Hospital adentro: el virus y el empeño de salvar

En el momento en que el Hospital Provincial Antonio Luaces Iraola fue noticia y casi una maniobra de guerra llevar a cabo procedimientos habituales como un parto o una intubación traqueal, la cadena de contagios por Covid-19 era una certeza que se cernía como maleficio.

Atrincherado entre carteles que anuncian el aislamiento y barras metálicas que limitan el paso, el hospital vive bajo la medida de cuarentena modificada, en un torbellino que huele a cloro, biodetergentes y alcohol. Cada espacio, desde los cristales de las ventanas hasta el rodapié, ha sido cepillado y los pasillos lucen tan desahogados como lo ha permitido el miedo al virus y la necesidad de asistencia médica porque está claro que ni una hemodiálisis ni la extracción de un tumor pueden esperar.

Hospital Provincial Antonio Luaces Iraola, La desinfección de todas las áreas y superficies es clave para detener el brote intrahospitalario

Por eso, tan enrevesada como la dispersión del contagio es la historia de persistencia y voluntad del personal médico y de servicio, que a cuenta y riesgo de su salud han permanecido allí, en el epicentro de un evento de transmisión abierto al que todavía no se le calcula ni pico ni desescalada.
Como aclara Alberto Moronta Enrique, subdirector de Asistencia Médica en la institución, estos parámetros dependerán de lo efectivo del control de foco, y como lograrlo depende de todos, allí se trabaja mucho y se duerme poco.

SABERSE IMPRESCINDIBLES

El español puede resultar inexacto para algunos asuntos, sobre todo, para definir cuándo imprescindible y necesario no aplican como sinónimos. Más o menos en esa disyuntiva está el Antonio Luaces Iraola, donde se hacen malabares para mantener la asistencia con apenas con un puñado de personas, que a veces rozan el 50 por ciento de la plantilla y al otro día pueden ser menos aún.

Primero debido a que algunas actividades, entre ellas la enfermería y la limpieza, ya venían deprimidas desde hace algunos años, y, luego, porque también el personal de salud enferma, y con esa realidad hemos lidiado en los últimos días, cuando el virus no ha entendido ni de especialidades ni de años de experiencia en la medicina, a juzgar por los servicios comprometidos que fueron desde Terapia Intensiva hasta Parto y Cesárea, Cuidados Perinatales, Urología, Medicina y Anestesiología.

Para contener el brote intrahospitalario se ha hecho mucho. Según explicó el subdirector de Asistencia Médica las acciones se han concentrado en realizar pruebas PCR-RT a quienes permanecen en la institución, se activó la pesquisa activa, se limita el acceso, se desinfectan todas las áreas y se han estratificado los riesgos.

De este modo el trabajo ha comenzado por las zonas de mayor complejidad como Cuerpo de Guardia, el Servicio de Urgencia y Emergencias, Ginecobstetricia, Oncología y Hemodiálisis, y el objetivo es que paulatinamente todo quede certificado por los organismos reguladores.

Con todo y eso, y amén de cualquier carencia, ninguna muerte ha sido por falta de cuidados, y nadie se ha ido a casa sin una solución. De paso también con un PCR negativo, que pone punto y final a las dudas.

De los esfuerzos por salvar una vida pueden hablar quienes han puesto su profesión por delante de sus propias vulnerabilidades y de la posibilidad de enfermar por una gota de saliva. En esos casos han podido más el compromiso y la responsabilidad que el miedo.

Incluso aquellos que como la doctora Taimí Hernández Telar, jefe del servicio de Urgencia y Emergencias Médicas, ya no están en sus puestos, porque después de practicar una intubación de urgencia ha sido aislada como sospechosa, han hecho muchísimo por el resto.

Cuando menos el gesto debe ser recíproco, y cuidarnos a la postre los cuidará a ellos, y no es absurdo insuflarles esperanza e insistir en su excepcionalidad. Así lo hizo la familia del pequeño florenciano Jeisel Hurtado, cuya historia ha recorrido por estos días las redes sociales en Internet, con elogios suficientes para los médicos que operaron al pequeño con solo 20 días de nacido y corrigieron un padecimiento que le impedía tragar.

Última hora. Para gloria de sus familiares y de los Avileños, médicos del hospital provincial "Antonio Luaces ...

Posted by Tirso Tomas Torres Real on Wednesday, September 9, 2020

Pero decirlo es más fácil que hacerlo y el equipo dirigido por el doctor Julio César Nájera Pérez hace días que no duerme, inmerso en esa compleja rutina que va de organizar la rotación de los especialistas y enfermeros a supervisar las labores de limpieza, y destrabar desde una merienda hasta un carro retardado.
Si antes ya nos parecía que el Antonio Luaces Iraola en su condición de hospital general se nos quedaba chiquito, este evento de transmisión institucional vino a probar fuerzas y, por decirlo de algún modo, ha encontrado resistencia.

UNA MANO LAVA A LA OTRA

Si todos pensaran como las profesoras de Olga Lidia Abreu y Dagmari Atensio el trabajo en el hospital hubiera sido más fácil. Ellas dejaron la comodidad de la casa y se integraron a la primera brigada, en este caso del sector educacional, que vino apoyar las labores de limpieza y desinfección.

Saben que algunos han salido para que otros puedan estar en casa, y con la sapiencia propia del magisterio aclaran, para que no se malinterprete, que vinieron por su propia voluntad.

Entonces, vuelven sin dilación a la escoba y restriegan el piso de Cuerpo de Guardia, una de las zonas complejas por ser un punto de acceso para pacientes extrahospitalarios, que a veces llegan aquí con síntomas respiratorios, en lugar de dirigirse hacia las consultas de clasificación existentes en las áreas de salud o a la habilitada en el antiguo salón de espera para familiares.

Antes de la llegada de esta brigada fueron los propios trabajadores los que asumieron la desinfección y gracias a su esfuerzo las salas de Terapia Intermedia e Intensiva ya están listas para ser certificadas y acoger en lo adelante a quienes no presenten signos respiratorios, con lo que se pretende evitar cualquier azar en la transmisión de la enfermedad.

Hospital Provincial Antonio Luaces IraolaLa desinfección de todas las áreas y superficies es clave para detener el brote intrahospitalario

Mientras, en la sala de Respiratorio permanecerán las personas sin ningún nexo epidemiológico que apunte a Covid-19, bajo normas rigurosas de aislamiento y bioseguridad, que hasta ahora han devuelto el saldo positivo de ningún contagio entre sus cuatro paredes.

Del control y la supervisión de estas acciones dependerá acortar el brote y consciente de eso Odisa Alonso Rivera, enfermera con 30 años de experiencia, no dudó en asumir la función de supervisora en las salas con pacientes pediátricos, luego de que el Centro Oftalmológico cerrara sus puertas y terminaran sus labores allí.

Dicho rápido y preciso vela por el cumplimiento de las medidas sanitarias, lo cual se traduce, a veces, en controlar el uso de las sobrebatas y caretas, y otras en hacer los señalamientos oportunos para que no haya eslabones sueltos en la cadena de responsabilidades.

Para impedir que el déficit de especialistas fuera un problema mayúsculo con el avance de los días, la provincia recibió el apoyo de intensivistas y clínicos de las provincias de Las Tunas, Cienfuegos y Sancti Spíritus, a los que se sumó una comisión de científicos y especialistas de La Habana.

Con esto se cubren las necesidades y si bien el enfermero intensivista Abdiel Pérez ha tenido rotaciones más holgadas, trabajar 24 horas y descansar dos días es al menos un respiro en medio de tanto ajetreo e incertidumbre en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Se permite también una sonrisa y asegura que si enferma será porque le tocó y no por haber descuidado los protocolos.

Quizás a los avileños como a pocos se nos ha transformado la rutina en jerga médica y en intentar dilucidar hasta una tercera generación de contactos en medio de este rebrote que en apenas dos semanas igualó el número de contagios que en tres meses. Es que el rastro de la Covid-19 está lejos de disiparse y mucho antes de que lleguemos al pico y comencemos el descenso vale re-valorizar la vida y las consecuencias.