Aunque a paso lento, una minindustria, ubicada a tres kilómetros de la ciudad de Ciego de Ávila, se expande e inserta en el mercado internacional
La historia de Media Luna debió contarse antes, alejada de la pandemia de la COVID-19 que por estas fechas transversaliza la vida en Cuba y en el mundo. Debió contarse antes también, porque ya hace casi cuatro años que comenzó a gestarse y muy poco se sabe de ella.
Pero, aun cuando estas líneas debieron escribirse tiempo atrás, ahora hay cierto camino recorrido para hablar de sueños, contratiempos y, sobre todo, de un trabajo continuo que intenta crecer.
Media Luna es, grosso modo, un Proyecto de Iniciativa Municipal para el Desarrollo Local (IMDL), una minindustria ubicada a tres kilómetros de la ciudad de Ciego de Ávila que ha ido expandiéndose y ha logrado insertarse en el mercado internacional a través de las exportaciones que tanto demanda la dirección del país.
De la génesis a la producción
Los inicios fueron basados en cálculos, aspiraciones, pensamientos de futuro. Todo eso se tradujo en documentos formales, en documentos que fueron de un lado a otro, siguiendo los canales establecidos. Así rememora Fernando Javier Alban Torres, director de la entidad.
Entre los primeros pasos estuvo la revisión de la documentación con la Cooperativa de Créditos y Servicios (CSS) José Antonio Echeverría, a la cual está asociada, y con la empresa que la representa, la Integral Agropecuaria de Ciego de Ávila. Luego del visto bueno, pasó al Consejo de la Administración Municipal, que aprobó el proyecto en junio del 2016. De allí fue a instancias provinciales y se insertó en el plan de la economía del territorio de 2017.
Cerca de un año transitaron por el, casi nunca fácil, sendero de los trámites y papeleos hasta que, en algún momento del 2017, ya la construcción del local comenzaba a ser un hecho.
El punto cero antes de empezar a poner bloques fue el desbroce de marabú en una tierra cercada por la invasiva planta, donde no se sembraba nada desde hacía 20 años y que ha resultado ser muy fértil, según cuenta Alban Torres.
Pero en mayo de ese año algunas partes de la instalación estaban levantadas, cuando un tornado local destruyó lo construido. “Fue un momento crítico”, asegura.
Entonces recomenzaron, y ya para octubre del 2018 era otro el panorama. A partir de ahí tuvieron las primeras encomiendas, que no se centraron en el objeto principal de Media Luna, la elaboración de jugos, néctares y mermeladas.
Jugos de varias frutas comercializa Media Luna en tiendas avileñas de la corporación CIMEX
Alban explica que mientras se esperaba por el equipamiento que había sido contratado, era necesario mantener la planta y evitar su deterioro, además de capitalizar la inversión inicial. “Comenzamos a trabajar con la empresa, a hacer cortes de ajiaco (envases de nailon con diversas muestras de viandas, peladas y listas para cocinarse), para darle valor agregado a los productos sacados del campo y llevarlos al mercado; se hizo también mango en tajadas y encurtidos.”
La inversión del equipamiento contratado data del 2017. En estos inicios de mayo de 2020 llegó el 20 por ciento de la plataforma que restaba para completarla y, luego del montaje, podrán trabajar a la capacidad que aspiran.
Un tiempo bastante largo el de la espera, precisa el director, quien recibió respuestas por parte de la importadora sobre dificultades que demoraron la obtención de la maquinaria.
“Es una tecnología italiana que procesa una tonelada de producto por hora y tiene bajo consumo energético, algo que se tuvo en cuenta para la contratación.”
El montaje del equipamiento ha sido de a poco. Y, como se explicaba, aún no termina. No obstante, en estos momentos, Media Luna cuenta con sus productos estrellas: jugos, néctares y mermeladas. Aunque, Alban recalca que por debajo de lo que realmente quieren.
A partir de enero de este año comenzaron a probar, a través de la venta mayorista a empresas cubanas, la calidad de sus primeras producciones, luego de que se terminara de instalar una parte del equipamiento en diciembre de 2019.
“Primero no se podían hacer néctares y jugos de frutas porque no se disponía de la caldera; se hacía jugo de limón, vinagre, que podían realizarse por el nivel de acidez que contienen. Cuando llegó la caldera, que terminó de montarse el pasado marzo, arrancamos con los néctares y jugos.”
Planta adentro
El área productiva de Media Luna llama la atención, sobre todo, para alguien poco acostumbrado a ser testigo de un flujo de trabajo industrial. Allí reiteran que solo producen a pequeña escala, pero es siempre gustoso y llamativo ver el orden con el que las máquinas llevan y traen en una secuencia indetenible.
Hay en ese lugar poco tiempo para hablar o conceder una entrevista mínima, y mucho para dedicarse a lo suyo. Son dos turnos, en la mañana y en la tarde-noche, con siete trabajadores en cada uno.
“La mayoría somos jóvenes”, dice Ricardo Javier Saavedra Gómez, al frente de esta rutina productiva. “Sobre todo se han contratado vecinos de la comunidad de Plan Piña, donde estamos situados. Esto le ha dado mucha vida a la zona y oportunidades de tener una fuente de ingresos.”
Ricardo también asegura que el tan nombrado equipamiento, cuando funcione en su totalidad, dará mayor eficiencia y calidad. Alban lo reafirma: “Con eso tendremos nuestras propias pulpas y no habrá que salir a comprarla a otros sitios. Tiene, además, la ventaja de que en el procesamiento no se tritura la semilla y puede ser reaprovechada en la siembra.”
En Media Luna se han apartado las improvisaciones, y los números y cuentas se llevan a punta de lápiz para que las cuentas den, como deben. “Cuando se adquirió la línea se evaluaron los puntos vulnerables. Nos damos cuenta de que si se montaba todo en importaciones no se iban a tener buenos resultados. Había que lograr cosas con producciones que se hicieran en el país. Esta línea está destinada a trabajar con el doypack y bolsas asépticas, para el envasado; ambas se importan. Los pomos PET estaban fuera de las variantes, pero decidimos emplearlo como una alternativa.”
Por eso en la planta disponen también de una sopladora de pomos comprada en China. Se adquieren unas preformas en Villa Clara y con ese equipo se logran los pomos que son un sello de Media Luna, un diseño propio.
La sopladora de pomos permite una mayor efectividad en el proceso, que se encadenará como sistema cuando el equipamiento esté completo
“Con ella se obtienen aproximadamente 12 000 pomos en 24 horas. Esto no satisface la capacidad de la línea, por lo que está contratada otra sopladora que quizás podamos tener en julio o agosto.”
En el proceso que le sigue se hace el llenado (a más de 90 grados de temperatura, lo que garantiza su esterilización), el etiquetado y el foliado láser con el lote y la fecha de producción.
Lo que se hace en Media Luna está certificado por las normas cubanas de inocuidad de los alimentos. En función de velar por ellas y como todavía están prácticamente en fase de prueba, tienen un pequeño laboratorio en la planta donde realizan evaluaciones constantemente.
De eso se encarga Magelys Roca Carrazana, especialista de calidad. “En este momento solo se realizan determinaciones de Ph y sólidos solubles. Esto permite que cada producción terminada esté, en cuanto a estas especificaciones, acorde a lo que desea el mercado. Durante el proceso se va siguiendo cada preparación y hasta que no tenga la estandarización necesaria no se envasa. Le damos seguridad al producto y, por tanto, al cliente, de que se cumple con las regulaciones.”
En el laboratorio, Magelys verifica las producciones, con un apoyo importante de las verificaciones que se realizan en el Laboratorio Territorial del Centro Nacional de Inspección de la Calidad, ubicado en Camagüey
¿Hacia dónde va Media Luna?
Repito, esta historia debió escribirse fuera de la sombra de la COVID-19, que ha venido a trastocarlo todo. Por ejemplo, en la visita de Invasor no fue posible ver el proceso de preparación de la frutambomba sulfitada, una de las producciones que destinan a la exportación.
Sí, porque en la minindustria se salen de sus mismos esquemas y buscan variantes, con vistas a la exportación. Ese ha sido, varias veces, el llamado de la dirección de la nación, la revisión en cada empresa para ver qué se puede lanzar al mercado internacional.
Alejandro Gil Fernández, ministro de Economía, hacía referencia a este proyecto durante una intervención en el programa televisivo Mesa Redonda. Ponía como ejemplo que este año la meta para esta entidad es cumplir con más de dos millones de dólares (USD) como plan por concepto de exportaciones.
En medio de la incertidumbre que remueve al orbe por la pandemia, no se sabe si se podrá cumplir con el incremento del 3,7 por ciento que Gil Fernández pronosticaba a nivel nacional en el ámbito exportador. Pero en Media Luna se mantiene el firme propósito de no dejar solo en papeles la cifra asignada a ellos.
“Por eso era tan importante cumplir con el primer trimestre, asevera Alban. Con esto damos un impulso importante y ganamos la confianza de que podremos con la meta propuesta.”
Ilustra con algunos números. De un plan de ingresos para esa etapa de 299 727.60 USD se alcanzó un real de 306 155.53, concentrados en la venta de la frutambomba sulfitada y el carbón vegetal, la primera de ellas mediante Cítricos Caribe y la segunda a través de la Empresa Agroindustrial Victoria de Girón, de Matanzas.
Alban insiste: ninguno de estos productos son el “plato fuerte” de Media Luna, pero han encontrado otras vías para lograr la encomienda de la exportación, mientras la línea de jugos y néctares se completa y se encuentran mercados seguros.
Una pequeña parte de las áreas se dedica a la producción de carbón vegetal
“La frutabomba sulfitada cubeteada es una alternativa para el campesino, porque esta fruta no es tan atractiva en dulce o mermelada y llevarla a la industria es complejo, ya que se pela a mano y suelta un líquido que quema. Hoy se exporta fundamentalmente hacia Europa, donde se usa en el panetón, helado, caramelo, etc. Cuba ha vendido este producto en otros momentos, pero se hacía en formato de copa. Tratamos de agregarle valor y la llevamos hasta el cubeteado, de acuerdo al tamaño que demanden los clientes.”
En estos momentos no están en plena faena del proceso, debido a las medidas por la COVID-19, pues en el lugar de trabajo se reúnen varias personas. Sin embargo, los tanques donde se almacena esta frutabomba están en los alrededores de la planta, ya contratados con destino a exportar.
Otra de las directrices de trabajo que Alban Torres identifica como prioridad es el fomento de la agricultura. “Estamos dirigiéndonos al cultivo de maracuyá. Este es de ciclo corto y el precio a nivel internacional es superior con respecto al de otras frutas. Unas cinco hectáreas están en proceso, a partir de los contratos establecidos con 10 productores de la CCS para que lo entreguen a la industria y, a su vez, llegar a ellos con el resultado de las ventas como un incentivo importante.”
En las tierras donde está ubicada la minindustria también se aprovecha el fomento de frutales. Allí, además de apoyar con la siembra del maracuyá, hay una variedad de plantaciones que irán directo al procesamiento industrial: mango, mamey, guanábana, cereza.
La variedad de guayaba enana roja, de la finca directamente a la planta
La guayaba que tienen está dando ya su rendimiento y se muele directamente en la planta. El método que se emplea tiene buenos resultados, pues permite recoger en poco tiempo. “Solo le hace falta tener bastante agua, un riego constante para que se dé”, explica Joel Roque, jefe de producción.
Las barras de guayaba se incorporan a las líneas de exportación para este año
El esquema cerrado de financiamiento con el que cuentan permite que, mediante la exportación, se obtengan los ingresos pactados con el país y una parte se destine al mantenimiento del proyecto, precisa Yamilka Avilés Membribes, financista.
Por supuesto que la prioridad de la exportación no hace que se descuide la demanda interna. De hecho, algunos productos de Media Luna se pueden ver, en las últimas fechas, en los anaqueles de tiendas pertenecientes a la corporación CIMEX. No obstante, Alban alega que llegar a los mercados para la venta en moneda nacional es el principal objetivo.
La historia de este proyecto, la de sus comienzos y parte de su desarrollo es, en síntesis, lo que, a modo de deuda, se recoge en estas líneas. La historia de un lugar que debe su nombre al sitio donde nació Celia Sánchez, allá en Manzanillo; una figura que han tomado como inspiración porque siempre supo crecerse ante las dificultades, ante las barreras. Tal como han hecho, y pretenden seguir haciendo, en esta Media Luna avileña.
Esta es Media Luna, una iniciativa de Desarrollo Local en #CiegodeAvila con importantes resultados ya en la vida económica del país. @Invasorpress @AldenHernandezD @MEP_CUBA @AlejandroGilF @ciegodeavilagob @AilenWriter @YulietTeresa @rocdecubano pic.twitter.com/mmYSS7StSf
— Llópez (@PeriodistaAvil1) May 15, 2020