Tomada de Facebook Delianic, a sus ocho años, chatea con papá. Es ella la encargada de transmitirle a Dalienic, de tres, cada recado del padre. En lo que ellas “cuchichean”, mamá Delia, profesora de matemáticas en la escuela La Edad de Oro, calcula los instantes que, desde octubre último, han alterado el algoritmo de su matrimonio.
Y es que Donic Pérez Guardarramas es miembro del Grupo Nacional de Informática en la Misión Médica Cubana en Venezuela. Sin embargo, la pandemia le ha impuesto dos grandes desafíos: cuidar de su familia a lo lejos y cuidar bien cerca de otras familias, como si fueran la suya.
“Esta es mi segunda misión en Venezuela. En las dos he venido como informático. La primera fue de 2014 a 2017, como Jefe del Grupo de Informática en el Estado de Zulia, el más grande del país en cuanto a la estructura de la Misión Barrio Adentro, con 67 centros de atención, de ellos, 64 de Diagnóstico Integral (CDI) y tres de Alta Tecnología (CAT). La segunda misión comenzó el 30 de octubre de 2019, como informático de cuatro CDI en el Distrito Capital, en Caracas.
“Básicamente, las funciones de los informáticos son mantener el funcionamiento de la infraestructura tecnológica de los CDI, que funcione el sistema GalenLab, que es un software que permite registrar e imprimir los resultados a los pacientes de los análisis de las áreas de Laboratorio, Endoscopia, Ecografía y otros servicios. También realizamos trabajos en las redes sociales para enseñar y demostrar las tareas de la Misión”.
El informático, devenido pesquisador por estos días, comenta que el 7 de diciembre, al mes y una semana de su llegada a Venezuela, fue seleccionado para trabajar en la Dirección Nacional de la Misión, por lo que tuvo bajo su responsabilidad las áreas que dan sustento a la colaboración médica, dígase Transporte, Aseguramientos Médicos, Alimentación y Atención al Colaborador.
Pero, la historia del avileño tiene muchas más hojas en blanco. “Actualmente, me preparo para recibir el cargo de Jefe del Grupo Nacional de Informática, cuyo proceso se ha afectado por la situación de la epidemia, ya que todas las tareas de la misión se han reajustado para darle total prioridad a este tema.”
— ¿Y cómo anda la COVID-19 por allá?
— La epidemia ha cambiado completamente la dinámica del trabajo de la colaboración médica cubana en Venezuela. Estamos al lado del Gobierno y pueblo venezolanos, en la primera línea de enfrentamiento a esta enfermedad.
Desde principios del mes de marzo, el Gobierno bolivariano cerró las fronteras e implementó medidas para evitar la propagación. Se hizo un llamado a la cuarentena social voluntaria. Vivo en Caracas, que es la urbe más poblada y con mayor movilidad, y es impresionante ver las avenidas, autopistas y principales calles sin tránsito. Todos los negocios y centros comerciales cerrados, las calles custodiadas por policías y guardias nacionales.
— ¿Tienen percepción de riesgo los venezolanos?
— El comportamiento del pueblo venezolano y la respuesta ante el llamado del Gobierno ha sido positiva, desde mi punto de vista. Todos los que ves en las calle usan tapabocas y para la situación económica tan tensa que se vive en el país hay bastante disciplina, fíjese que no hay casi gasolina y ves el ejército custodiando y organizando las colas en las estaciones de servicio.
“Acá en Caracas se observa una constante diferencia y combinación entre la pobreza y la riqueza. Es impresionante el desarrollo y el lujo en algunas zonas y, por otra parte, ves una ciudad construida en montañas, con barrios, como el de Petare, donde se aprecia mucha penuria y en esas zonas es donde están ubicados los CDI.”
— ¿Qué hacen ustedes en estos momentos?
— La misión acató el llamado del presidente Nicolás Maduro. En los CDI y hospitales centinelas se ingresan los pacientes positivos. Hemos recibido respuesta y apoyo del Gobierno bolivariano en cuanto a medios de protección, dígase trajes, mascarillas y espejuelos para el personal de las terapias intensivas. Se han obtenido e instalado equipos de oxígeno, de ventilación mecánica, aires acondicionados, televisores, gasómetros y más para los centros.
“Para la protección de los colaboradores se han utilizado mascarillas de tela, y enviados desde Cuba, test de pruebas rápidas y guantes. Estamos cuidados por todas partes. A cada colaborador se le realizó una primera vuelta de test rápidos y pronto se efectuará otra para los que están en la base, en las pesquisas diarias, que son los verdaderos protagonistas.”
— La COVID-19 les cambió la misión.
— Desde la Dirección Nacional, hemos participado en el apoyo a los colaboradores de los CDI en las pesquisas a algunas comunidades. El jefe de la misión organizó las labores hasta que se acabe la epidemia. Nuestras funciones en otro momento son específicas y a nivel nacional, pero la indicación es esta ahora.
“Acompañamos a los profesionales del CDI Caucagua, una ciudad venezolana del Estado Miranda, capital del Municipio Acevedo. Conformamos dúos o tríos con personal médico o enfermero y vamos casa a casa, acompañados de un líder comunitario, un vocero o alguna autoridad chavista. Realizamos la encuesta a las familias acerca del estado de sus miembros y preguntamos si tienen algún síntoma de la enfermedad.
“En lo que tomamos los datos de la cantidad de miembros, le damos una charla educativa sobre la importancia de quedarse en casa, cómo protegerse y usar el nasobuco, cómo estornudar y evitar las multitudes. Si detectamos alguien sospechoso, lo remitimos al centro donde se realizan las pruebas rápidas y es examinado por los médicos. Eso se realiza en todo el país.
“Tenemos que llevar nuestro almuerzo, el agua y, cuando terminamos, higienizarnos, lavar toda la ropa.”
Y así, Pérez Guardarramas recuerda que en casa le esperan cada día para chatear, y más, le esperan con los brazos abiertos cuando vuelva a Cuba, porque volverá. Para eso, se cuida. Mientras el ansiado momento llega, Delianic, Dalienic y Delia aplauden el aporte de aquel hombre que fue a cuidar de la tecnología y terminó cuidando, puerta a puerta, la vida de las personas.