Explosión de La Coubre, primer capítulo de terrorismo contra Cuba

El 4 de marzo de 1960 uno de los crímenes más atroces de la historia de Cuba confirmó a la naciente Revolución las intenciones de Estados Unidos de frenar su avance.

Con el estallido de la embarcación francesa La Coubre, en el puerto de la capital, comenzó el capítulo de acciones guerreristas de Estados Unidos en un expediente que por 60 años insiste en detener el proyecto.

Pocas horas después del suceso, el líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro, legaría la consigna de ¡Patria o Muerte! mientras que el semblante firme de Ernesto Che Guevara sería inmortalizado por el fotógrafo Alberto Korda para convertirse en símbolo de resistencia.

El siniestro devino la antesala de otros tantos sabotajes que antecedieron a la invasión frustrada por Playa Girón (Bahía de Cochinos), en abril 1961, y continuaron a lo largo de la historia de Cuba.

Datos develados por el propio Fidel Castro sacaron a la luz la complicidad de agencias norteamericanas, responsabilizadas con la acción terrorista con el objetivo de boicotear el abastecimiento cubano de armas y municiones y así dejar al país indefenso ante la creciente hostilidad.

La historia de un sabotaje

Cerca de las tres de la tarde, una explosión voló cerca de 31 toneladas de granadas y 44 de municiones de un cargamento proveniente del puerto belga de Amberes con Cuba como destino final.

Sin embargo, el carácter genocida de la acción se confirmó con el segundo estallido, cuando los cuerpos de ayuda, Bomberos y la Policía revolucionaria llegaban para brindar auxilio a las primeras víctimas.

“De pronto se escucha una fuerte explosión que retumba estremecedora a lo lejos. Y, pasados unos minutos, otra. Pensamos en alguna bomba colocada por elementos contrarrevolucionarios. Era lo usual por esos días”, escribió al respecto el periodista Leopoldo Formoso.

El entonces reportero de Prensa Latina recordó las difíciles labores para contar a los mutilados, localizar las casas de socorro o centros de asistencia improvisados para tantos afectados.

La agencia de prensa latinoamericana, fundada el 16 de junio de 1959, informó primero que ninguna otra y con mayor exactitud acerca de lo ocurrido esa mañana en los muelles del Puerto de La Habana.

Horas después, el saldo final de víctimas estremeció al país: 101 fallecidos, entre ellos seis marinos franceses y ocho trabajadores portuarios españoles; 400 personas lesionadas o incapacitadas de por vida y 82 niños sin padres.

Primer ¡Patria o muerte! de la Revolución

Un día después del siniestro, un multitudinario sepelio reunió a los habaneros en la intersección de la avenida 23 y calle 12, en las inmediaciones del Cementerio de Colón para despedir a las víctimas.

En aquella ocasión Fidel mostró pruebas de la implicación del Gobierno de Estados Unidos en el crimen.

La Coubre zarpó con 35 tripulantes a bordo para un trayecto que precisó escalas en Bremen, Hamburgo y Liverpool.
De acuerdo con datos recopilados, en algunos de estos lugares la Agencia Central de Inteligencia (CIA) organizó el sabotaje, como lo calificaron las autoridades de la Isla.

Hasta la fecha, la armadora Compagnie Générale Transatlantique, también conocida como French Line, dueña del barco en el momento de la tragedia, mantiene en caja fuerte el dossier francés de las investigaciones sobre la explosión. El expediente tiene una prohibición de comunicar fijada a 150 años por los servicios jurídicos de los últimos dueños del buque.

En el conmovedor sepelio, el joven líder pronunció lo que sería en consiguiente la voz del pueblo cubano para resistir en su lucha: “Ahora libertad quiere decir algo más todavía. Libertad quiere decir Patria, y la disyuntiva nuestra será ¡Patria o Muerte!”, aseguró.

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