Los otros dolores de estar enfermo

Contagiarse de escabiosis es frecuente en Cuba, pero dos factores lo hacen difícil de llevar: la escasez de medicamentos y el rechazo social a la enfermedad.

“Tengo sarna” o “escabiosis” es probablemente de las frases que casi nadie dice, aunque el ácaro hinque duro. De hecho, no lo dicen ni en la consulta de dermatología a donde llegan porque ya el “bicho” no deja dormir.

Invasor tiene razones para sospechar que la prevalencia del Sarcoptes scabiei (o arador de la sarna) es de las alzas producidas a la sombra de la COVID-19, y en los tiempos donde un Interferón preocupaba mucho más que la Permetrina en crema.

Antes de que lo confirmara la doctora Laura Rivero Guillén, residente de dermatología en el Hospital Provincial General Docente Doctor Antonio Luaces Iraola, las sospechas podían corroborarse con una simple búsqueda en Google.

De la web puede sacarse, también, una larga lista de remedios a la cubana: vinagre blanco, aceite de carro quemado, Labiomed, fomentos de árbol de neem, manteca de cacao, baños de escoba amarga, manzanilla y guayaba, frotaciones con ajo y alcohol, crema de azufre y vaselina. De vez en cuando, una madre desesperada interviene: “no salimos de casa, yo lo hiervo todo. No sé cómo pasó”. Y nada más triste que un muchacho de 16 años deprimido: “no se me quita con nada. Tengo el pene en carne viva”.

Cerrando el cerco, Ciego de Ávila estuvo entre las primeras ocho provincias de Cuba con más búsquedas en Google relacionadas con los temas sarna y remedios caseros, sobre todo entre mayo y septiembre de este año, según las estadísticas de Google Trends.

• Al parecer, en Camagüey también es un tema de la agenda pública.

La doctora Laura lo explica: la prevalencia de la escabiosis en los últimos tiempos es alta hasta para su ya de por sí elevada contagiosidad. “¿A qué se debe? Al déficit del medicamento de elección”, que ha hecho más difícil tratarla.

Los tratamientos contra este tipo de ectoparasitosis en Cuba suelen recaer en fármacos como el Lindano al uno por ciento, el Benzoato de Bencilo al 25 por ciento y la Permetrina en crema al cinco por ciento, que es el de mayor disponibilidad recientemente.

“Es una enfermedad con un nivel de infestación muy alto, por el contacto persona a persona o con superficies y prendas de vestir infectadas. Por eso ocurre mucho en albergues, escuelas internas, unidades militares, centros penitenciarios y hogares de ancianos”.

Meses atrás, sin poder recetar las aplicaciones nocturnas de los medicamentos de elección, del tratamiento original sólo quedaban las recomendaciones de higiene: lavar a diario la ropa, toallas y sábanas de todos los miembros de la familia, el secado al sol, la ventilación de colchones y cojines, y la advertencia de que una semana después debe repetirse el tratamiento.

“Indicamos mucho los baños con agua hervida de hojas de escoba amarga y guayaba o escoba amarga y manzanilla, porque alivian la comezón y tienen propiedades antiinflamatorias y escabicidas”. Son los remedios caseros que tan desesperadamente buscaban en Google mientras tanto y que, sin embargo, la especialista reconoce que no tienen la misma efectividad.

ComentariosEs un reclamo de los lectores de Invasor que se agregue la escabiosis a las prioridades de la medicina verde cubana

“La mejor opción que tuvimos fue el azufre, que indicamos diluir en vaselina, al cinco por ciento para los niños y del seis al 12 por ciento para los adultos. Los jabones azufrados son efectivos también por medio de dos baños al día”.

Desde que Yunet Pérez Pérez vende de esos jabones su tienda de cosmética artesanal, en Morón, sale habitualmente de los horarios de venta. “A nadie que venga buscando jabones de azufre le hemos dicho que no, porque es una enfermedad muy molesta”. Los pacientes también buscan aceites de caléndula y manzanilla para aliviar las lesiones, y jabones de árbol de neem. Desde la pared, un cartel les recuerda que los productos naturales, aunque alivien, no son medicinas.

La doctora Rivero coincide. La principal razón por la que demora curarse de la escabiosis es por no contar con los medicamentos de elección o por aplicarlos sin tener en cuenta el resto de medidas, el tratamiento de toda la familia.

“Muchas veces los pacientes se deprimen o se desesperan”.

— ¿Debemos tener en cuenta también el estigma asociado a la escabiosis en la sociedad cubana?

— Es cierto que la escabiosis tiene un alto estigma social que afecta a los enfermos por la manera en que luce y el sitio de las lesiones. Como doctora he llegado incluso a tener experiencias negativas, porque les cuesta admitir el diagnóstico, o aceptar que contagiaron a sus hijos. Me dicen: "doctora, yo soy limpia, mi niño es limpio, nadie me lo carga”.

Entonces ella debe explicarles que el contagio puede haber ocurrido en un asiento de la consulta, del transporte público, en una visita, o por secarse las manos con una toalla ajena. Que puede ocurrirles lo mismo a pacientes inmunodeprimidos, enfermos o con pocos cuidados sanitarios, que a personas con una muy buena higiene personal.

Para colmo, el prurito nocturno provoca infecciones, pústulas, insomnio, falta de concentración, estrés agravado, vergüenza por lo reconocible de las áreas afectadas, todo lo que Laura llama “factor psicosomático” de las enfermedades cutáneas, que agrava su cuadro clínico.

Es por eso que, aunque no se trata de una enfermedad peligrosa, el paciente necesita de la colaboración de toda la familia, máxime cuando ancianos y niños suelen ser los más afectados. Estar enfermo ya es bastante, afrontarlo con pena y depresión no debería ser la situación de nadie.