Concluye hoy la semana 34 y, según las estadísticas, al parecer, el sol de la certidumbre pudiera iluminar al territorio avileño. Con seguridad a usted, como a este redactor, le surjan temores y esperanzas. Temores con base en la agresividad de la evolución de la enfermedad aquí. Esperanzas porque, como dice el refrán, serán siempre lo último que debemos perder; aunque el verbo perder no le sea ajeno a casi ninguna familia.
Démosle un vistazo y analicemos comportamientos. Comencemos por las cifras de casos confirmados: 216, el domingo; 232, el lunes; 222, el martes; hasta llegar a 160 el miércoles, que indicaban un descenso demasiado brusco, comparados con la semana anterior (más de 700 por día) si en términos epidemiológicos se habla.
No se trata de una infección de fuente común (como un pozo contaminado) que se cierra y los contagiados descienden muy rápido. La COVID-19 es lista. Por lo tanto, confiarnos podría ser peor. Lo confirmó el erizamiento de la piel colectiva al conocer el incremento de 118 casos confirmados como positivos, que ubicó el guarismo del jueves en 278.
Veamos algunos datos de esa jornada aportados por el especialista de segundo grado en Higiene y Epidemiología, y metodólogo docente del Centro Provincial de Higiene, Epidemiología y Microbiología (CPHEM), José Ramón Artigas Serpa: “La provincia de Ciego de Ávila reportó 278 nuevos casos positivos a la COVID-19: Baraguá: 14, Bolivia: 26, Chambas: 57, el municipio cabecera: 59, Ciro Redondo: 25, Florencia: 3, Majagua: 12, Morón: 22, Primero de Enero: 22 y Venezuela: 38”. Obviamente no quedó ninguno excluido. “Y 4 fallecidos: Baraguá: 1, el municipio cabecera: 1, Chambas: 1 y Majagua: 1.
“En los últimos 15 días, se acumulan 8 029 casos autóctonos para una tasa de 1 850,8 por cada 100 000 habitantes. La tasa más elevada de la provincia (en ese período) corresponde al municipio de Chambas, con 3 225,6 por cada 100 000 habitantes.
“De igual modo se trabaja en 10 eventos locales (8 comunitarios y 2 institucionales); y se mantienen activos 613 controles de foco (611 comunitarios y 2 institucionales)”.
Dio a conocer el galeno que, al cierre del jueves, permanecían “ingresadas 3 813 personas, en instituciones 3 809 (1 137 sospechosas y 2 672 confirmadas); en el hogar, 4 confirmadas (2 de Majagua y 2 de Chambas). En el día ingresaron 886 en instituciones (417 en la categoría de sospechosas y 469 confirmadas); en tanto existe una dotación de 4 513 camas”.
No obstante, algunas fallas apuntan a pacientes que esperan en sus hogares por ser ingresados, asunto que da margen a la duda, al analizar casos como el de una abuela que acudió al CPHEM el miércoles, minutos antes del encuentro con los periodistas, para reclamar el por qué su nieto llevaba una semana esperando; o el de Héctor Apú, trasladado este jueves al Centro de Atención al Paciente COVID Ceballos Seis, luego de nueve días de haber recibido la positividad de su PCR. O el de un señor, con más de 70 años de edad, residente en Vista Alegre, que esperó ocho días, mas no fueron a buscarlo. ¿Habrán contagiado a alguien más?
Pero, comparemos las cifras, por ejemplo, con las del lunes: “En los últimos 15 días se acumulan 9 619 casos autóctonos, para una tasa de 2 217.3 por cada 100 000 habitantes. La tasa de incidencia más elevada de la provincia en la última quincena corresponde al municipio de Chambas, con 3 611.2 por cada 100 000 habitantes, y no se reportan casos sin fuente de infección precisada”. ¿Habremos iniciado un retroceso? ¿Pudo preverse? ¿Y los pronósticos?
La curva de los diagnosticados por PCR, hasta el jueves, era una línea recta
• Lea aquí: Ciego de Ávila vs. COVID-19: contra todos los pronósticos
Así lo publicamos el jueves, en nuestra página web: “(…) del 29 de julio al 7 de agosto los pronósticos sobrepasaban los 1 000 casos —y así pasó—, cifra que, en fecha tan cercana como el día 18, se mantenía en los 832 confirmados; y que en apenas seis jornadas descendió a 222 , con el “bajón” a 160 al concluir el miércoles; en tanto, previo cumplimiento de medidas y protocolos, lo pronosticado ubica los límites superior e inferior entre 1 162 y 467 casos, respectivamente. (Obvio que 160 no se incluye en el rango)”.
Notoria la confirmación de casos positivos en edades pediátricas. Por fortuna descienden, aunque no complacen: “En el día (jueves) se confirman 44 pacientes: cinco menores de un año; siete entre uno y cuatro años, y 32 de cinco a 18”. Quizás el último número tenga que ver con la movilidad de adolescentes y jóvenes en los barrios, protagonizando verdaderas olimpiadas donde mezclan el deporte, los juegos y la impunidad. Tal vez hay algo que algunos no tienen en cuenta: 616 fallecidos en lo que va de año.
• Evidencias: Tras la pista de la movilidad en Ciego de Ávila
Consigna el informe de la Dirección Provincial de Salud que “se procesaron en el día 1 453 muestras de PCR”. Sin embargo, la voz popular hace parpadear un bombillo en rojo: ¿Será que el hecho de solo realizar toma de muestras de PCR-RT en los centros de atención al paciente COVID —ya no en las consultas de Infecciones Respiratorias Agudas— es la causa del descenso de los casos? ¿Y los asintomáticos que antes se conocían, al menos, por medio de un Test de antígeno?¿Qué sucede con la transmisión comunitaria cuando muchos optan por no acudir al médico y “curarse” con lo que han oído que es “bueno” contra la COVID-19?
Tal vez la pesquisa diaria pudiera dar respuestas; en cambio, es mi percepción, existe una morbilidad oculta que puede ser una amenaza para el futuro inmediato, sustentada en el método empleado para el pesquisaje. He aquí un diálogo común: “¿Hay alguien enfermo?”, “¿Se sienten bien hoy?”. Y las contestaciones: “Todo bien, gracias”, “Sin problemas”.
Las preguntas, hechas por los pesquisadores. Las respuestas, ofrecidas desde los interiores de las viviendas, con una reja de por medio, a través de una ventana, incluso, desde lo alto de un balcón. Se pone en juego (y se le otorga total credibilidad) la honestidad de los moradores; y es secreto a voces el hecho de que muchos se quedan en sus hogares. Así, hasta llegar a las unidades de Salud en estadios graves de la enfermedad. Aquí se supone que debiera entrar en acción el Grupo de Trabajo Comunitario.
Revisando informes, llama la atención que pervivan deficiencias como las dificultades con el suministro de oxígeno a los centros (un poco más entendible esta), y que se mantenga el número de pacientes graves y críticos en la provincia, así como la letalidad. Sumadas la presencia de acompañantes en Zona Roja en Centros de Atención a Pacientes, y algunas referencias de pacientes graves al hospital Antonio Luaces Iraola desde los Centros de Atención, sin previa coordinación. Tal pareciera que, a estas alturas, alguien desconoce los protocolos.
No obstante, las cifras del jueves, las deficiencias (que también hay logros), prefiero confiar. Y, desde lo individual, apostar por un pensamiento y un comportamiento más proactivos, que disuelvan temores y solo traigan esperanzas. Claro, eso depende de todos. No le dejemos la tarea solo al Estado.