Nilda Romero Romero no es avileña. Aunque lleva varios años con residencia en Morón, donde ha conformado una familia, es nativa de un lejano lugar conocido como San Germán, municipio de Maisí, en la provincia de Guantánamo.
De aquel distante lugar de la geografía oriental, Nilda guarda imborrables recuerdos, en primer lugar, porque fue allí donde nació y transcurrió parte de su niñez, en medio de un desolador panorama familiar.
Así describe esta mujer incansable y luchadora, aquella etapa de su vida, al perder a su querida madre, tan solo unos meses después de su nacimiento.
“No tuve la oportunidad de conocer a mi madre, sólo la imagino por las referencias que de ella me contaron mi padre y mi abuela, quienes la describían como una mujer entregada al hogar, a sus hijos y a su familia”, medita Nilda con lágrimas en los ojos.
“Al fallecer mi madre, aquella casa y familia de campo, dio un vuelco incalculable en todos los sentidos, al faltar un integrante fundamental”, describe. Su padre se llamaba Juan y era maestro en la escuelita rural de aquella apartada zona, quien se encargó, de cuidarla a ella y a sus otros cuatro hermanos también pequeños, garantizar los detalles hogareños, y también de enseñarlos a leer y escribir.
Recuerda Nilda que, aún adolescente, con sus hermanos, partían temprano cada mañana hacia el campo para ayudar a su padre en la recogida de café y otras labores agrícolas necesarias, como lo hacía su mamá para contribuir al sustento económico de la familia.
Ya con edad juvenil sentó vivienda en esta provincia, donde conformó una familia que adora y que con toda energía apoya con la entrega y sabiduría de una madre.
Hace un alto en el relato y confiesa: “No conocí el amor de madre, ese que ella sabe tributar a Yusmel, su primer hijo que tuvo a los 23 años de edad, actual trabajador de la Empresa de Construcciones Militares (ECM) en la cayería norte de Ciego de Ávila y a Yunieska, la hembra que tuvo a los 31 años, también trabajadora de la ECM.
Bien sabe Nilda Romero, residente en la comunidad de Tuero, el valor de una madre, en la atención y cuidado de sus hijos, como puntal importante de un hogar, “un amor al que no renuncio”.
Llegué a cada madre en este día, el más sincero mensaje de felicitación. Hoy también es un gran día.