Majagua: “Ponte en vela”

Por ahí andan la Cuba, símbolo de patria, y Liborio, expresión de pueblo, subidos en una rastra con bueyes. Y, en el gentío, airosos pasan Pepe y Carmela, Pancho y Joaquina, disfrutando la calma de sus calles y trillos. Aunque no sea el onceno mes del año, suena en este caserío el rico Guanché…, el tingo talango y el dale que dale.

La gente de aquí goza zapatear con Pepe y Joaquina, aunque, a los dos, en Azul o Rojo, la yegua se les va. Pero, este 26, sin hablar de perfección, no se le fue a los majagüenses. La parranda, en julio como en noviembre, convoca: Majagua “ponte en vela” y “monta atrás”, que hay bastante por transformar todavía.

Con ese mismo impulso que ofrece ser dueños de lo mejor del folclor de la campiña cubana, han salido no pocos nativos a engalanar su terruño. Solo que, ahora, se suman los colores negro y blanco a un jolgorio matizado por dos banderas de un solo bando.

Puede consultar la cobertura completa de Invasor a las actividades por el 26 de Julio en el municipio de Majagua

Y los majagüenses limpian sus “guardarrayas” para el bien próximo guateque, acomodan sus vestidos… y las guayaberas, desempolvan los sombreros de guano, cuelan el mejor café y adornan “los bohíos”. Con el machete afila’o, que ha sido hasta instrumento musical, temprano van a trabajar.

Las ganas de soltar la suela sobre el pavimento, contenidas durante agonizantes meses de pandemia, se echan también sobre patios enyerbados, paredes desteñidas, filtraciones de techo, proyectos socioeconómicos… El esfuerzo colectivo está a punto de dar a luz, otra vez. ¡Y mucho que se suda pa lograrlo! Del 26, no obstante, se debate en los centros de trabajo, en las reuniones, en las colas, en las paradas, en los mostradores de las placitas, en las panaderías, encima de un “riquimbili” o de un coche pa Campo Hatuey... En este momento, una pregunta se cuece en cada espacio: ¿por qué Majagua es la sede en Ciego de Ávila?

Y la interrogante viene de confrontar las complejas circunstancias actuales de un municipio, que son las mismas de un país, con la trascendencia que siempre ha tenido ser el foco de las celebraciones por el Día de la Rebeldía Nacional. Hubo tiempos mejores, es real. Hubo tiempos en que fuimos mejores, es real. Que se está haciendo, aunque (con) menos, es real.

Sin embargo, este pedazo de caimán sigue siendo, por encima de las dificultades, ese gran mosaico de cubanía. Existe un ritmo innegable de trabajo que, sin ser el de hace años, igual alumbra y perfuma. La vida, en todos sus escenarios, puede llevar ese paso cadencioso, uno adelante y otro atrás, pero siempre se triunfa.

Majagua es un pueblo que se aviva. Que resucita con sus muertos. Que renace con los que nacen e, incluso, con los que están por nacer. Bajo el flamígero sol que sale para todos, se enrumba un proyecto con los que hicieron, los que hacen y pensando en los que vienen o vendrán, a hacer, por supuesto.

Como dice la canción que tantos ratos felices ha regalado a su público local y foráneo: “(…) y cuando empiece este son, formarán un revolico, mujeres con abanico y los hombres con bastón (…)”. No olvide que la parranda es en dos días y la yegua no se les puede ir.