Que los innovadores y racionalizadores hayan escogido el 7 de octubre para conmemorar su día no es casual, es precisamente la presencia y la obra del Comandante Ernesto Che Guevara, en el nacimiento y primeros pasos de este movimiento, lo que ocasiona que cada año, en vísperas del aniversario de su caída, se le rinda tributo, por los hombres y mujeres que ponen toda su inteligencia y pasión para hacer avanzar el país, aun en las circunstancias más difíciles.
Después del triunfo de la Revolución en 1959, cuando los trabajadores garantizaron la vitalidad de la economía ante el éxodo de técnicos y la escasez de piezas de repuesto, debido a las acciones del gobierno de Estados Unidos para ahogar al naciente proceso revolucionario, nació la Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores (Anir).
En su gestación y desarrollo desempeñaron un rol decisivo las ideas del Capitán de la Clase Obrera, Lázaro Peña González (1911-1974), y del Comandante Ernesto Che Guevara (1928-1967), quien fuera proclamado Presidente de Honor en la Conferencia Constitutiva el 8 de octubre de 1976, donde se cumplió un acuerdo del Xlll Congreso de la Central de Trabajadores de Cuba, efectuado en La Habana en 1973.
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Es la Anir una organización que posibilita promover y orientar la iniciativa creadora hacia la búsqueda de soluciones a importantes problemas económicos, sociales y para la defensa del país.
Pero, ¿qué es innovación? Según la enciclopedia cubana Ecured, es el cambio que introduce novedades, y que se refiere a modificar elementos ya existentes con el fin de mejorarlos o renovarlos. En el uso coloquial y general, el concepto se utiliza de manera específica en el sentido de nuevas propuestas, nuevos inventos y sus implementaciones económico-sociales.
Organizados en cada sindicato, los innovadores trabajan para desarrollar al máximo su iniciativa, de manera tal que favorezca el desarrollo de innovaciones y soluciones en función del ahorro de recursos, la fabricación de equipos, maquinarias y piezas de repuesto y el mantenimiento de las tecnologías existentes; de tal forma que permitan el aumento de la producción, la sustitución de importaciones y mejores prácticas productivas tanto en el país como en la provincia.
En las manos de los nuestros radica la oportunidad de que una empresa no detenga sus producciones, demandando siempre de la inteligencia, la consagración, el compromiso y la respuesta de estos trabajadores.
Alejandro GarcíaGracias a la labor de los innovadores y racionalizadores de la Empresa de Cepillos y Artículos Plásticos Juan Antonio Márquez (Cepil) se logra incrementar las producciones con diferentes materias primas recicladas
Coincido entonces con la colega Sayli Sosa cuando en su trabajo Innovar y alejarse del agua tibia insiste en hacer de la innovación un pilar en el diseño socioeconómico cubano, a todos los niveles y en todas las ramas del conocimiento, lo que implica no conformarnos con sobrevivir y resistir, sino plantearnos en serio crecer, con una prosperidad sostenible y duradera, de base científica y alejada del voluntarismo. La innovación vista no solo desde el academicismo, sino como fundamento o filosofía de vida.
“Innovar pasa por ‘aterrizar' la producción científico-técnica a los problemas concretos que deben ser dirimidos en el día a día (producir alimentos, humanizar y optimizar el trabajo, enfoque de economía verde y circular); innovar es construir colectivamente el conocimiento que lleve a mejores resultados (aun cuando suponga entrar en contradicción con indicaciones ‘de arriba'); innovar es echar por tierra el viejo axioma que reza ‘si no está roto no lo arregles', porque hay ‘cosas’ que, sin estar rotas, no funcionan bien. De hecho, desde principios de los 90, expertos en la llamada Psicología del Cambio están diciendo justo lo contrario: si no está roto, rómpelo… y haz algo mucho mejor”.
Todo esto en medio del recrudecimiento del bloqueo estadounidense que afecta el procesamiento de materias primas, al imponer limitaciones para la entrada de productos y la ejecución de inversiones, lo que conlleva a demoras en los procesos de sustitución y reposición en la economía nacional, contexto en el que juegan un papel fundamental el ingenio y la creatividad de nuestros innovadores.
El pasado año, el presidente de la Cámara de Comercio en Cuba, Antonio Luis Carricarte, afirmó que “en esta etapa de resistencia que ha tenido el pueblo y la nación, resulta imprescindible dar una ofensiva que nos permita lograr niveles de crecimiento, expresión de la pujanza de la economía cubana aun en las situaciones complejas que ella transita. Ver con sentido práctico qué más podemos hacer para aprovechar las medidas que se han tomado de facilitación de la economía, la inclusión de los nuevos actores como un motor impulsor para el desarrollo territorial, su crecimiento y desarrollo”.
En circunstancias marcadas por restricciones para la modernización tecnológica y la adquisición de piezas de repuesto, resulta fundamental para lograr esa ofensiva el sentido de pertenencia, el ingenio y la dedicación en la búsqueda, fabricación y recuperación de importantes piezas de los aniristas cubanos.
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El investigador Jorge Núñez Jover, explica que “la innovación es clave para el desarrollo de la economía local, base de la vida de los territorios y cimiento de la economía nacional”.
Señala además que el sistema cubano de innovación es altamente concentrado: el 69 por ciento de las entidades de Ciencia, Tecnología e Innovación radican en La Habana; el 71 por ciento de los premios nacionales a la innovación tecnológica entre el 2017 y 2021 correspondieron a la capital; y que el 82 por ciento de los equipos que conducen programas nacionales de ciencia, tecnología e innovación para el 2021-2030 son de La Habana.
Alejandro La innovación y racionalización de productos, piezas y accesorios, permite avanzar en la empresa avileña de Materias Primas
“El punto de partida de la innovación es esa singularidad: la vocación productiva, la tradición cultural, la historia que está detrás de cualquiera de nuestros territorios, aquí está el punto de partida para encarar la innovación”, agrega.
“Entonces habrá que derribar paredes entre sectores y organizaciones, abolir prohibiciones, crear incentivos, y adoptar nuevas regulaciones, políticas públicas que faciliten procesos”.
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