni es competencia de las instancias provinciales—, pero tal vez por eso mismo sí sea necesaria. A 20.00 pesos por litro de leche entregada no se puede costear 1 cc de Labiomed, que cuesta 60.00 pesos “por fuera”, ni pagar 8000.00 al mes a un pastor para que lleve, cuide y traiga al ganado. Eso dijeron los ganaderos y, aunque no son las únicas, esas son otras cuentas que hay que sacar.

Sembrar y controlar

A la par de la contratación y el chequeo de la leche, en Primero de Enero se discutió sobre siembra, producción y acopio de alimentos.

De frente a las 60 hectáreas de papa sembradas en la finca 32, Avelino Calderón Puentes, jefe de colectivo, oteaba el horizonte inmediato, donde una máquina de riego nuevecita es la garantía para mejorar el salario medio de sus trabajadores, que hoy es de unos 9000.00 pesos.

campo de papaEl aporte del crédito saudí permitió adquirir nuevas máquinas de riego de pivote central

En idéntica posición se colocó Liván Izquierdo y hasta llegó a pasar su brazo por encima de los hombros de Avelino, hombre fuerte de campo que no aparenta los 50 años que tiene. La combinación de semilla nacional e importada debe tributar allí rendimientos de unas 22 toneladas por hectárea (t/ha).

Liván y AvelinoUna buena cosecha de papas posibilitará el incremento en el salario medio de los trabajadores que dirige Avelino

Si están hablando de potenciales en esas cifras es, sin dudas, gracias al uso mediante el riego del humus de lombriz líquido, a razón de cuatro aplicaciones al mes. Con ello han conseguido que las plantaciones del tubérculo tengan un desarrollo vegetativo óptimo, porque ese abono orgánico contiene el “paquete” completo de nutrientes.

En la Arnaldo Ramírez ya no saben sembrar sin el humus y si en 2023 produjeron unos 400 000 litros, este año quieren subir la parada hasta unos 600 000. Tal cantidad cubriría la demanda de las más de 800 ha a cultivar en la empresa.

De ellas unas 325 deben quedar listas en este mes de febrero, si no fallan dos equipos de preparación de tierras que aguardaban por grasas y aceites.

estado vegetativo humusLa aplicación de 24 litros por hectárea de humus líquido garantica de dos a tres toneladas por hectárea más en el rendimiento

Así, la empresa podría llegar al 90 por ciento del plan de la campaña de frío, toda una proeza teniendo en cuenta las muchas limitaciones logísticas en las que se desarrolla la agricultura cubana.

Y aunque las tensiones no faltan, Jorge Maceo Lorenzo, director de la Empresa Arnaldo Ramírez, se mostró, digamos, contento, con la posibilidad de “empatar ciclos”, pues la siembra escalonada de viandas y hortalizas permitirá que allí no quede palmo bajo riego sin simientes.

Pero en realidad el ciclo no se cerraría del todo si, luego, no se contrata la mayor cantidad de producciones posibles. A mediados de enero la Unidad Empresarial de Base de Acopio no alcanzaba el 50 por ciento de los acuerdos con las bases productivas —con todo y eso, eran el territorio que más había avanzado en la provincia— y en la reunión que se desarrollaba en las rojizas tierras de Trucutú volvía a ponerse sobre la mesa la principal insatisfacción de la gente: el precio de la comida.


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