COVID-19: Ciego de Ávila en el límite de lo posible

Con infinita voluntad y dedicación, autoridades sanitarias, políticas y administrativas de Cuba evalúan permanentemente la situación epidemiológica de cada provincia frente a la propagación de la enfermedad COVID-19 y buscan respuesta a cada nueva situación que se presenta.

Sin embargo, territorios como Ciego de Ávila vuelven, por tercera vez, a enrolarse en un rebrote de casos positivos y caen una y otra vez en los mismos errores, como si no aprendieran la lección.

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Una inspección reciente del grupo de trabajo para el control de la pandemia pudo apreciar disminución en la percepción de riesgo y del peligro en la familia, la población, los cuadros y las instituciones de Salud, violación de protocolos definidos para viajeros y contactos, incumplimiento de las medidas higiénico sanitarias, y baja efectividad de las pesquisas médicas.

Ante tales deficiencias, el primer ministro de Cuba, Manuel Marrero Cruz, se preguntaba cómo es posible que Ciego de Ávila haya dado pie al actual retroceso, teniendo en cuenta la compleja situación que vivió en el anterior rebrote, al tiempo que exhortaba a rectificar en el menor tiempo posible y asumir una actitud responsable.

El comportamiento errático frente al virus SARS CoV-2, las múltiples violaciones de la bioseguridad en centros asistenciales, morosidad en la recogida de sospechosos y positivos, e indisciplinas generalizadas, le han ocasionado a la provincia más de 3 300 enfermos y 20 fallecidos desde el inicio de la pandemia.

Y por si fuera poco, la tasa de incidencia de 65 por cada 100 000 habitantes en los últimos 15 días, con prevalencia de la enfermedad en los 10 municipios y más de 285 casos, obligan al Grupo Temporal de Trabajo a retornar nuevamente al territorio a la etapa epidémica de Trasmisión Autóctona Limitada con todas sus localidades.

Hay que preguntarse, añadía Marrero Cruz, qué se hace para que no suceda nuevamente lo mismo, y llamaba a lograr no solo escribir las medidas, sino garantizar que se cumplan mediante un sistema de trabajo eficaz.

Esta realidad no puede obviarse: la situación es sumamente compleja y la creciente cifra de enfermos, aunque no colapsa el sistema sanitario, pone al límite las capacidades físicas para dar seguimiento médico, según la evolución del virus en cada organismo, en los centros hospitalarios, y aislar a la cadena de contactos que se genera.

Los dos hospitales del territorio, generalmente casi a tope, han debido reordenar sus servicios, postergar operaciones y tratamientos de menor urgencia, aunque necesarios, para liberar camas que puedan ser destinadas a portadores del virus, ocasionando, en consecuencia, molestias a quienes tienen que esperar.

Asimismo, por cada nuevo caso positivo que aparece cada día, se multiplica aproximadamente por 10 la cantidad de contactos que necesitan aislamiento hasta verificar mediante PCR (reacción en cadena de la polimerasa) si fueron contagiados o no, y esas capacidades cada vez se hacen menores.

Las autoridades han puesto sus mejores centros docentes, dígase Universidad de Ciego de Ávila “Máximo Gómez”, Facultad de Ciencias Médicas, EIDE, en función de hospitales de campaña para contactos y sospechosos, y han orientado a todos los municipios buscar alternativas en instalaciones de organismos, moteles o hasta bases de campismo para lograr la contención de la pandemia.

No puede obviarse, no obstante, que el problema no se soluciona solo con la disponibilidad de camas, si ellas no tienen detrás el aseguramiento necesario en avituallamiento, alimentos y personal competente para velar por la salud de los aislados y garantizar servicios de todo tipo con eficiencia y calidad.

¿Ha pensado usted en el agotamiento del personal de salud y en su temor ante el enfrentamiento al peligro de manera permanente durante tanto tiempo? ¿Ha calculado que un día haya que elegir a quien ingresar? ¿Qué haría si usted o un familiar allegado estuviera en esa disyuntiva?

Cuba lucha, planifica, estudia y crea alternativas para no tener jamás que aplicar esa opción, y sobre todo apela a la responsabilidad individual, a la disciplina colectiva y al cumplimiento de los protocolos como la mejor variante para disminuir los enfermos y controlar la trasmisión.

Sin lugar a dudas, usted tiene una parte de la solución en sus manos, que, de paso, es la más segura y menos costosa: Cuidarse y cumplir todas las medidas sanitarias de prevención son, ahora mismo, una necesidad y una obligación.