¡Qué casualidad! Los dos que ponían “mala” las reuniones semanales de la calidad de Invasor, porque no admitían superficialidades, silencios o cobardías, son ahora los que me provocan esta felicidad sin nombre.
¡Ironías y bondades de la profesión! Ellos, los que tantas veces defendió Migdalia Utrera de los “buscadores de quintas patas de la mesa” son ahora los que me lanzan a escribir.
¡Pero que cosas tiene la vida! Estos dos seres humanos, estos dos revolucionarios, de esos que revolucionan todos los días, sin consignas ni pregones de que lo son, tienen algo que los resumen y distinguen: han sido esclavos y devotos de sus profesiones.
¡Y miren eso! Ahora, casi acabo de ser niño, tras conocer que Osvaldo Gutiérrez Gómez obtuvo el premio Juan Gualberto Gómez, Por la obra del año 2017 y José Aurelio Paz Jiménez, el premio José Martí, por su periodismo de toda la vida. Se me antoja que mi felicidad supera la de ellos. ¡No es fácil ser premiado dos veces de un tirón!
Osvaldo Gutiérrez