Un corazón que enseña más allá de las fronteras

Osmel Alemán Amado, en el más amplio sentido, un maestro de maestros para su terruño de Chambas, para Cuba y para otras tierras hermanas

examenAmarilis La trayectoria de Osmel Alemán Amado lo define como un educador cabal, comprometido con la noble tarea de enseñar. Es, en el más amplio sentido, un maestro de maestros para su terruño de Chambas, para Cuba y para otras tierras hermanas.

Su labor ha estado siempre guiada por un principio: descubrir y potenciar lo mejor de cada educando, para verlos crecer y alcanzar su máximo potencial.

Con apenas 16 años, en su zona rural, dirigió sus pasos hacia la escuela primaria “Enrique José Varona”, en la localidad de Biscucia. No imaginaba entonces que de su vocación brotaría, como agua de manantial, un amor inquebrantable por la profesión.

Comenzó enseñando a personas adultas ávidas de conocimiento y, tras enriquecedoras experiencias en la enseñanza primaria, llegó a dirigir la institución educativa.

Su brillante quehacer le permitió integrar el contingente internacionalista “Augusto César Sandino”. Cumplió misión en la República de Nicaragua, específicamente en el departamento de Zelaya Central, donde hasta entonces ningún maestro había llegado. Allí, materializó sus sueños: junto a los vecinos, construyó la escuela con tablas de bambú.

El humilde y excepcional chambero vivió una historia enaltecedora. Logró que el ciento por ciento de los estudiantes de esa comarca aprendiera a leer, escribir y calcular. Participó activamente en la campaña de alfabetización del país y contribuyó a la formación de maestros populares.

Su colaboración se extendió después a la República Bolivariana de Venezuela, en el estado de Trujillo, donde asesoró las misiones educativas Ribas, Sucre y Robinson.

Como una luz radiante en cada jornada, Osmel Alemán Amado llega a este nuevo año. Celebra sus logros, su cumpleaños 72 —este 28 de diciembre de 2025— y el privilegio de estar reincorporado a su profesión, educando a las nuevas generaciones.

Entre sus reconocimientos figuran las medallas por 15 años como guía de pioneros, la “Rafael María de Mendive”, la de Trabajador Internacionalista y la “José Tey”, a lo que suma la Distinción por la Educación Cubana.

Es un orgullo reconocer la sublime labor de este hombre, apasionado por transmitir sus conocimientos. Si en cualquier escenario se le pregunta qué significa para él ser maestro, responde sin titubear: “Es motivo de satisfacción y verme realizado. Si muriera y volviera a nacer, escogería de nuevo esta obra de infinito amor”.