No le basta con ser profesora a tiempo completo, con el amor por la historia o contar cuentos en las Barcas de Cristal, Yamila está lista, tras varios años, para regalar poesía al mundo
Amanda Si fuéramos a buscar un afortunado culpable, Yamila tendría que regresar en el tiempo y el espacio hasta la casa de familia, al lado del radio, hasta su padre.
Los versos de papá Ferrá eran aprendidos de memoria y recitados los viernes, en la escuela. Y si ahora ella rememora, desde su casa en las afueras de Morón, en el aislamiento voluntario con el que se preserva de su diabetes y su asma, es porque esos versos han venido lejos, con ella.
“Escribí mi primera poesía a los doce años. Y estoy segura porque escuchaba en aquellos momentos, por la radio, la novela Cumbres borrascosas. Mi padre me había regalado el libro. Y yo empiezo a leer la novela mientras la escuchaba, y me sale ese primer verso”.
Como probablemente no lo recuerda, saltamos de ese verso para uno de los últimos, el que le regaló una de las alegrías en plena pandemia, muy reciente: el Premio Provincial del Chaco 2021, de Argentina.
Muy emocionada por este premio. Gracias a los que me han ayudado a crecer. Primer Lugar en el Concurso Internacional de Poesía: Sade Chaco. Argentina.
Posted by Yamila Tomasa Ferrá Gómez on Wednesday, June 23, 2021
Ella dice que no se lo esperaba. Había escrito David, el poema, especialmente para la convocatoria, que exigía escribir inspirada en una obra escultórica. Menciona entonces a Leslie Angulo, que desde los Estados Unidos es discípula y maestra. A Leslie estuvo dedicado el poema, por lo que han ayudado las sesiones de revisión mutua de textos, la inspiración que comparten.
Así se habrán puesto sus muchachos cuando ella compartió la noticia de que había ganado el premio. “Me llegó mientras daba un repaso para las pruebas de ingreso de historia por WhatsApp. Y fue muy cómico porque yo les pido a ellos que no compartan nada personal en el grupo. Pero ya no tengo a mis padres, y mi hermana está lejos, así que estaba con ellos en ese momento y lo compartí”.
Es en ese pequeñísimo acto de insubordinación hacia sí misma el que explica este florecer poético en la vida de Yamila.
Enseñar y escribir para nada son profesiones reñidas. Ella se esfuerza mucho por demostrar que es al contrario. El magisterio es la profesión “que le hizo poeta”, y sus referentes, en Martí y en Raúl Gómez García, reafirman la convicción. “Detrás de todo gran poeta hay un educador”, dice.
No obstante, el magisterio sí le ocupaba casi todo el tiempo que no le dedicaba a ponerse seria con la escritura. A la labor de madurez y convencimiento que es recopilar textos y buscar editorial.
• En el proyecto Barcas de Cristal, ejerce desde hace años como promotora cultural
Con el juego de los nietos de fondo ella habla de sus primeros lectores: siempre sus padres, en especial su papá, “que fue el primero que se apasionó” de leerla. Y su hermana, que hasta hoy les da el “visto bueno”. Y justo ahora es que la lista de lectores puede cambiar para siempre, mientras su primer libro se edita en Ediciones Ávila. “Fue aprobado en el plan editorial, pero vino la pandemia, que todo lo cambió”. Un té en la niebla, lo llamó Yamila, y para ella es la confirmación de haber entrado en la madurez. Lo espera sin prisas: “No sé cuándo verá la luz, hay mucha incertidumbre, pero sé que voy a disfrutar mucho su presentación, que quiero que se haga aquí en Morón”.
• Sobre el proceso editorial en la provincia
En casa, mientras la COVID-19 la obliga a confinarse, ya ha dejado listo otro poemario, y trabaja en un tercero, “Los versos de mi padre”, que le ayuda a mitigar esas nostalgias. Eso, entre otras cosas, es un motor para escribir.
“Me motiva la vida, me motivan los sueños, me motiva mi profesión, me motiva mi familia actual, el hogar que tengo, y me motiva ese deseo de ser mejor como ser humano”. Son la fe de haber sobrevivido, de estar viviendo, lugares de dónde asirse, y desde donde contemplar la maravilla de que ni siquiera una pandemia hacen tiempo muerto, porque hay que estar viva para poder crear.
A continuación, fragmento del poema Sobreviviente:
Lo sabe mi hermana que muestra un almanaque / todo rayado y sucio. / Sobreviviente. / Adjetivo. / Cuando te enredaste en mi pelo / estaba desprovista de ciertas corazas / vulnerable como era / me asombraron tus orquídeas / no podía darme el lujo / de estropear sueños / así que decidí creerte. / Todo se revolvió / parecía una mala telenovela / personajes que gritan / portazos / sobreviví nuevamente. / Entonces cada noche sobrevivo / cada mañana / cada tarde / hasta que la taza caiga sobre mis rodillas / y el adjetivo se parta en dos.