Efectúan saneamiento en lago artificial de Ciego de Ávila

Otra vez esa planta conocida como malangueta, invasora de espejos de agua, cubre gran parte del embalse ubicado en el Parque de la Ciudad, en Ciego de Ávila.

Y, de nuevo también, hombres sumergidos hasta la cintura y el pecho realizan una faena verdaderamente ardua allí.

Comenzaron esa labor el pasado martes y, de acuerdo con información ofrecida por directivos del sector de Servicios Comunales, no cesarán hasta dejar libre de la mencionada plaga vegetal a La Turbina: así llaman los avileños a su lago artificial.

La intención, por tanto, es trabajar mañana y tarde, no solo de forma manual —como pudo apreciar Invasor en las primeras horas de la mañana—, sino también con el concurso de equipos que deben incorporarse.

Esas acciones forman parte de la cruzada a que ha convocado el Grupo de Trabajo Temporal que funciona en la provincia para, además de enfrentar más directa y eficazmente al SARS-CoV-2, darle una buena batida a la mala yerba y a la suciedad que tan mala imagen dejan en muchas áreas y espacios públicos de la cabecera provincial, y de otros pueblos y comunidades.

• Invasor ha abordado el deterioro en ese parque recreativo

Como todo y como siempre, lo importante no será chapear, cortar, evacuar o “barrer lo feo” (en alusión al rabo de nube evocado por Silvio Rodríguez en su canción homónima). Ni siquiera se trata de meterle pecho al asunto para dar por cumplida formalmente una tarea o indicación más…

Hacerlo bien y dejar creadas las bases que garanticen una sistematicidad se torna, por una parte, lógico, y por otra imprescindible.

 saneamiento turbinaEn plena faena contra la invasiva planta

Al margen de la responsabilidad que pueda corresponder a quienes cobran cada mes un salario para ello (ya sea en funciones de dirección o de ejecución in situ), vale meditar acerca de qué se hará, pues por lo visto no se ha hecho, para neutralizar el indolente y pernicioso comportamiento de ciudadanos que han dañado con total conocimiento de causa, varias veces, el puente o pasadizo previsto precisamente para contener, a modo de barrera, el avance de la malangueta hacia el extremo donde ahora está concentrada.

En fin, brazos humanos y equipos se afanan, una vez más, para “destupir” La Turbina. Nadie dude que lo lograrán. Ojalá a la vuelta de un corto tiempo no se haya vuelto a infectar en tan alto grado nuestro lago y esos mismos hombres no tengan que volver sobre terreno mojado, o, lo que es igual: sobre espejo de agua “plagado”, en especial si para entonces resultase mucho más importante su contribución en otros frentes de la vida social y económica del territorio.

¿Recuerda el lector lo que publicó nuestro sitio cuando arribó aquel barco a aguas de La Turbina?