Seguros que sostienen la cosecha

En un año agrícola marcado por tensiones productivas, variabilidad climática y crecientes demandas del sector, la Empresa de Seguros Nacionales (ESEN) en Ciego de Ávila vuelve a colocarse como uno de los pilares silenciosos que mantienen en pie a la agricultura de la provincia.

Con más de cuatro décadas de experiencia en el mercado asegurador cubano, esta entidad financiera no bancaria, creada en 1978 y fortalecida en 2004 con un nuevo objeto social, avanza en noviembre con resultados que confirman el impacto real de sus pólizas en la protección del patrimonio productivo.

Al cierre del tercer trimestre, las operaciones de la entidad mostraban un desempeño favorable: sus ingresos primos totales superaron lo planificado y reflejaron un crecimiento notable, gracias a la amplia red de agentes que opera en bancos, cooperativas y estructuras municipales, encargados de comercializar seguros agrícolas, de bienes y de vida.

Ese comportamiento se sostiene hoy en medio de la campaña de frío 2025-2026, una etapa donde se aseguran cultivos estratégicos como frijol, tomate, papa, y donde las indemnizaciones previstas para noviembre rondan los 50 millones de pesos al sector campesino y cooperativo.

De igual forma, la empresa estima recaudar alrededor de 70 millones, cifra coherente con el crecimiento natural del mercado y la incorporación de nuevos riesgos y clientes.

La importancia de los seguros agropecuarios en Ciego de Ávila se comprende mejor al observar su misión: resarcir financieramente a los productores cuando enfrentan pérdidas por huracanes, sequías, incendios, plagas, enfermedades u otros eventos inesperados.

El mecanismo es sencillo: el cliente paga una prima, que rara vez supera el 13 por ciento y, a cambio, puede recibir hasta el 90 % del valor asegurado en caso de siniestro. Gracias a esta cobertura, cultivos esenciales como la caña, el tabaco, y el plátano mantienen estabilidad incluso en temporadas adversas.

En el caso del tabaco, por ejemplo, la protección abarca todo el ciclo: desde la planta en el campo hasta su secado en las casas de cura, pasando por las coberturas de instalaciones, herramientas y hasta seguros de vida para quienes intervienen en el proceso productivo.

A pesar del crecimiento de los ingresos y de las pólizas contratadas, la provincia ha logrado sostener una siniestralidad favorable. Baraguá, por ejemplo, es el municipio más eficiente, con un costo por peso mínimo en el seguro agrícola. Además, Ciego de Ávila no ha enfrentado en lo que va de año eventos meteorológicos de gran impacto, más allá de la sequía, lo cual ha contenido la cantidad de reclamaciones.

Actualmente, existen más de 60 expedientes listos para pago, todos dentro de los términos establecidos una vez que el asegurado entrega las pruebas requeridas por Sanidad Vegetal, Veterinaria, Meteorología o Recursos Hidráulicos, según la naturaleza del daño.

Aramis López, subdirector de la entidad avileña, asegura que la empresa está al día con los clientes y que el 98 % de las indemnizaciones se realizan mediante los bancos, que actúan como facilitadores entre el productor y la aseguradora.

A tono con las políticas agrícolas del país y con el programa de soberanía alimentaria, la ESEN ha incorporado pólizas inéditas en la provincia, como las que aseguran cultivos de ajonjolí y girasol, recientemente contratadas en Florencia y Ciego de Ávila.

También ofrece seguros para la agricultura urbana y suburbana, así como pólizas bajo condiciones excepcionales para productores sin paquete tecnológico, opción que permite no dejar desprotegido a ningún campesino.

Asimismo, la entidad trabaja con 48 líneas diferentes de seguros agrícolas, que abarcan granos, tubérculos, hortalizas, frutales, animales y estructuras productivas, en estrecha coordinación con los programas de desarrollo agrícola del país.

En noviembre, cuando avanzan las siembras de la campaña de frío y los productores ajustan cada recurso para garantizar la cosecha, las pólizas de ESEN representan algo más que un trámite financiero: son una garantía de continuidad productiva y un escudo ante lo imprevisible.

Para una provincia donde el campo constituye un eje económico y social, estos seguros no solo compensan pérdidas; también fortalecen la confianza del productor, contribuyen a la estabilidad de los programas nacionales y permiten que la agricultura avileña no se detenga ante los riesgos.

Según directivos de la propia entidad, se trata del ABC del seguro: proteger, acompañar y respaldar al productor, incluso en los momentos de mayor incertidumbre. Y en Ciego de Ávila, esa ecuación se cumple.