El triunfo de Yaincel

A Yaincel Batista Pérez, un joven afable, de ademanes pausados y hablar fluido, lo conocí el día en que a él y sus compañeros les llegó el momento en que los licenciaban del Servicio Militar Activo (SMA). Era la mañana del 27 de agosto, un martes que a aquel animado grupo pudo parecerles domingo, a juzgar por la alegría que reflejaban y trasmitían.

Le correspondió leer el compromiso de los desmovilizados ante la estatua del Generalísimo, momento en el que patentizó “que pueden contar con nosotros, que no les fallaremos jamás”, mientras un hilillo de natural nerviosismo demostraba en el instante de la lectura cuánto de responsabilidad va cimentando su personalidad a los 19 años.

—Comienzo a cursar este período de mi vida el 9 de agosto de 2023, cuando ingreso a la comúnmente conocida como previa, en un centro de preparación para los nuevos soldados. Estuve 31 días allá.

—¿Cómo valoras esa primera parte del SMA?

—Recibimos una vasta preparación militar. Tuvimos momentos donde, como dice el cubano, el alma tiembla porque, además de no estar acostumbrados, se trata de una vida totalmente diferente a la que uno ya está habituado.

“Luego de tres meses y medio de curso; vuelvo hacia un batallón de infantería, donde ingreso como jefe de escuadra de exploración; integro un pelotón de aseguramiento y empiezo a prepararme en el cumplimiento de las tareas que se le asignan a uno en el Servicio. Yo me desempeñé principalmente en las de mando, te delegan una orden y tú debes hacer cumplir lo establecido”.

—¿Qué pasó en ese tiempo?

—Nos desempeñamos y aprendimos de agricultura, ahora que nos está golpeando la situación de la alimentación. Aprendimos de siembras, que nunca está de más, quien cultiva a su tiempo, cultiva su conocimiento. Luego ocupé un cargo en Finanzas que me ha permitido adquirir conocimientos para mi vida civil, algo muy grato.

—¿Cuáles son los saldos principales de un año en el cual has cumplimentado el servicio militar diferido?

—Conoces mejor cómo son las personas y quiénes son tus verdaderas amistades, esos que cuando te toca darles una orden, como fue mi caso, tratan de salir adelante. En general, estoy muy agradecido por las enseñanzas recibidas. Además de eso, he percibido la parte de los oficiales que no todo el mundo conoce, como el político Albertico, quien es una persona excepcional, que sabe ser y estar en el momento correcto, tampoco tengo quejas de nuestros jefes de brigada y batallón.

—Qué me dices del futuro inmediato.

—Comenzaré a estudiar licenciatura en Turismo, pero antes, compartiré junto a mi familia, la parte más cercana, la que forman en Morón mi padre, Raúl Ernesto Batista Leyén; mi madre, Yaumara Pérez Velázquez; mi hermana, Yaniris Batista Pérez y mi sobrina, Dílanis Pérez Batista.

“Hoy he vivido un momento muy ansiado, ¿ve las expresiones en las caras de los muchachos? ¡Cumplimos! ”

Y tras la exclamación del cierre, sobreviene el estrechón de manos. Luego la silueta de Yaincel se aleja en la misma medida que se integra al grupo que, a su modo, celebra un triunfo singular, tras un año donde abundaron los retos y todos crecieron algo más que lo que pudiera indicar una fría medición de la estatura.

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