Comandante Juan Almeida, con amor bien sentido

 almeida Cuba homenajeará nuevamente este 11 de septiembre al Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque, en el aniversario 14 de su fallecimiento, evocando la fuerza de su ejemplo valiente y bien plantado, el de hombre de pueblo unido desde muy joven a la causa libertaria, con fidelidad legendaria.

Pero habrá más, porque este cubano tuvo una vida fecunda, interrumpida por una enfermedad a edad octogenaria —había nacido el 17 de febrero de 1927—, en la que tuvo tiempo de ser un sobresaliente combatiente con las armas en la mano, político, militar, padre y abuelo, compositor de hermosas canciones y autor de libros testimoniales que enriquecen la historia de Cuba.

Fueron admirables su naturalidad y la expresión de su semblante noble y bondadoso, dándole un carisma que también le hacía ganar muchos corazones.

Por eso afloran los sentimientos más genuinos, y no la sensiblería, cuando personas como los hijos de Santiago de Cuba lo evocan en la ciudad heroica donde trabajó durante años en la década de los 70, en cumplimiento de la importante misión encomendada por el Partido y cuando toda Cuba valora íntegramente su obra incontestable.

Estuvo entre los asaltantes al cuartel Moncada el 26 de Julio de 1953 y siguió al líder de la audaz acción, Fidel Castro, como prisionero político y compañero ardiente de causa en la cárcel llamada Presidio Modelo, en la entonces Isla de Pinos.

Del antro carcelario del régimen batistiano salió con sus convicciones revolucionarias robustecidas, junto a otros compañeros liberados, en el momento en que la presión popular y la propia movilización inspirada por el Comandante en Jefe de la Revolución desde la prisión, obligaron al criminal presidente usurpador a hacer una amnistía en mayo de 1955.

Después de la salida participa en la fundación del Movimiento Revolucionario 26 de Julio y, como en sus compañeros de brega, madura su conciencia de que el tirano recrudecería la persecución y saña contra los patriotas.

Deciden entonces partir al exilio, a México, y entre los continuadores dispuestos a seguir luchando con las armas en la mano, pues se negaban las posibilidades a otras vías, no podía faltar el humilde albañil habanero.

La tierra mexicana sirvió de base clandestina para la preparación de la expedición liberadora del yate Granma, en la cual Almeida formó parte como uno de los tres jefes de pelotones de aquel grupo que incluía a Juan Manuel Márquez (segundo al mando), y a Ernesto Che Guevara, Camilo Cienfuegos y Raúl Castro.

 juan almeida Juan Almeida mostró siempre una actuación de vanguardia desde los primeros momentos que marcaron el nacimiento del Ejército Rebelde.

Su contundente exclamación: “¡Aquí no se rinde nadie!”, expresada en el adverso e inicial combate de Alegría de Pío, el 5 de diciembre de 1956, definió su valentía y persistencia aún en los momentos más críticos. Y Cuba la grabó en su memoria.

Casi masacrados en aquel paraje, tomados por sorpresa debido a una delación, el llamado de Almeida sigue teniendo hoy una vigencia incuestionable, aplicado en los momentos históricos que se viven, con un bloqueo económico, comercial y financiero recrudecido, y una guerra de cuarta generación, política y mediática, desplegada con todos los medios, contra el pueblo cubano.

Retornando a la historia, después de haber recibido dos heridas en el combate de El Uvero, uno de los primeros, siguió mostrando cada vez más su pericia militar, ganada palmo a palmo, hasta ser el Comandante guerrillero que tuvo el honor de fundar el Tercer Frente Oriental, en los predios cercanos a la heroica Santiago de Cuba.

almeida Al triunfar la Revolución, el 1ro. de enero del 59, avanzó, junto a Camilo y al Che, hacia La Habana con sus fuerzas para consolidar la victoria rebelde que el enemigo ya intentaba impedir, bajo instrucciones del imperio, y desde allí esperó la llegada triunfal de Fidel Castro con el grueso del ejército popular, en la Caravana de la Libertad.

Jamás se le vio rezagado, aunque era sencillo y modesto como pocos. Continuó cumpliendo misiones y superándose en el terreno militar y cultural, siempre con un pie en el estribo, como los viejos mambises, para seguir librando todas las batallas que impuso la construcción del socialismo cubano.

Integró el Comité Central y el Buró Político del Partido desde su fundación en 1965, y fue ratificado en todos sus Congresos. Además, se desempeñó como diputado a la Asamblea Nacional y vicepresidente del Consejo de Estado, a partir de la primera legislatura del Parlamento.

La vida lo premió al dotarlo de una cualidad que le facilitaba la composición de bellas melodías y textos de canciones. Era una suerte de poeta o juglar popular, cuya sensibilidad sabía captar y expresar sentimientos y esencias para expresarlas de manera sintética y directa, sin vulgaridad.

Resultó ser compositor de una música muy inspirada, bella, melódica y armoniosa, que siempre transmitía las claves de su admirable carácter, su alegría y todas las virtudes que le brotaban, con una calidad que nadie duda.

Más de 300 canciones y una docena de obras literarias nos legó este Héroe de la República de Cuba, condecorado, además, con la Orden Máximo Gómez de primer grado.

Juan Almeida Bosque fue el segundo vástago de un humilde matrimonio habanero que supo educar con valores y patriotismo a una prole de 12 niños, a los cuales el futuro Comandante del Ejército Rebelde ayudó a sostener desde bien temprano, pues el sentido de la responsabilidad y el amor por la familia fueron notorios en él toda su vida.

Lo caracterizaron ideas cívicas y una actuación rebelde ante las injusticias, aunque siendo muy joven nadie, a primera vista, podría imaginar el temple y coraje de león que lo habitaba, algo que su trayectoria supo probar con creces.

Cuando se produjo el golpe de Estado perpetrado por el usurpador Fulgencio Batista, en 1952, inmediatamente se alistó junto a quienes denunciaron el acto vil y se dispusieron a combatir al que bien pronto sacó sus garras de cruel dictador.

Con el oficio de albañil, y sin nivel escolar alto, se acercó, sin embargo, al movimiento revolucionario que encabezaba el joven abogado Fidel Castro y a las acciones de la llamada Generación del Centenario, empeñada en honrar la memoria del Héroe Nacional Cubano José Martí, en el año del centenario de su natalicio.