Si una imagen vale mil palabras, una decena de ellas… Pero ni una centena alcanzaría para agotar todos los matices de una marcha en la que más de 90 000 almas tributaron al mayor de los desfiles, aún más prolongado y complejo, el que un día inició la Patria para no detenerse jamás.
Ante la imposibilidad de abarcarlo todo, Invasor prefiere detenerse en los rostros, las manos y los corazones, una tríada que fluyó por las principales arterias de la ciudad de Ciego de Ávila, este viernes, y las bañó de vida, a paso de consignas, saludos y sonrisas, como río para el cual aún no se inventado suficiente cauce.
Rostros ajados o bisoños, caritas de niños felices; otras de abuelos ajados por el Sol y los años de sacrificio, y las de jóvenes, plenas de vigor y esperanza.
Manos en la urdimbre del gesto preciso. O dibujadas sobre cualquier superficie con mensajes que apuntan al horizonte. Corazones arropados o, como si abiertos, estuvieran prestos a encarar todas las cirugías del mundo.
Rostros, manos y corazones que, en la mañana de un 5 de mayo, festejaron lo que significa el primer día de un mes en el que Cuba, como siempre, amanece dispuesta a continuar, una y otra vez, el mayor de los desfiles, aún más prolongado y complejo, el que un día inició la Patria para no detenerse jamás.
“Mírame, mi bandera es la más bella que existe”
Ni ciclones ni bloqueos nos troncharán la esperanza
Palante y palante, a ritmo de conga
Brazos en alto, y bien arriba, la Bandera de la estrella solitaria
Toda la luz para este Primero con la patria
Ciegoplast, iniciativa y sorpresa que se dan las manos
Corazones así de grandes
Ingenio de ofrendas para la Patria
Amor y patriotismo, que esta es mi Cuba