La antigua escuela de oficios Frank País García, ubicada en la calle Patria, vive una transformación radical: hoy se le puede considerar un nuevo reparto que beneficia, mayoritariamente, a educadores.
Mucho antes de que pasara el huracán Irma, el plantel Frank País García, aledaño a la vía que une a Morón con el poblado de Patria, no gozaba de buena salud y el cambio de uso le venía como anillo al dedo.
Así llegaron las primeras decisiones: serían moradas, y, para vivirlas, trabajadores de Educación. Pronto se dieron a conocer las asignaciones, que rondaban la decena. Yúnior López Cuesta era entonces director de la secundaria Benito Juárez y fue uno de los beneficiados.
“Tras el paso del huracán, a otro grupo de personas de nuestro sector, afectadas por el fenómeno meteorológico, se les dieron locales aquí, y poco a poco empezamos a ver los cambios”, afirma Yúnior, quien ahora se desempeña como funcionario del Partido Comunista de Cuba en Morón.
Con las altas y bajas de cualquier proceso constructivo, los beneficiados empezaron sus acciones renovadoras apoyados por trabajadores de Unidad Empresarial de Base 02, de la Empresa Provincial de la Construcción.
Nueve hombres asumieron el protagonismo, junto a vecinos de la naciente comunidad. Reinaldo Cárdenas Segrera, más conocido como Habana, es el jefe de producción de la UEB: “Aquí trabajamos en el levante de muros, la colocación de mosaicos, azulejos y techos, la instalación de la electricidad y de la red hidrosanitaria”.
“Por lo general, la gente ha sido muy correcta con nosotros, la mayoría labora en sus casas y apoya a los vecinos, salvo algunas excepciones. Hay vecinos como el esposo de la profesora Yenisey León Sánchez, Omar García Ocampo, quien intervino de principio a fin en la reconstrucción de su casa”, afirma Habana.
Varios convivientes y albañiles contaron la anécdota de Omar y Yenisey, quienes renunciaron a sus vacaciones, con viaje a la playa incluido, para que su nido de amor progresara. Y sí que lo han logrado.
“Ahora no solo basta con la terminación —afirma Omar—, pues en la medida en que las casas queden listas debemos acondicionar la comunidad, limpiarla, rescatar su jardinería, los viales de acceso, e incluso está prevista una plaza martiana. Si somos educadores el Maestro no puede faltar entre nosotros.”
Entre los beneficiados está Arlis Navarro Ordúñez, trabajadora de la Dirección Municipal de Educación: “Vivo junto a mi niña y mi esposo. Esta experiencia ha sido muy buena. Con el salario que teníamos no nos daba para crear las condiciones necesarias de una casa. La ayuda de los albañiles ha sido esencial”.
Lo cierto es que ya esta comunidad funciona, aunque le falta el acabado a sus áreas exteriores y detalles en algunas casas. Poco se hubiera hecho sin las decisiones de las autoridades locales, que buscaron armonía entre obreros y los futuros residentes; además, los trámites para legalizar estos espacios ya están en camino, según Lidia Margarita Rivero Pérez, subdirectora técnica de Vivienda en el municipio.
Justo en tiempo de restricciones aceleradas por el bloqueo, surge un nuevo barrio que honra a Frank País García, un docente revolucionario, indoblegable y apasionado por una Cuba mejor.