No se trata de una frase intencionalmente construida, sino de una realidad evidente y necesaria, tanto en Ciego de Ávila como en el resto de Cuba: la juventud que estudia carreras afines con las ciencias médicas asume, en plena lucha contra la COVID-19, el papel que le corresponde en este momento crucial que vive el planeta.
El hecho fue manipulado en sus inicios por quienes buscan cualquier arista para detectar fisuras en los sistemas institucionales del país, pero la práctica le ha ganado espacio a la difamación.
Oculta tras su verde nasobuco, Sara Rodríguez García, presidenta de la Federación Estudiantil Universitaria en la Universidad de Ciencias Médicas de esta provincia, recuerda que cuando fueron convocados a participar en los pesquisajes de casos sospechosos de la COVID-19, enseguida aparecieron ataques contra ese humanitario proceso.
Sara, una joven que vive el orgullo de aportarle a la salud de su puebloEntonces la información oportuna devino arma para el alumnado, que recibió una preparación mediante charlas y conferencias, más la transmisión de convicciones referidas al compromiso de salvar vidas, esencia de estas carreras.
Desde luego, como se avecinaban riesgos, fue preciso la capacitación, según explica la doctora Milena Hidalgo Ávila, metodóloga del Departamento Docente en el Policlínico Norte de la capital avileña.
“Comenzamos los pesquisajes el 18 de marzo con profesores al frente de los grupos de estudiantes. Antes les explicamos que sus funciones consisten en visitar los consultorios, explicar las medidas de higiene a los pacientes y siempre mantener prudente distancia de un metro y medio de cada persona con la cual se hable. Ellos no examinan ni entran a las casas.”
No obstante, la interacción con las comunidades resulta fundamental por la búsqueda de datos sobre personas con posibilidades de ser dañadas por el virus, sobre todo, los mayores de 60 años y pacientes dañados por infecciones respiratorias agudas.
“Cuando el estudiante lleva esa información, adquirida por el intercambio a distancia con los aquejados, el médico de la familia es el encargado de hacer la visita y el examen a los pacientes, además, le corresponde determinar los siguientes pasos”, afirmó la doctora Hidalgo, quien resaltó también el apoyo de otras instituciones en esa faena de detección.
Al igual que otras generaciones, que en etapas difíciles de nuestra historia asumieron papeles protagónicos, los estudiantes de Ciencias Médicas tienen ahora la oportunidad de salvar mediante la prevención, la alerta a tiempo, la charla, el diálogo.
No se les ve el rostro, pero eso no es lo primordial cuando se tiene un corazón bonito. Sara, la dirigente estudiantil, lo sabe y disfruta la efectiva respuesta de sus compañeros, a pesar de que siempre existen riesgos.
“Al principio me sentí nerviosa, pero confío en las medidas que estamos aplicando para evitar el contagio. No te niego que hemos sentido preocupación, pero nuestra labor es humana y le aporta al país.”
Posted by Rigoberto Triana Martínez on Tuesday, March 31, 2020