Pudiera decirse que el Hospital Provincial Roberto Rodríguez Fernández, de Morón, se ha transformado, desde hace varias semanas, en dos centros asistenciales. Uno mantiene las atenciones de los servicios básicos de salud, y el otro trabaja en función de ganarle la pelea al virus que, desde hace ya casi un año, acapara titulares nada halagüeños en el mundo.
El tiempo no les alcanza a quienes, “25 horas al día y ocho días a la semana”, le hacen frente a una enfermedad que se encasilla en el centro de Cuba como epicentro nacional.
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En ese “segundo hospital” son atendidos pacientes sospechosos y positivos a la COVD-19, entre ellos embarazadas, adultos y niños, estos últimos con un acompañante; y, en el caso de la pediatría, todos los menores de 18 meses, sospechosos o confirmados.
La doctora Niuris Martín Pérez, vicedirectora de Asistencia Médica en el hospital, rodilla vendada y ojos enrojecidos, no descansa lo suficiente: “Lo mismo me llaman a la 1:00 am, a las 3:00 am, a las 5:30 am, que a las 5:45 am… a la hora que haya un ingreso.” Y en el ajetreo de la mañana también le da la bienvenida a parte de los científicos y especialistas que harán su estancia en la ciudad para hacerle cerco al SARS-CoV-2.
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Explica que la sala de positivos cuenta con capacidad de 24 camas, ahora ocupadas por 17 adultos y tres niños. Todos son pacientes asintomáticos, porque los restantes son atendidos en Camagüey.
“Acogemos a personas que tienen enfermedades crónicas, con un riesgo superior a los demás y que no pueden estar en otros centros de aislamiento. Aquí tenemos a 106 adultos, 20 niños con sus madres, y nueve embarazadas, a los cuales se les hace el PCR-RT y atendemos sus patologías.
El hospital cumple la función de centro de aislamiento mediante cinco salas para pacientes sospechosos, explica Niuris“En el momento de la llegada del resultado de la prueba, si son negativos y están compensados, se les da el alta médica; de continuar con síntomas que pudieran estar asociados a una neumonía o una hipertensión, pasarían a una sala abierta para continuar el tratamiento requerido y dejarían de ser sospechosos”, expresa.
Cuando algún paciente comienza con sintomatología o modificaciones en los análisis que se les realizan, indicios de que iniciarán con complicaciones, se valoran por un comité de expertos y son enviados a Camagüey para que continúen con el tratamiento que se requiere.
“Cada caso se discute por un equipo de especialistas en Medicina General Integral, clínicos, pediatras, neumólogos e intensivistas. Todos no pueden estar en la Zona Roja, por ello, desde una sala, a la que llamamos el local de expertos, se evalúa, por videochat, cada radiografía, los complementarios y, en dependencia del comportamiento, se decide añadir, quitar o cambiar el tratamiento.”
Martín Pérez asevera que ya está siendo aplicado el Nasalferón a todos los trabajadores del centro. Este medicamento profiláctico “nos ayuda a tener nuestro organismo preparado en el caso de enfrentar la enfermedad y todo nuestro personal se siente un poco más seguro, independientemente de que no te excluye de contagiarte. Está previsto también que sea aplicado a los pacientes con sus acompañantes”.
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De varias latitudes
Cuando todavía parece reciente el arribo de los médicos de la Brigada Henry Reeve que combatieron el coronavirus en Turín, Italia; el doctor Barbiel Nápoles Rodríguez, especialista en Medicina Interna y con un diplomado en Terapia Intensiva, ha dejado (una vez más) a su natal Baracoa para servir a quienes lo necesitan.
“En Turín fue bastante estresante porque estábamos constantemente interactuando con la Zona Roja, pero nos cuidamos. Teníamos un equipo muy bueno de epidemiólogos que nos prepararon para prever que ninguno nos infestáramos con la enfermedad y así fue.
“Lo que más me marcó de esa experiencia fue el recibimiento que nos dieron. Estamos hablando de un país del primer mundo, potencia económica; y nosotros tercermundistas, con un bloqueo de por medio. Teníamos muchas dudas, pero el sentido humano de nuestra Medicina brilló por encima de todo. Y estoy aquí con un gran orgullo porque presté servicios en un país que no es el mío y ahora vengo a ayudar a mis hermanos cubanos.
“A los avileños les digo que es necesario que nos apoyen, eliminar las indisciplinas sociales ahora más que nunca, estar atentos a los medios de comunicación y tener conciencia de que esta enfermedad, lamentablemente, nos puede quitar la vida.”
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La doctora Yagen Pomares Pérez es la directora del Hospital Provincial Gustavo Aldereguía Lima, de Cienfuegos, pero hace 15 años estuvo entre las fundadoras de la Henry Reeve: “La tarea es muy dura, tenemos la responsabilidad de recibir a los sospechosos, que luego podrían ser confirmados, y esto nos da la medida de que tenemos que garantizar los protocolos de bioseguridad y velar porque se cumplan.”
Aunque Yagen y su equipo de dirección están aquí, asegura que en su terruño dejó a colegas capaces. También, a su niña de 10 años y a su esposo, médico jefe de Terapia Intensiva del Hospital Pediátrico.
Orel Mendoza Mesa es otro de los héroes que se familiariza con los quehaceres del hospital. Con 29 años de edad es especialista en Medicina Interna y esta es su primera misión fuera de los límites espirituanos: “Es una gran satisfacción venir hasta esta hermana provincia en la cual me formé. Vamos a luchar con los avileños para salir de esta situación lo más rápido posible.”
Casi, casi: nuestro laboratorio
En el segundo piso el ajetreo no es el de hace dos meses. En lo que fuese la farmacia, hoy se construye un laboratorio de Biología Molecular, homólogo de otros tres que se acondicionan en otros puntos del país.
Según declara Gerardo Morales López, jefe de brigada de la Unidad Empresarial de Base No. Dos, perteneciente a la Empresa Provincial de la Construcción, se comenzó a trabajar el 18 de julio y la fecha de culminación está pactada para el 30 de septiembre, por lo que ya se le dan los toques finales a la parte civil.
“Contamos con 20 trabajadores, 10 de ellos internos de la Tarea Confianza, retirados una vez agravada la situación en la provincia, pero que contribuyeron mucho a las labores constructivas.
“El laboratorio tiene 23 locales, incluidas las tres áreas fundamentales del trabajo genético, cuarto de descanso con seis capacidades, pantry, sala de Informática y dos baños, entre otros.”
En los próximos días comenzará el montaje e instalación de los primeros equipos
Tatiana Artiles Herrera estará al frente del laboratorio clínico que debe inaugurarse el venidero mes. Según la experta, el trabajo con las muestras se realizará en tres áreas: una para procederes de extracción del material genético y que el virus sea inocuo para que no contamine; la segunda, de mezcla, para el trabajo con reactivos; y por último un departamento donde se realizará la lectura del resultado del PCR-RT. Todo dentro de una cabina de seguridad biológica, la cual les permitirá no contaminarse ellos, otras áreas del laboratorio y el medio ambiente.
La plantilla acogerá a 25 personas, con licenciados en bioanálisis clínico, bioquímicos, técnicos e informáticos, que trabajarán en turnos de 24 horas. Algunos ya fueron preparados en el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí y otros lo harán en el Laboratorio de Biología Molecular de Villa Clara.
“Cuando esté terminado y el personal comience a procesar las muestras, los pacientes tendrán el resultado en menos de 24 horas. Posibilitará, también, el incremento de la entrada de turistas a la cayería norte, porque hará más segura su estancia ante la rápida respuesta del resultado del PCR”, explica Artiles Herrera.
“En un primer momento el equipamiento procederá de departamentos del hospital, debido a que el arribo al país de algunos equipos se ha retrasado. Se tratará de afectar lo menos posible los otros servicios.”
Comenta que estos dispositivos trabajan con tecnología de punta, compatible con la del primer mundo. Además, se trata de un proceso automatizado que permitirá analizar hasta 1 000 muestras diarias.
Este es un laboratorio con perspectiva futurista, porque no solo estudiará muestras relacionadas con el SARS-CoV-2, sino que permitirá investigar otras enfermedades virales y bacterianas. Dicho así, sin alabanzas, se habrá dado un paso que tornará más estrecho el cerco a la pandemia (y a otros padecimientos).