En jaque con el dengue en Ciego de Ávila

El mosquito Aedes aegyti vuela alto y pica duro, tanto que la complejidad epidemiológica se ha extendido a los 10 municipios de la provincia

Pareciera que toda la experiencia acumulada en el enfrentamiento al mosquito Aedes aegypti, y en el tratamiento del dengue, no ha sido suficiente para cortar el alza de casos que vive hoy la provincia, con un índice de infestación de 0.37, de un mínimo permisible de 0.05.

Si bien esta cifra no es de las más alarmantes en los últimos años, cuando llegamos a estar en 0.50, sirve para ilustrar una parte de la realidad.

La otra se escurre en cada cuadra o barrio donde la focalidad reitera, en las puertas que se cierran ante la fumigación o la inspección, en el ingreso domiciliario como “comodín” y no como solución efectiva, y en los malabares para poner los recursos de la campaña antivectorial allí donde sean más necesarios.

Los 578 casos febriles identificados en apenas una semana, de los cuales más del 50 por ciento resultó positivo a la presencia de anticuerpos IgM, nos da la medida exacta de una complejidad epidemiológica que no ha dejado ileso a ninguno de los 10 municipios, siendo la ciudad cabecera, Ciro Redondo, Baraguá y Morón los de peores indicadores.

¿Hacia dónde vamos?

Las estadísticas que semana tras semana procesan en el Centro Provincial de Higiene, Epidemiología y Microbiología no mienten; más bien definen el curso de la enfermedad en el territorio y deciden las acciones a ejecutarse sobre el terreno.

Así lo explica José Luis López González, subdirector provincial de Higiene, Epidemiología y Microbiología, quien reitera que Majagua se encuentra en transmisión, con un índice de infestación de 0.98; mientras en el municipio cabecera se practican las acciones como si lo estuviera, conscientes de que los números, a veces, no cuentan toda la verdad.

“Se realiza el bloqueo de casos donde se identifica un febril y se traza la estrategia de enfrentamiento. Esto es: tratamiento adulticida en las casas aledañas, el focal y, en algunos casos, las radiobatidas. El perifocal nos da la ventaja de usar el producto químico sin petróleo, lo cual significa un ahorro para el país. Entonces, se fumiga con aspersores la vivienda en lugar de la manzana completa. Aunque esta no es la modalidad más extendida y la población desconfía de su alcance, sí es efectiva. Mosquito que se pose, muere”.

La práctica indica que el mayor número de focos sigue dentro de las viviendas, ya sea en depósitos de agua o en vasijas para animales, con más incidencia en la zona norte y centro de la capital avileña.

No obstante, Maricel Ramos Rivero, supervisora de los operarios que trabajan en el Consejo Popular Onelio Hernández, enfatiza que, también, “el mosquito ha aparecido en los basureros, en terrenos baldíos, en las aguas albañales y en las derivadas de los salideros”; afirmación que nos lleva al otro extremo de la cadena: la multisectorialidad, concepto que, aunque se lee entre líneas, ya sabemos no siempre se aplica a cabalidad.

Las experiencias pueden ser tan diversas como casos contemos: el Edificio 28, en el reparto Vista Hermosa, con 48 apartamentos y solo unos pocos echando humo al paso de los operarios, entre puertas cerradas y excusas del tipo “tengo un niño asmático”, “tienen que avisar con antelación” o “ahora no puedo, estoy cocinando”; el Edificio 56, en Indalecio Montejo, con el doctor Antonio tomando signos vitales y enfermeras canalizando venas para extraer la sangre, y personas que pasan los síntomas en casa sin acudir a ninguna consulta médica ni sumar en estadística alguna. Estos últimos son los más preocupantes, porque podemos creer que aquí no sucede nada.

Ingreso domiciliario, esa es la cuestión

Cuando Invasor llegó al Laboratorio Provincial de Microbiología, una carga de insumos, necesarios para llevar a cabo las determinaciones, era recibida por los trabajadores. Luego de un impasse de alrededor de 10 días sin poder realizar las pruebas correspondientes, y en los que la reactividad, por lógica, descendió, se retomaba la rutina en este centro, donde, como promedio, 50 o 60 muestras se analizan diariamente en un lapso de seis horas.

Daimí Ortega Vargas, responsable del Departamento Suma, explica que el flujograma consiste en recibir las muestras, acompañadas de una lista con las órdenes, desde las áreas de salud. Se repite el proceso a las que den positivas y se informan los resultados. En el caso de pacientes graves o ingresados en los centros asistenciales, allí mismo se realiza la prueba.

Lo cierto es que desde hace meses la presión para diagnosticar es menos, pues la descentralización de los laboratorios con el uso de la técnica Suma (Sistema Ultra Micro Analítico) ha permitido repetir idéntico trabajo en cada uno de los municipios, sin mayores contratiempos que los altibajos con los reactivos.

Otros elementos aporta el subdirector de Higiene, Epidemiología y Microbiología, José Luis López González, al referirse a que, en la mayoría de los casos, los pacientes acuden a consulta luego del cuarto o quinto día de evolución de la enfermedad, cuando el seguimiento no ha sido el adecuado y las complicaciones están latentes. De hecho, al cierre de la semana 43 del año, los cuatro pacientes con reporte de grave en las instituciones de salud habían llegado después de varios días de espera en su hogar sin supervisión médica.

Esta ha sido la norma en lo que va de campaña, por eso, su llamado de atención no solo va en la línea de la rapidez del diagnóstico, el autofocal, la vigilancia de los síntomas y el cumplimiento del ingreso domiciliario, sino en la de la precaución extrema ante el serotipo 3 (DEN-3), circulando actualmente y más propenso a evolucionar a formas graves (Dengue hemorrágico), cuando pareciera que la sintomatología va en descenso.

El protocolo tampoco ha cambiado. Se mantiene el ingreso domiciliario como sostén fundamental de la estrategia, mientras que los pacientes pediátricos y quienes presenten síntomas de alarma (vómitos, diarreas, dolor abdominal, sangramiento) se ingresan de inmediato en los centros asistenciales.

mosquiteroQue los enfermos permanezcan bajo el mosquitero es imprescindible para cortar la transmisión

Por suerte, entre la población de 1130 personas pertenecientes al Consultorio del Médico y la Enfermera de la Familia No. 37, en la ciudad cabecera, la doctora Mailé Lobaina Rivera no ha reportado pacientes con estadios graves y solo tres, por estos días, se encuentran bajo el régimen de ingreso domiciliario.

La microhistoria clínica que sostiene en sus manos evidencia cómo debe fluir el proceso desde que el individuo acude a consulta hasta la indicación de exámenes complementarios para determinar el alta médica. En esta zona, incluso, se distribuyó a cada paciente Dipirona por receta médica, disponible en la farmacia del Policlínico Norte, para aliviar la fiebre y el malestar.

“Se puede acudir de manera espontánea al consultorio o llegar después de haber ido a una de las consultas multidisciplinarias establecidas en Cuerpo de Guardia, ya sea en el área de salud o en el hospital. Luego, entre la enfermera y yo los visitamos. Si trabajan preparo el certificado médico, el cual, a veces, se extiende porque son posibles las alteraciones en los niveles de TGP y TGO en la etapa de convalecencia”.

En su experiencia, la efectividad del ingreso domiciliario se bifurca entre la disciplina para guardar reposo, la observación de los síntomas y el déficit de mosquiteros. Este vendría a ser otro de los eslabones sueltos en la cadena que va del protocolo al barrio, por donde ya transitamos durante los meses más difíciles de enfrentamiento a la COVID-19, cuando el ingreso domiciliario fue un cuchillo de doble filo.

Ahora, cambiamos de virus y de intensidad en los síntomas, no obstante, la urgencia sigue siendo la misma. Darle mate al dengue dependerá en gran medida de lo que se haga puertas adentro y, mientras más rápido lo entendamos, menos volará el mosquito.

• Esta era la situación hace un mes