Presidida por Rafael Santiesteban Pozo, presidente de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP), la Asamblea de Balance en la Cooperativa de Producción Agropecuaria (CPA) Revolución de Octubre intentó cambiar el curso de los acontecimientos
Nueve veces se ha caído la máquina 1, y nueve veces la han levantado tornillo a tornillo, en un remiendo que intenta, 18 años después, seguirle sacando rendimientos a su pivote central. Y eso, a pesar de que los hierros se oxidaron porque alguna vez también cernía fertilizantes sobre las papas, los frijoles, los plátanos… o cualquier cultivo de las 300 hectáreas (ha) que en la Revolución de Octubre —dicen los informes—están bajo riego.
Pero la realidad dice que unas veces sí son 300 y otras muchas, no. Que la máquina 2 todavía está en el piso porque un tornado la revolcó, y que el riego, obviamente, obedece a la electricidad y la electricidad al combustible, que este año se ha comportado allí al 62 por ciento de lo planificado.
Raisel Bauta Tamayo, jefe de producción de la Revolución de Octubre, cree que todavía pueden cambiar el estado de cosas
Con tristeza, y sin resignación, lo contaba Raisel Bauta Tamayo, el jefe de producción de la Revolución de Octubre, durante un receso en su asamblea de balance, donde minutos antes había retratado la realidad de su CPA y había advertido “que las inversiones en la Agricultura no pueden seguir viéndose como un gasto”.
En ese mismo receso, Juan Luis Hernández Machado, jefe de maquinaria, lo respaldaba en datos: “pasarle grada a una hectárea cuesta 272.00 pesos; roturarla, 528.00. Ah, y es dándoles el petróleo”, aclaraba Juan Luis, quien aún así debía sentirse dichoso por los cinco años de alquileres, entre la maquinaria de la Empresa Agropecuaria de Chambas y la de Ruta Invasora. De lo contrario, hubiesen podido hacer muy poco con unos tractores que duplican el envejecimiento de sus sistemas de riego.
La realidad los golpea, no obstante. Mientras unos obtienen ingresos por prestarles servicios, ellos pagan un alto precio por poner a producir sus suelos. Lo sostenía la económica al afirmar que el costo por peso en esa CPA está en 0.98 centavos. ¿Qué valor tendrían entonces el esfuerzo y tiempo empleados? ¿En esas condiciones, ganar dos centavos podría asumirse como ganancia?
“Ni ganamos ni perdemos”, confiesa Damaris Danger Montero, con los antecedentes en su memoria, pues desde el 2013 es la económica de la CPA, pero “tanto el año pasado como este han sido críticos”. El cierre del informe de balance (con fecha de octubre) no la deja mentir. Solo acumulaban unos 155 000 pesos de utilidades.
Por tal razón, el anticipo venía siendo, literalmente, un anticipo: los más de 100 cooperativistas apenas promedian unos 2491.00 pesos cada mes. El presidente de la ANAP, Rafael Santiesteban Pozo, admitía que era un valor “muy bajo para las potencialidades que tenía la Revolución de Octubre, que podría, además, enfocarse en el autoconsumo de sus cooperativistas. Toda la producción que se le garantice a los trabajadores es ganancia para ellos y parte del estímulo que hoy no tienen”.
Ricardo Varona Pestana, director de la Empresa Agropecuaria La Cuba, a la que está asociada la CPA, basaba su intervención en ese sentido; invitándolos a solicitar tierras en usufructo. Parcelas de La Cuba que hoy están bajo máquinas de riego y que podrían representarles mejores dividendos. Igual llamado sostuvo con la venta de productos al Turismo o a mercados de la capital. “Y no fungimos como intermediarios, ni retenemos ningún porciento. Nosotros ponemos los carros, el petróleo y enviamos nuestros alimentos, y ahí van los de ustedes. Se trata de cooperar y de ofrecer facilidades, no de sumar trabas”, enfatizó.
Aunque no hubo aplausos después de esas palabras, el semblante de los guajiros cambió. En ellos confiaba el reelecto presidente de la junta directiva de esa CPA, Enrique Ávila Matamoros, cuando los incentivaba a transformar la realidad. Lo cree posible. Tienen a su cargo unas 1000 ha y tienen todavía a los hombres que llevan años cosechándola.
De alguna manera honraban su nombre e intentaban cambiar el curso de los acontecimientos. Otra revolución, dentro de la Revolución de Octubre, que comenzó este viernes de noviembre.