Aunque Miguel Ángel Ramírez no siente en estos días la intensidad del calor veraniego, el hábito de comprar refrescos gaseados sí lo mantiene: si bien las temperaturas no son tan bravas como en agosto, todavía se suda bastante.
No obstante, su rutina cambió de forma brusca: las refresqueras de su zona, en el sur de la ciudad de Ciego de Ávila, fueron cerradas y así parece que seguirán por un largo período. Vecinos que, como él, buscan el codiciado líquido, le han informado que la Dirección Municipal de Planificación Física exigió documentos para legalizar el funcionamiento de esos lugares.
Algunas personas refirieron que parte del dióxido de carbono (CO2), empleado para gasear, estaba contaminado, además, como el suministro de sirope por la Empresa Municipal de Gastronomía resultaba insuficiente, se adquiría ese alimento por otras vías, sin los controles debidos de calidad.
Ante el incremento de criterios negativos, las autoridades del territorio cabecera, tras el consenso de varios organismos, realizaron visitas e inspecciones, cuyos resultados se correspondían con las denuncias.
¿Efectos? 47 refresqueras fueron cerradas como parte de un proceso encaminado a restablecer el control y adecuado funcionamiento de esos locales.
Al valorar lo ocurrido, Léiter Méndez Valdivia, director municipal de Planificación Física, dijo que los inspectores verificaron el vencimiento de las autorizaciones de espacios para ejercer en la mayoría de las refresqueras.
En cuanto a los recursos para el abastecimiento, Yuri Izaguirre González, director de Gastronomía en el municipio, informó que no es suficiente la cantidad de 10 botellones de CO2, en tanto el sirope, con 6 800 litros mensuales, también está por debajo de la demanda, de ahí que la otra parte adquirida de ese producto tenía una dudosa procedencia, además, se comprobó la presencia de trabajadores ajenos a las unidades y falta de control en las recaudaciones.
Cálculos preliminares indican que la mayoría de los puntos de venta despachaban, por día, más de 1 000 refrescos, de ahí que el reembolso debía rebasar los 500.00 pesos, aunque ni siquiera llegaba a 100.00.
Ante el cúmulo de irregularidades existe un proceso para depurar responsabilidades, mediante el cual se determinó sancionar a dos administradores con la separación del sector. En esos casos se determinó el incumplimiento de la Resolución 54 del 2018, emitida por el Ministerio de Comercio Interior, que norma la protección al consumidor.
Más allá de lo dispuesto, resulta evidente que el control requiere de un mayor protagonismo en la citada entidad. Asegura Izaguirre que, a partir de estas exigencias, se determinó el funcionamiento de solo 10 refresqueras, una por consejo popular.
Al aumentar los controles, ahora el promedio de ingresos diarios oscila entre los 400.00 y los 500.00 pesos, cifras que tributan al cumplimiento de los planes de venta de las unidades y del municipio.
Para bien de vecinos y transeúntes, en el consejo popular Indalecio Montejo reabrió el local de la calle Abraham Delgado, entre Margarita y Tejar. Raudel González Echemendía, su responsable, dijo que por día le entregan 42 litros de sirope, de ahí que sus depósitos equivalentes a una jornada son de 609.00 pesos.
Es loable que se le ponga definitivo cierre a lo ilícito. A la vez, vale tener en cuenta que esos espacios son una necesidad para los consumidores, quienes añoran la refrescante bebida. Si bien se le puso límite a los malos procederes, ahora urge que el municipio los recupere, siempre sobre la base de la higiene, la calidad y el respeto a lo establecido.