A solo unos días, poquísimos días, del golpe de Estado a Evo Morales en Bolivia, 4 500 cuentas fueran creadas en la red social Twitter para desacreditar el mandato del líder indígena. Por si fuera poco, las reacciones han sido constantes no solo en “la red de los presidentes y personalidades públicas”, sino en Facebook.
Para muchos fue sorprendente la desestabilización del 10 de noviembre pasado, para otros configuraba consecuencia del asecho de movimientos derechistas a procesos sostenidos de izquierda. Resulta interesante la coordinación entre un hecho y otro. Mientras Lula da Silva era liberado en Brasil, tras 580 noches de cautiverio político, solo unas horas después se consumaba el golpe de estado en Bolivia. ¿Para pensar, verdad?
Acabo de saber que houve um golpe de estado na Bolívia e que o companheiro @evoespueblo foi obrigado a renunciar. É lamentável que a América Latina tenha uma elite econômica que não saiba conviver com a democracia e com a inclusão social dos mais pobres.
— Lula (@LulaOficial) November 10, 2019
En Bolivia se ha consumado un golpe de Estado producto del accionar conjunto de civiles violentos, el personal policial autoacuartelado y la pasividad del ejército. Es un golpe perpetrado contra el presidente @evoespueblo, que había convocado a un nuevo proceso electoral.
— Alberto Fernández (@alferdez) November 10, 2019
Entonces no es nada descabellado “pensar” que no fueron acciones aisladas, más bien sonó la orquesta de la oligarquía que tiene claro sus objetivos: poder gubernamental para saquear los recursos naturales, como el litio. El hilo lógico de ataques en Latinoamérica, como también es el caso de Chile, ha sacudido a la comunidad internacional para alertar sobre las represiones como consecuencia de actos políticos golpistas.
En Bolivia, manifestaciones violentas sin ningún tipo de limitación por parte de las fuerzas policiales, incendian viviendas y secuestran personas mientras las Fuerzas Armadas le “sugieren” al presidente indígena y popular Evo Morales que renuncie.
— Cristina Kirchner (@CFKArgentina) November 10, 2019
Pero a los nuevos ocupantes no les bastó el golpe; de conjunto a ello, la violencia en las calles bolivianas se convertía en imágenes desgarradoras. La muerte no podía sondear los logros que desde 2006 se prefiguraban en La Paz. Y, aunque la decisión de dimisión del cargo presidencial de Evo Morales consternó a muchos, la vida estaba en juego y la máxima era protegerla.
Renuncio para que Mesa y Camacho no sigan persiguiendo, secuestrando y maltratando a mis ministros, dirigentes sindicales y a sus familiares y para que no sigan perjudicando a comerciantes, gremiales, profesionales independientes y transportistas que tienen el derecho a trabajar.
— Evo Morales Ayma (@evoespueblo) November 10, 2019
Golpe al corazón de la democracia y de los pueblos de #NuestraAmérica en #Bolivia. Cómo y quiénes se articularon vs único gobierno boliviano que hizo obra x los humildes? Se quebró la legalidad y se debe velar por la integridad física de Evo, otros líderes y pueblo boliviano. pic.twitter.com/TbCQiut4lD
— Miguel Díaz-Canel Bermúdez (@DiazCanelB) November 11, 2019
Es válido rescatar que Morales, horas antes de dimitir, había convocado a elecciones nacionales para desmentir las supuestas irregularidades de las pasadas elecciones del 20 de octubre, en concordancia de las propuestas de la Organización de Estados Americanos (OEA). Mientras, esta última se aliaba con Carlos Mesa, quien había disputado en las presidenciales y exigió a grupos opositores mantener movilizaciones en las calles.
Para preservar la paz en nuestra querida Bolivia, hago un llamado urgente a una mesa de diálogo con representantes de los partidos que han obtenido asambleístas en las elecciones. Convoco al @Pontifex_es , a las distintas iglesias y organismos internacionales a acompañarnos.
— Evo Morales Ayma (@evoespueblo) November 9, 2019
Debemos entender, además, que uno de los grupos políticos en este golpe es la iglesia neo-pentecostal, quien avaló el uso de símbolos sagrados y bendijo a Luis Fernando Camacho para entrar en Palacio de Gobierno y en su discurso de que “la biblia volvería”; anulando de este modo la cultura indígena. Se repite de manera dialéctica lo sucedido hace 500 años, el exterminio de una cultura “santa” sobre una “inculta, grotesca”.
• Conozca quién es Camacho, aquí.
• Sobre la simbología bíblica en el golpe de Estado, lea aquí.
Pero como todo golpe trae consigo muerte y amenazas de muerte, la situación en Bolivia se convertía en incontenible, a tal punto que la vida de Evo se valoró en 50 000.00 pesos. Por ello, una vez más, la comunidad internacional se pronunció para que la vida del indígena y sindicalista estuviera preservada.
Los golpistas que asaltaron mi casa y la de mi hermana, incendiaron domicilios, amenazaron de muerte a ministros y sus hijos y vejaron a una alcaldesa, ahora mienten y tratan de culparnos del caos y la violencia que ellos han provocado. Bolivia y el mundo son testigos del golpe
— Evo Morales Ayma (@evoespueblo) November 11, 2019
• Vea aquí cronología luego del Golpe de Estado del 10N.