Fábula de los dos caminos

Por Filiberto Pérez Carvajal
Fotos: Michel Guerra
En las afueras de Ciego de Ávila, un trillo conduce al desarrollo agrícola, el otro tuerce el rumbo por la senda equivocada

La frase, tantas veces dicha, renació esta vez diferente, envuelta en un hálito de misterio. Quizás porque el guajiro la dijo despacito mientras el humo de su tabaco se posaba sobre la cerca, o porque hasta la guardarraya de tierra roja se resistía a entenderla: “Todos los caminos no conducen a Roma”.

Mirtha Doyley Jhonson, presidenta del Consejo Popular Alfredo Gutiérrez Lugones, había dicho que un proyecto en ciernes “ordenaba” recorrer una parte de la Circunvalación Sur de la ciudad, y luego torcer a la derecha, rumbo al municipio de Venezuela, para, finalmente, transitar la vereda por donde, a cada pedalazo, se aproxima la casa de campo.

De tanto verde y de tantos trinos y vagidos se encandila la vista y suenan los oídos, parece más que lo que es: una finca avileña en la que unos pocos intentan producir para muchos. Norberto Tapia González recibe con el habitual saludo, pero algo más que una insatisfacción se adivina en su mirada.

Un hombre de vacas gordas

La carta de presentación de esta porción de la geografía local y de la Cooperativa de Crédito y Servicios (CCS) Pedro Martínez Brito puede ofrecerla Osvaldo Pérez Rabí, encargado de casi todo lo que tenga que ver con las 50 cabezas de vacunos y 11 equinos de la finca. Entre bromas, confirma que él es el jefe de la ganadería, el vaquero… e Invasor supone que le toca mucho más: todo lo que venga.

A un costado de la sabana, el mangal, el abrevadero y los animales que se le enciman, mientras los perros también asumen el rudo oficio de montear. Pero hombres de campo, lo que se dice campesinos, nadie más que Osvaldo, de ahí que parezca incierta la aseveración pronunciada con un dejo de orgullo, porque “aquí usted no se va a encontrar ni hurto ni sacrificio ni vacas flacas, como tampoco hubo vacas muertas en tiempo de seca” y enlaza la idea con una conclusión rotunda: “por toda esta zona, no va a encontrar un ganado igual que este, mire cómo está y sin fórmula especial, nada más el pastoreo, el king grass; nos queda sembrar unas dos hectáreas de caña para que se mantengan así… ¿El plan de leche de entrega al Estado? 3 000 litros en el año. Aunque empezamos tarde por culpa de la seca, vamos a cumplir”.

Cuando guía al rebaño y alguna que otra res intenta escabullirse, se le advierte la destreza; lo mismo que en el instante en que se queda a solas con las vacas en ordeño, apenas ocho, aunque algunas “nada más son para los terneros, de lo contrario, no se logran los críos”. Sobre el banquito, palpa y aprieta las ubres, un chorrillo blanco es la respuesta.

En boca de Norberto abundan las propuestas, sin que escaseen los requiebros.

 norberto“No quiero seguir entregando producciones para que, después, los vendan al doble”, dice Norberto Tapia

Ante las inclemencias del tiempo y la falta de los hombres, hay que figurarse lo que representa trabajar y cuidar lo preparado y sembrado si, a la hora del cuajo, “apenas somos ocho, de ellos, cinco hombres y tres mujeres. Si ahora mismo cuando miras la cuenta no te da es porque otros vienen uno o más días y después no regresan”.

Parece que es más fácil vivir del aire que del trabajo…”

 

Y eso que aquí, por ejemplo, a los que están en los cultivos varios los mantengo vinculados a los resultados; el pago no les sale mal, son unos 6 000.00 pesos al mes, más un 15 por ciento libre, de ganancia”.

Y del verde que encandila brotan las calabazas en 370 cordeles, el quimbombó en 50; más allá, las tres caballerías de guayaba bajo riego de una máquina de pivote central. En total, 13 caballerías donde se fomentan cultivos varios, si bien acusan la carencia de otros 40 trabajadores.

Mas no hay madrugada ni tarde ni noche en la que se pueda estar tranquilo. Mientras los hombres “doblan el lomo” sobre el suelo rojo, las mujeres conforman los mazos de quimbombó y los perros hociquean el ambiente, hay quien se escurre en la maleza e intenta dar el golpe.

“Sí que les hacemos frente y les quitamos lo que pretenden llevarse descaradamente, pero vienen armados y sin escrúpulos. El colmo es que hacemos la denuncia y luego los ladrones nos dicen que nosotros no tenemos pruebas, como si yo mismo no los hubiera cogido con las manos en la masa”.

• El robo de las cosechas es un flagelo que azota los campos avileños. “Vienen los bandoleros en carretones y te comen a ʹpedráʹ limpia, anoche casi me matan”, decía en diciembre otro campesino.

Destinos del camino

A Mirtha el asunto le sigue dando vueltas en la cabeza. Anota y repiensa, para ella no hay otra salida que vincular a quienes pueden llegarse hasta la finca. “De paso, podrán adquirir algo de alimentos, pero lo más importante no es eso. Si se está hablando de que el Consejo Popular tiene que autoabastecerse y que los que no trabajan le siguen huyendo al campo, la mejor manera de ayudar y estimular es ordenar la asistencia del pueblo a los surcos”.

Entretanto, Norberto hijo no quiere ponerle amargos a la vida de Norberto padre. “A los 87 años sigue con la energía de un buen hombre de trabajo que aspira a dar lo mejor de su cosecha, así que, lo menos que yo puedo hacer es encargar a los míos de las ventas; he estado exigiendo que me faciliten dos carretones, lo demás lo pongo yo. No quiero seguir entregando producciones para que, después, por la espalda y como puñalada, alguien te venda el quimbombó que le entregué a 20.00 pesos al doble de precio. Eso no está bien ni para el que trabaja la tierra ni para el que tiene que morir en la tarima”.

 mujeresLa contribución de las mujeres pudiera incrementarse mediante nuevas incorporaciones

Según la Encuesta Nacional de Ocupación 2022, elaborada por la Oficina Nacional de Estadística e Información, la tasa de participación económica de la provincia se estimó en un 51 por ciento, ligeramente superior a la media nacional (50,9), pero la séptima más baja del país; de 184 444 personas contempladas como población económicamente activa, 2335 se mantenían inactivas. En el nivel de país, la encuesta calculó en cerca del 17 por ciento los ocupados en el sector primario, donde se incluye la agricultura, la ganadería, la silvicultura y la pesca. En nuestra provincia las cifras podrían ser superiores, dada su estructura demográfica, territorial y económica, pero no demasiado. Es una tendencia que se viene acentuando hace tiempo y que no parece vaya a cambiar en el futuro inmediato.

El guajiro le da una cachada fuerte a su tabaco. Y mientras el humo se posa sobre la cerca; hasta la guardarraya de tierra roja entiende que, en Cuba, todos los caminos, hasta los trillos, apuntan a que una parte de la solución aguarda en los campos.

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