El protocolo se decide en el barrio

Del papel al barrio, la puesta en práctica del protocolo establecido para el control sanitario contra la COVID-19, de los viajeros en Ciego de Ávila, merece segundas lecturas y otras conclusiones.

Antes de que un viajero toque suelo avileño se supone que llegue la noticia de su arribo, y que entre el abrazo familiar o la fiesta medien la inspección sanitaria del hogar, el aislamiento domiciliario, una micro-historia clínica en el Consultorio del Médico y la Enfermera de la Familia, y un PCR al quinto día para descartar dudas y sobresaltos.

Se supone también que en este lapso de espera nadie salga del hogar a trabajar y que los niños no asistan a la escuela. Si se utiliza como hospedaje una casa de renta, el propietario debe asumir la responsabilidad de las gestiones sanitarias, y cuando la estancia no supera los cinco días se chequea a la familia con PCR y se extiende la vigilancia por 10 días.

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Dicho así se explican los puntos neurálgicos del protocolo establecido por el Ministerio de Salud Pública para la atención y el seguimiento de los viajeros en la comunidad, pero sucede que del papel al barrio se define hoy una línea inexacta de enfrentamiento a la COVID-19, a la que se le adivina un pico sin desescalada o descenso inmediato, sobre todo, cuando las estadísticas indican un aumento de los casos autóctonos en relación con los importados.

En cifras globales, se calculó que con la apertura de los aeropuertos arribarían cerca de 3 000 personas al territorio en los primeros meses del año y, hasta la fecha, a pesar de las restricciones de algunos vuelos, las cifras superan las 1 000.

Por eso, Ángel Sosa Sánchez, responsable de Control Sanitario Internacional en el área de salud Norte de la capital provincial, no exagera al ejemplificar la complejidad epidemiológica de la zona, no solo por su extensión y población, sino porque en el mes de diciembre sumaron más de 700 personas en vigilancia en la comunidad, lo que supera con creces los números inventariados en el resto de las áreas de Salud de la ciudad.

Entonces comenzó a desplegarse el protocolo y fueron un zarpazo la inercia del resto de las partes y la poca percepción de riesgo de las familias.

Es que desde que la vox populli puso a Majagua en el mapa con otra fiesta y una espiral de contagios, cualquiera pudiera pensar que los sustos del pasado rebrote y las vidas perdidas no han servido para escarmentar, y que se ha olvidado que aplicar bien los protocolos salva vidas y evita el contagio.

Incluso el doctor Sosa es más riguroso en su explicación y dice que “en la mayoría de los casos el médico de la familia ha debido enfrentar solo el control sanitario de los viajeros en los barrios, ha fallado la intersectorialidad, y falta responsabilidad por parte de las familias a la hora de declarar la visita de alguien que viene del extranjero y de cumplir con el aislamiento”.

La práctica demuestra que no todos los presidentes de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) son como Leticia Páez Acosta, al frente del No.6, de la circunscripción 27, con conocimiento exacto de su zona, de cuántos casos positivos han sumado hasta la fecha, de quién viajó por tres meses a Estados Unidos y de quién viene en los próximos días.

Para demostrarlo basta caminar, por ejemplo, hasta el Consultorio del Médico y la Enfermera de la Familia No.23, en esta misma área, donde la doctora Aimé Pupo Martínez cita a Leticia como un apoyo fuerte en el barrio, mientras describe con desconsuelo otras visiones de un panorama sanitario que ha debido enfrentar sola, conjugando el control de los viajeros con el resto de las responsabilidades que pesan sobre la Atención Primaria de Salud.

Digamos que a las 10:00 de la mañana del pasado martes, mientras la provincia anunciaba nuevas medidas de restricción, y en consulta ella atendía a pacientes pediátricos, sobre su buró constaban solo dos hojas con la pesquisa realizada por Ileana Cruz y Ana Guerrero, brigadistas sanitarias de puntería que detallan desde las personas en vigilancia hasta los síntomas respiratorios identificados en grupos de riesgo e ingresos, confirmándose esto como excepción y no regla en una población de más de 1 000 habitantes.

Si esto sucede en plena ciudad cabecera, qué podrá esperarse cuándo la comunidad es más compleja o cuándo el personal médico ha fluctuado.

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Posted by Dr. Ángel Batista Díaz on Wednesday, January 13, 2021

Una de las primeras conclusiones es que no todos los delegados y presidentes de los CDR y consejos populares cumplen con el seguimiento sanitario, exigen en su radio de acción, y apoyan la labor del médico del Consultorio; e igual omisión pesa sobre el resto de los factores de la comunidad, en una tarea que depende de sumar partes y no de restar.

Las historias del día a día, a veces, son peores que esta instantánea y se conoce de la llegada de un viajero días después de su arribo. Para entonces el protocolo se aplica desfasado y las posibles cadenas han sumado eslabones.

Para ser exactos, esto no es nuevo y, desde la Dirección Provincial de Salud, Osvaldo Ondarza Vergara, subdirector de Asistencia Médica, habla de acciones descritas y pensadas para garantizar el control de la enfermedad, pero que se resienten cuando la base de datos enviada desde el aeropuerto con el listado de los viajeros se retrasa, se omite algún nombre, o se declara una dirección y luego la persona se traslada a otra. En estos casos las horas deciden.

“Sabemos que en los 412 Consultorios del Médico y la Enfermera de la Familia el protocolo no se aplica de la misma manera, que no siempre se logra la intersectorialidad; y en algunos casos las familias llaman al Puesto de Mando o al Policlínico para informar que después de varios días no han sido visitados por el médico de la familia. A diario se evalúan los inconvenientes y corregimos. Que cada quien cumpla con su parte garantizará el éxito.”

doctoraSobre la Atención Primaria de Salud recaen la vigilancia y el control de los viajeros en la comunidad

Seríamos categóricos si dijéramos que el tono de la vigilancia y la percepción de riesgo es absolutamente gris, y las experiencias positivas las describe el doctor Osvaldo al mencionar familias que han trasladado a niños y ancianos a otras viviendas hasta la llegada del PCR del quinto día, y casos en que la comunicación con el Consultorio es oportuna.

A estas alturas también Carlos Cervantes Ibañez, presidente del consejo popular Onelio Hernández, reconoce que al menos en su zona se trabaja ahora con mayor integración, se ha logrado sumar voluntades, y desde los órganos de Gobierno y dirección se siente la presión y el chequeo del trabajo.

Pero lo cierto es que una golondrina no hace verano y la eficacia del protocolo no se sustenta en ejemplos aislados, sino en el barrio, y en lo que se haga bien y a tiempo. Concordemos que lo que está en juego aquí es la vida y no tendremos segundas oportunidades.