Las multas no les gustan ni siquiera a los inspectores, y lo he comprobado durante esta secuencia informativa para contribuir a que la población gane en cultura sobre el comportamiento en lugares públicos, con énfasis en el bulevar de Ciego de Ávila.
Nada fácil resulta para los supervisores, tanto del ámbito municipal como del provincial, enfrentar a personas comunes que actúan de forma incorrecta, y en casi todos los casos se creen con razón, como si la contravención señalada fuera injusta.
Por estos días, el centro de la ciudad de #CiegodeAvila se maquilla cuidadosamente, como señora de edad que quiere...
Posted by Sandra Gutiérrez Gómez on Wednesday, September 26, 2018
De esas escenas han surgido discusiones, reclamos e, incluso, ofensas contra los representantes del orden, que bastante pocos son en el territorio avileño, a pesar de lo necesario que se hace multiplicar sus filas.
La búsqueda de mayor orden en lo más céntrico de la capital avileña abarcó, entre los días 23 y 26 de septiembre, un total de 28 multas cuyo importe general asciende a 2 350.00 pesos.
Irán Cano González, jefe del Grupo Provincial de Supervisión, informó que en el período se nota una tendencia a la disminución de las infracciones, en especial el poco tránsito de cocheros por las zonas aledañas del bulevar.
El funcionario se lo atribuye a la presencia de dos parejas de inspectores del municipio e igual cantidad de la provincia, quienes en este período tuvieron un apoyo importante de la Policía Nacional Revolucionaria, cuya presencia resulta clave en el orden preventi
No obstante la reducción mostrada en las estadísticas, la opinión pública sigue a favor del control y la disciplina, no solo en el bulevar, sino en todas las áreas comunes del terruño.
En comentarios de los foristas, relacionados con informaciones anteriores, trascienden puntos y horarios donde las indisciplinas perduran, sobre todo en las noches, alrededor del edificio de 12 plantas, mientras que por el día denuncian la presencia continua de revendedores en áreas cercanas al hotel Rueda.
Si bien el reglamento del bulevar es una realidad que, paulatinamente, se pone en práctica, vale alertar que la vida y su dinámica deben generarle modificaciones, en correspondencia con las actitudes negativas que salen a la luz. Claro está que las multas no alegran a nadie, pero de que educan, educan.