Un libro como arma

Aniversario 81 del nacimiento del joven alfabetizador cubano Conrado Benítez García, primer mártir de la Campaña Nacional de Alfabetización

Conrado Benítez GarcíaACN La Convención sobre los Derechos del Niño entró en vigor en Cuba el 20 de noviembre del año 1989, mientras que la Organización Internacional del Trabajo declaró el 12 de junio como Día mundial contra el trabajo infantil, sin embargo aquel 19 de febrero, cuando nació aquel humilde niño de raza negra, no habían siquiera instituciones que abogaran por la abolición de este acto deplorable.

Conrado Benítez García nació en el año 1942, en la occidental provincia de Matanzas, eran los tiempos de la dictadura batistiana, cuando la discriminación era parte de la cotidianidad.

Fue dura su niñez, Conrado nació en la casa de su tía paterna Herminia, Miní, como cariñosamente le decían, quien tras la separación de sus padres continuó bajo su tutela y cuidado.

La situación económica era evidentemente difícil, al punto de que este niño se vio obligado a trabajar como limpiabotas, desde que cursaba el segundo grado, y fue, además, panadero, para ayudar a su familia.

Miní le inculcó muchos valores humanos, y guió al adolescente hasta convertirlo en el hombre que fue.

Ella decía, que al ver la inteligencia de este infante, a pesar de la situación existente en aquella época, entre miseria, hambre y opresión, logró matricularlo, con solo 4 años de edad, en la escuela pública No.8 Antonio Luis Moreno hasta el cuarto grado, luego el quinto y sexto en la Romero Fajardo y finalmente culminó en el año 1958 la escuela superior en la Gertrudis Gómez de Avellaneda.

Era considerado como un muchacho serio, honrado y responsable; pero a pesar que conoció las penurias de la pobreza, siempre encontraba tiempo para estudiar y superarse.

Triunfa la Revolución cubana en 1959, y en el 60, a raíz del llamado del Comandante en Jefe Fidel Castro, se incorpora a la Campaña de Alfabetización.

 herminiaHerminia Evangelina Benítez López, deja en sus memorias, que el 26 de diciembre de 1960, fue esa la última vez que vio a su sobrinoSe veía entusiasmado en la escuela de Minas del Frío, donde lo designaron como maestro voluntario en la Sierra del Escambray. Él fue de los primeros en ser ubicado en Trinidad, en una intrincada zona montañosa al centro del país llamada Sierra Reunión, donde muy cerca operaban bandas contrarrevolucionarias.

El campesino Virgilio Madrigal le ofreció dos locales en un aserradero. A uno lo utilizó como dormitorio, y en el otro, instaló un aula donde alfabetizaba a 44 niños.

Ese día “El maestro” regresaba de sus vacaciones, con una jaba llena de pelotas, guantes, bates y pistolas para regalarlas a los niños por el fin de año, pues quería preparar el aula para que sus alumnos amanecieran el Día de Reyes (6 de enero) con sus regalos en sus pupitres, y las únicas armas que portaba eran sus pertenencias personales, un libro de Anatomía, uno de Matemática y uno de Composición.

Pero fue sorprendido por integrantes de la principal banda de alzados del Escambray, los que cumplían instrucciones estrictas de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos de acabar con todo lo bueno que había traído el triunfo revolucionario.

Fue golpeado y atado de manos en la espalda, y lo trasladaron a un campamento donde lo introdujeron en una jaula forrada con una malla de alambre, en la cual estaba, también, el campesino Eleodoro Rodríguez Linares.

Lo incitaron varias veces a traicionar sus ideas, pero el joven respondió, que él era maestro y no abandonaría a sus niños cuando más lo necesitaban.

Esa fue la respuesta más irritante para aquel bandido que nada entendía de sensibilidad, ni de valores, quien escribió una nota cargada de odio, anunciando la muerte espantosa que le daría al joven.

Y así fue, pues lo torturaron, le arrojaron piedras, lo espolearon con cuchillos y bayonetas. Cuando lo vieron en estado deplorable, le cortaron los genitales y lo ahorcaron. Solo tenía 18 años.

Esta pérdida ocurrió el 5 de enero de 1961, una fecha inolvidable para nuestra Patria, porque fue un acto de cobardía, de injusticia, considerada la primera víctima del terrorismo contra el magisterio en Cuba.

Meses después, Cuba fue declarada Territorio Libre de Analfabetismo y el nombre del maestro Conrado Benítez perpetúa e ilumina a muchos que siguen el camino del magisterio.

brigada alafabetizacionJóvenes cubanos de las brigadas de alfabetización "Conrado Benítez"

Su desaparición física se convirtió en un icono, y lejos de amedrentar a la juventud cubana, provocó una masiva incorporación a la Campaña de Alfabetización, con la brigada que llevaba su nombre con orgullo.