No concibo al Caimán antillano sin la presencia del Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque, y aunque hace una década, este miércoles, que no está físicamente entre nosotros, su sonrisa siempre optimista, su lealtad sin límites a Fidel y a Raúl nos traen al presente al entrañable combatiente.
Negro, pobre y muy humilde, supo desde bien temprano de que lado estaba el deber. No lo dudó ni un instante y su nombre engruesó la nómina de jóvenes que como él, y aún a costa de sus vidas, prefirieron no dejar morir al Apóstol en el año que cumplía su centenario.
Fue al Moncada, guardó prisión por casi dos años en el presidio que de modelo no tenía nada, Tras la amnistía, se le vio en el clandestinaje. Pronto, en el exilio, cerró filas con Fidel y sus seguidores.
Desembarcó del Granma con el resto de la tropa, en un punto de la costa oriental, y cuando en desigual enfrentamiento con el ejército batistiano, alguien conminó a los revolucionarios a rendirse, la voz viril de Almeida restalló en el fragor de la lid: ¡Aquí no se rinde nadie, cojones!, para que supieran que la lucha sería a muerte.
• Lea aquí Fragmentos del libro ¡Atención! ¡Recuento!, donde Almeida Bosque relata acontecimientos de la sorpresa de Alegría de Pío, el 5 de diciembre de 1956
Ya Comandante, forjado en el fragor de los combates, funda el III Frente Oriental Dr. Mario Muñoz Monrroy. Cumple cabalmente cada una de las misiones encomendadas por el alto mando del Ejército Rebelde.
La triunfante Revolución conoce del ímpetu, el valor y la inteligencia del Comandante Almeida. Fidel nos lo retrata así: “Fui privilegiado testigo de su conducta ejemplar durante más de medio siglo de resistencia heroica y victoriosa en la lucha contra bandidos, en el contra golpe de Girón, en la Crisis de Octubre, las misiones internacionalistas y en la resistencia al bloqueo imperialista.”
Para la historia queda no solo ese legado de constante batallar, pues de donde no había tiempo, por las múltiples responsabilidades a él asignadas, supo restarle horas al descanso. Si no, cómo pudo plasmar sus recuerdos y experiencias en una decena de libros, los que, en el decir de Fidel, “…son fuente de lectura amena y de hechos heroicos”.
Y, por si fuera poco, la composición de más de 300 canciones. ¿Cuántos cubanos y cubanas no han tarareado alguna que otra vez la melodía o la letra de La Lupe? Supo, de igual forma, conducir la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana, iniciativa del Comandante en Jefe Fidel y materializada por él el 5 de diciembre de 1993.
El Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque falleció el 11 de septiembre del 2009. Físicamente ya no está entre nosotros. Pero sus enseñanzas y su intransigencia, están vivas. Porque cada vez que el águila rapaz trata de socavar el prestigio y la salud de este proceso revolucionario, lo siento viril, en cada cubano y cubana buenos, cuando a viva voz le respondemos al imperialismo yanki que ¡Aquí no se rinde nadie, cojones!