Cuentan familiares y amistades que de pequeño tenía vocación para el dibujo. De seguro en algún lugar, quizás el más insospechado, se conserven bosquejos de sus intentos de ser pintor.
Carlos Joaquín Rojas Piquero, de adolescente, no quería ser arquitecto. Esta profesión le llegó de casualidad, pues prefería todo lo relacionado con la Electrónica.
Cortesía del entrevistadoLa obra Vivienda unifamiliar mereció MenciónSin embargo, aprobó las pruebas de aptitud de Arquitectura, y la puso en primera opción a la hora de solicitar carreras universitarias. Incluso cuando terminó el primer año, quiso cambiar de especialidad.
“Pero entonces había que terminar dos cursos. En segundo año empezamos a recibir Diseño arquitectónico y ahí surgió el flechazo: me enamoré para siempre de esta profesión, una de las Bellas Artes.”
Recuerda que cuando estudió, en la década de los 90, todos los dibujos tenían que hacerlos a mano, no como ahora que emplean la computadora. “Mi tesis fue escrita en una máquina de escribir y tuve que crear para ella unos 30 planos.”
Carlos, hoy con 49 años, aún se emociona cuando habla del Premio y la Mención conquistados en la XI Bienal de Arquitectura del Caribe, celebrada en La Habana del 7 al 10 de octubre.
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“El Premio lo obtuve con la obra Vivienda mínima prefabricada y la Mención con Vivienda unifamiliar, ambas en la categoría Vivienda y Hábitat Social.
“La primera es un diseño de este 2019. Soy de la opinión de que en Ciego de Ávila y en Cuba se debe potenciar la prefabricación, no la tecnología Gran Panel, sino este método de construcción.
“Busqué soluciones prefabricadas y se me ocurrió utilizar los cajones que se emplean para los refugios (obras de la defensa) para conformar una casa.
“Tomé el diseño de esos elementos, que tienen una medida estándar, los modifiqué creándoles aberturas para lograr ventilación e iluminación natural y la circulación interna necesaria.
“Logré tres tipos de cajones que, unidos entre ellos, conforman un domicilio, algo que es extremadamente rápido y cómodo de ejecutar. Te permite hacer muchas casas en poco tiempo.”
Posted by Ernesto Herrera Quintas on Wednesday, October 23, 2019
Cortesía del entrevistadoCon el proyecto Vivienda mínima prefabricada ganó Premio en la XI Bienal de Arquitectura del CaribeTambién habla sobre la obra que mereció Mención. “Es una morada que se le diseñó a propietarios, a partir del uso del sistema tradicional.
“Tenía el reto de que estaba en una esquina y había que buscar que cumpliera con todos los requisitos que debe tener, como iluminación, ventilación, que armonizara con el entorno. Se respetó el corredor público que existe en esa cuadra, que forma parte de la identidad de la capital avileña.”
Entre los lauros logrados por Carlos están la Mención en el VI Salón Nacional de Arquitectura y Urbanismo en la categoría de Vivienda, con Vivienda unifamiliar para médico internacionalista, mientras que en la décima edición de este evento, en la misma categoría, conquistó Premio con Edificio de viviendas COPEXTEL, y Mención con Viviendas Sandino individuales y pareadas.
Este 2019, en el XII Salón, ganó Premio en la categoría Utopías con Vivienda mínima prefabricada y Mención en Vivienda con Vivienda unifamiliar. Vivir al interior. También en este certamen mereció un Premio colateral, entregado por el Frente de Proyectos de Santiago de Cuba, por Vivienda mínima prefabricada.
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No vacila al preguntarle por su mayor reto: “El proyecto del Telecentro de Ciego de Ávila, por la complejidad técnica que llevaba hacerlo.
“Era un lugar que estaba destinado a ser un restaurante y la estructura civil estaba a un 80 por ciento de construcción. Tuve que reorganizarlo todo para llevarlo a su objetivo final, lo logré estudiando diversos cambios, muchas soluciones y dibujos a mano.
“Hice cerca de nueve o 10 variantes hasta lograr esta obra, que cuando se inauguró tenía el estudio de Televisión más grande de todos los telecentros del país.”
Sus ejemplos siempre han sido su papá Carlos y su mamá Mireya. Casado con Katia Lissete, tiene dos hijas, Karla Daniela, de 18 años, quien reside en Chile y quiere estudiar Medicina, y Andrea Luciana, de cuatro, "una verdadera bola de humo que me tiene sin cabeza”.
Al Director Técnico de la Empresa de Diseño e Ingeniería de Ciego de Ávila desde hace un lustro le encantan los deportes, en especial el béisbol y el fútbol. Amante de Los Tigres y del Barcelona, también es seguidor de los futbolistas argentinos desde hace muchos años.
Ama proyectar, lo que no ha abandonado a pesar de su puesto como directivo, y también disfruta cocinar, y, según Katia, lo hace bien. Enamorado de la Arquitectura desde la Universidad, sigue fiel a ella como el primer día que lo sorprendió con su hechizo.